Gautier de Coincy – El Juglar de Notre Dame

Pensabas librarte? Creías que el blog se iba a saltar la norma? Que Fiouck iba a pisotear la tradición? Pues va a ser que no. Villancico for ever! Realmente no era mi intención, pero me hizo gracia la noticia de que Raphael un año más se agarraba al tema El Tamborilero para seguir existiendo, sacando una nueva versión a petición de TVE para las fiestas 2013. Como dice la web de la televisión pública –será pública pero a mi con esta programación me la tienen vetada de por vida-, el artista ha vuelto a grabar el villancico “con la Orquesta Sinfónica de Bratislava y con unos sensacionales arreglos de cuerda y viento”. Tiemblo.

Hay dos canciones en España que la gente cree firmemente se crearon aquí. Eloise, de Tino Casal –el original es de los hermanos Ryan-, y El Tamborilero, de Raphael. La génesis de esta canción, posiblemente la que más veces se interpreta cada año  en el mundo en esta época, es harto complicada. Démosle la palma a Katherine Kennicott Davis, música clásica yankee fallecida en 1980. En 1941, es decir veinticuatro años antes que Raphael, este señora que fue alumna de Nadia Boulanger –ilustrísima maestra del piano francesa del siglo XX, profesora de Piazzolla, Michel Legrand, Stravinsky, Philipp Glass, etc- compuso The Carol of The Drum con el famosísimo estribillo del tambor, aunque se terminó de popularizar catorce años más tarde, de la mano de los Trapp Family Singers, que grabaron la que es hoy la versión comúnmente aceptada como el original.

Qué cuenta la canción? La historia de un pobre niño de la calle, que sólo vive de las limosnas que le dan al cantar con su tambor, y que, al llegar la navidad, no tiene nada que ofrecerle al niño Jesús sino una corta interpretación con su tambor, todo ello después de pedir permiso a la Virgen María –por dios las historias que se inventan algunos-. Total, parece ser que el niño Jesús le sonrió al finalizar su actuación. Pero de dónde sacaba Katherine Davis este popopom paaaa? Ahí las opiniones no concuerdan. Hay quien dice que se inspiró en un villancico checo, otros sitúan el origen en una composición de Jules Massenet, de 1902, una ópera en tres actos libremente adaptada de un relato de Anatole France, el Juglar de Notre Dame, que cuenta más o menos esta misma historia, aunque en este caso se trataba de un malabarista –le puede dar las gracias Raphael a la yankee-. Y last but not least, parece ser que Anatole France también se inspiró en una viejísima leyenda del siglo XIII, escrita por un monje benedictino, Gautier de Coincy, en su obra Los Milagros de Nuestra Dama.

gautier de coincy

Para volver al Tamborilero, desde 1941 –o 1955, según-, ha habido decenas y decenas de versiones. Bing Crosby, Johnny Cash, Johhny Mathis, Marlene Dietrich, The Supremes, Nana Mouskouri, Anita Kerr, Joan Baez, Henry Mancini, The Crusaders, Stevie Wonder, Jimi Hendrix, The Jackson Five, David Bowie –en un dúo con Bing Crosby-, Emmylou Harris, Joan Jett, Boney M, … ¿sigo? Bob Seger, Grace Jones, New Kids on The Blocks, Kenny G, RuPaul, Alicia Keys, Chicago, Low, Ringo Star, Destiny’s Child, Boyz II Men, Gladys Knight, Sufjan Stevens, Bob Dylan, Mariah Carey, Pink Martini, The Black Eyed Peas, Justin Bieber, Bad Religion, Pantatonix

Impresionante verdad?

Hala. Te dejo con dos versiones, las únicas dos salvables. Primero la de Die Toten Hosen, banda punk alemana, muy trash como dios manda, muy divertida –el sonido no es muy allá por desgracia-. Y la de The Dandy Warhols, mas rock y escuchable. Muy divertida también. Feliz navidad, luego copita de cava –tú sabrás- y a misa.

 

 

Kate Bush – The Kick Inside

Tengo un problema con Kate Bush. Primero me recuerda cómo vuela el tiempo, ya han pasado treinta y cinco años desde su primer hit, Wuthering Heights, que me pilló a mi de adolescente. Segundo su voz fundamentalmente me horripila. Dicen que etérea, yo creo más bien que Kate Bush perpetua la tradición del voceo de las vendedoras de pescado. Para etérea, Elizabeth Frazer, de Cocteau Twins. Tercero, baila fatal, y eso que hizo ballet durante años. Las coreografías en sus vídeos, sobre todo los primeros, son asombrosamente ridículas. Pero, porque hay un pero, de hecho hay dos, no puedo negar que un par de sus canciones forman parte de mi juventud. Y su legendario desprecio hacia el mundo de las discográficas, mucho antes de los artistillas de ahora, dan ganas de quitarse el sombrero.

Y eso siguen haciendo un montón de músicos de hoy, que reconocen cuanta influencia ha tenido Kate Bush en su trayectoria musical: Tori Amos, Alison Goldfrapp, Björk, KT Tunstall, sólo por mencionar a algunas. Y es que Kate Bush siempre ha tenido las ideas muy claras sobre lo que quería hacer y cómo lo quería llevar a cabo. Educada en un ambiente cultural y musical, aprendió el piano, el violín y el órgano, todo para poder componer sus primeras canciones a una edad en la que normalmente las chicas urden planes para pillar a sus ídolos en la salida trasera de los hoteles, verificando cien veces el maquillaje y el escote. Con quince años ya tiene bastante material grabado. Un amigo de la familia, Ricky Hopper, se queda intrigado al tener una oportunidad de escucharlo y como en todas las bonitas historias de hada, resulta que es amigo de David Gilmour, guitarrista y cantante de Pink Floyd. Este se queda admirativo ante la calidad de las canciones y el talento de la niña. Organiza una sesión de grabación en un estudio para tener material de mejor calidad con tal de enseñarlo a su propia discográfica, EMI. Después de un primer rechazo de esta, el cantante vuelve al estudio con Kate Bush para grabar más temas con arreglos distintos y esta vez EMI acepta firmar un contrato.

The Kick Inside

En 1978, se publica el primer álbum de Kate Bush, The Kick Inside. Contiene canciones escritas años atrás, demostrando el grado de madurez de la cantante. Si la casa de discos apuesta por la canción James and The Cold Gun, no tiene más remedio que aceptar la decisión de Kate Bush de imponer Wuthering Heights, ante una determinación que pocos años culminará con la ruptura de la artista con cualquier discográfica. Y la historia le dio la razón a ella, Wuthering Heights, inspirada en la novela Cumbres Borrascosas de Emily Brontë, arrasó instantáneamente en UK y en buena parte del mundo. Kate Bush fue la primera mujer #1 de los charts británicos con una canción propia. Con este primer éxito, Kate Bush impuso un estilo del que nunca renegó, él de las canciones pop folk art rock romanticonas, usando y abusando de su voz de soprano alto.

El mismo año sigue un segundo disco, Lionheart, que la termina de consagrar. En 1979 se va de gira por Europa, ofreciendo un espectáculo completo, música y danza en una puesta en escena muy teatral. Pero a pesar del éxito de ventas -las entradas se vendieron como churros-, la gira es un fiasco económico, por el alto coste de cada representación. Fue esto determinante para que Kate Bush renunciara a volver a actuar en público –quitando en contadas ocasiones para fines caritativos-? Lleva más de treinta años diciendo que algún día se subirá de nuevo a los escenarios, pero es cada vez menos probable, “niña, ¡que se te pasa el arroz!”.

Luego romperá definitivamente con EMI, se construirá su propio estudio de grabación, sacará más #1 –Babooshka, Running up That Hill,– co-interpretará el máxi hit Don’t Give Up con su amigo Peter Gabriel, dejará la música durante más de doce año para dedicarse a su familia, volverá en 2005 con el disco Aerial y el muy bonito tema King of the Mountain, inspirado en dios Elvis Presley y Citizen Kane. El décimo y último álbum de estudio de Kate Bush se llama 50 Words for Snow, es de 2011 y me causa el mismo problema que los nueve anteriores.

 

 

Escucha algunos de los mejores temas de Kate Bush

 

Mikhael Paskalev – I Spy

Tiene un apellido de delantero del Spartak de Moscú, unos bigotes a lo Clarck Gable, un estilo pop descosido saludable, un slip limpio. Por lo menos eso parece, en su primer vídeo que ya suma millón y medio de visionados –hechos por una mayoría apabullante de chicas-, en el que reinterpreta a su manera la genial escena de la película Risky Business, con un Tom Cruise bailarín liberado durante un fin de semana de la presencia agobiante de sus padres. Con una única diferencia, en el vídeo de I Spy, Mikhael Paskalev no duda ni 20 segundos en destrozar su piso al son de una canción pop euforizante. La última buena sorpresa de 2013, si bien la canción es del año pasado.

Mikhael Paskalev no es ruso, sino noruego de origen búlgaro. Maridaje sorprendente entre el cachas alto y rubio de los habitantes de Sofía y la tez morena de los pequeños fornidos de Oslo. Escandinavia lleva una década inundando Europa con un montón de artistas de muchos estilos, con mucho talento y creatividad. Al frente de esta simpática invasión, podrían darle sin problema la bandera a Paskalev. Su propuesta musical es de lo más refrescante, y eso que en diciembre en Oslo, no te quiero ni contar. Dice que de pequeño escuchaba Art Garfunkel y John Lennon. Será para llegar a definir con exactitud la música que NO quería hacer. Y le está yendo muy bien, la alegría de sus temas es contagiosa, donde se produce consigue el lleno total tanto en asistentes como en aprobación con sonrisa de oreja a oreja.

Mikhael Paskalev What's Life Without Losers

Sacó primero la canción I Spy, con un vídeo viral que le aseguró una gran visibilidad nada más estrenarse, en Noruega, en 2012 –y que le valió el Premio al mejor artista novel en su país-. Realizado por André Chocron, el nuevo realizador de moda en Noruega –no, de franchute no tiene más que el patronímico-, el vídeo clip rodado en blanco y negro, con algunos efectivos visuales muy llamativos, es una gozada de pop energizante. Siguió pocos meses después el tema Jive Babe. Es menos ligero, más rock, el vídeo tiene un ambiente un poco raro, pero de nuevo arrasa en Noruega y en buena parte de Europa durante todo el año pasado. Al final sacó un álbum, What’s Life Without Losers –qué sería la vida sin los perdedores- en febrero de 2013, pero hasta España le cuesta llegar. Dicen que está preparando un segundo disco para abril 2014, seguro que le vemos desembarcar con su tropa explosiva en concierto por España.

Apunta su pop un pelín rústica, va a triunfar. De momento escucha I Spy, sube el volumen, luego zumito y a misa.

 

 

Escucha la pop euforizante de Mikhael Paskalev

Jagwar Ma – Howlin

Yastamos. Sé que algunos se alegran -y eso que no hablo de los más pequeños-. Lejos de mi decir que estas fiestas que vienen son un coñazo nefastas, a estas alturas del mes, ya nadie me va a prestar atención. Me conformo con contar los días hasta el siete de enero. Entiendo que cada cual le asocie los sentimientos que quiera, por obligación, por norma, por tradición, por gusto, porque tu empresa te ha dado vacaciones, porque te lo reclama el pequeño, porque lo pone el calendario. Pero cuando estás liberado de todo esto, dices, para qué c… esperar estas fechas para caer en la exaltación de la amistad y el amor y escuchar sonoros “Suegra, te quiero”, cuando podría ocurrir …. Vale, la suegra es un mal ejemplo. Mejor miremos a Jagwar Ma, aunque sea con varias copas de Freixenet oro. Noel Gallagher –los más pequeños dirán, WTF is this chicken, yo no me enfadaré porque no es nadie importante- lo bramó tan efusivo como siempre: “El porvenir de la Galaxia está en manos de Jagwar Ma”. Luego le dieron un soplamocos navideño y volvió a dormir la mona.

Jagwar Ma realmente no necesitaba a este padrino. Primero porque le puede pasar lo que a muchos deportistas jóvenes, que de repente ven como van arrastrando a un país entero deseoso de más victorias y hazañas y records y medallas e himnos, aunque no tengan ni idea del deporte en cuestión.  “Ah, no puede chutar la bola con el pie?”, “Coño, si la bola es de acero y pesa siete kilos”. Segundo porque, sinceramente, si yo fuera un artista novel, trataría de no cruzarme con Noel Gallager. Ah, también han tenido más padrinos, como Johnny Marr. No tengo nada contra este último, pero su largo contacto con Morrissey ya me hace dudar. Y Foals, que se les llevó de gira en su último Tour por UK. Foals sí que es digno, por mi que pueden apadrinar a quien quieran sin levantar la sospecha. Quienes son Jagwar Ma?

Jagwar Ma Howlin

Un personaje de la Guerra de las Galaxias con puré en la boca? No, son australianos –si a estas alturas piensas que es lo mismo es que has caído más bajo que yo-. Gabriel Winterfield, canto y guitarra, y Jono Ma, guitarra, teclado y programación, forman Jagwar Ma en 2011 en Sidney, después de pasar por múltiples bandas, de pop, de rock, de krautrock, de … cosas, vamos. La wiki del dúo tiene cierto tono entusiasta, se ve que la ha redactado un amigo –ellos?- y que se contiene para no ponerlos en el altar ya directamente, cosa que no le gusta a la wiki si el altar ya está lleno con tres generaciones de músicos con pedigrí y derecho vitalicio a acampar ahí.

En 2012 sacan un primer single, Come Save Me. Es música ochentera como la que se hacía en Manchester en los ochenta y que se llegó a conocer como Madchester. Happy Monday, Stone Roses, con algo de Chemical Brothers, en mucho más suave. Y sonidos Beach Boys. El grupo enciende pasiones, más que nada porque muchos de los periodistas/bloggeros de hoy crecieron con esta música, si me apuro, un pelín sin sabor si no lo controlas un poco. En junio de 2013 sacan su primer álbum, Howlin –aullando-. Es pop surf energizante bien hecha, muy australiana. Perfecta para estas fiestas, bailar, conducir, tomar copas, mirar chicas, cagarte en los muertos de algún ministro que se está luciendo con su ley del aborto –ya tendrá su post, en breve-. Sin embargo, Jagwar Ma, apuesto 5 dólares australianos que en 2014 ya no estarán por aquí.

 

 

Escucha algunos singles de howlin, de Jagwar Ma

 

Killing Joke – Night Time

Con veintidós años, Janis Joplin (ver post de ante ayer) estuvo un añito alejada de los excesos de una vida que casi la lleva una primera vez a la muerte. Después de ser literalmente mandada de vuelta a casa por sus amigos, pasó unos cuantos meses recuperándose con sus padres. Ays, mamas sólo hay una… Incluso contempló la posibilidad de casarse, tan pancha. Del casi futuro marido no se sabe nada. Las edades no coinciden, sin embargo todo apunta a Jaz Coleman, cantante de Killing Joke, el pendiente masculino de la Janis, por el atractivo. Buf, por dios qué feo era este tipo. En Halloween en los chinos cuelgan cientos de disfraces de Jaz Coleman. A su lado hasta Marty Feldman parece un metro sexual.

Además de cero agraciado, arrastra un carácter que, vamos, parece una chica –la ventaja de soltar estas cosas es que como mínimo la mitad de la audiencia de este blog asiente con la cabeza, en silencio, para que la parienta no pregunte por qué se está riendo-. Ya ya, lo sé, me estoy alejando. Jaz Coleman, decía yo, tiene mala leche. Y además no anda del todo fino. Después de sacar su quinto álbum, Night Time, el disco que les llevó a conocer bastante fama en 1985, declaró: “Estoy muy emocionado por la década de los 80, se trata de uno de los períodos más fascinantes de la historia, ya que habrá cambios profundos. Creo en un mundo futuro, no soy un nihilista. Cosas locas van a suceder, las mutaciones grandes surgirán. Y la naturaleza se convertirá en súper-naturaleza, donde sólo el 20% de la población mundial va a sobrevivir porque nadie está preparado, entonces habrá un nuevo mundo salvaje. Las imágenes de este mundo son los que se ven cuando escuchas a Killing Joke”. Sí Jaz, cosas locas han sucedido, pero no exactamente las que pensabas. Somos un 100% más que en 1985 y estamos súper preparados para convertir la naturaleza en un súper-cubo de la basura.

Las intenciones eran buenas. Se conocieron, él y Paul Ferguson en la cola del INEM inglés, en 78, en plena ola punk. Se unieron para montar un grupo de rock, Killing Joke, para recoger el testigo después de los Sex Pistols. Desde el principio lo pusieron claro, describieron la música que hacían como “the sound of the earth vomiting”, algo así como el sonido que la tierra haría vomitando. Con otros dos músicos, sacaron rápidamente un primer single, Turn To Red, en 1980, que les permitió llamar la atención de John Peel –este sí que era un jodido gurú atrevido, agudo, lúcido e intuitivo- y de Island Records, que les hizo firmar un contrato de distribución. Killing Joke, su primer álbum, proponía un universo musical saturado, con sonidos electrónicos, percusiones tribales, bajos sincopados y una tremenda guitarra. En los primeros conciertos, Jaz Coleman se subía al escenario con la cara pintada, aullando y anunciando a los que le querían escuchar –básicamente los que habían pagado, los demás pasarían- que el fin del mundo estaba a la vuelta de la esquina. Ays Jaz, que tomabas?

Killing Joke Night Time

Antes de serlo por su música, se hicieron famosos por el cartel de una gira por UK, muy al principio de los 80’s, en el que se veía al Papa bendecir al ejército nazi, logrando que algunas salas cancelasen actuaciones previstas. Luego siguió un periodo confuso, durante el que sacaron tres discos más, sin lograr despegar nunca. Se disolvió el grupo, se volvió a formar, desapareció Jaz Coleman una primera vez –digo una primera vez porque lo volvió a hacer en 2012, le terminaron encontrando en el Sahara donde se había refugiado para escribir y pensar, posiblemente sobre el fin del mundo-. Hasta que en 1984, se marchó el grupo a Berlin a grabar un nuevo disco, el quinto, de la mano de Chris Kimsey. Este último acababa de pasar varios años trabajando con los Rolling Stones, en tres discos seguidos, Emotional Rescue, Tattoo You y Undercover. Todo menos un mindundis. Y como buen productor avispado, hizo de Killing Joke los reyes del punk rock bailable durante algunos meses, con el álbum Night Time. Más comercial que los trabajos anteriores de la banda, no renunció a su rabia y su sonido tan particular. Del disco se sacaron tres singles, siendo los dos primeros una mera rampa de lanzamiento –sin desmerecer- para Love like Blood, uno de los enormes éxitos rock del año 1985 en toda Europa, por no decir de todos los 80’s. La recuerdo como si fuera ayer, buf lo que me gustaba esta canción. Sólo con escuchar los tres primeros segundos de guitarra y ya tengo otra vez veinte años. Por ahí. Eso es música. Rock’n’Roll. Jaz, guapo, gracias.

 

 

Escucha los tres singles del álbum Night Time, de Killing Joke

 

Melanie De Biasio – No Deal

Mélanie de Biasio no respira alegría. Cara angelical -de estos ángeles permanentemente a punto de caer-, mirada en el limbo. Desprende mucho pudor y reserva sobre su persona. Se expresa con su música, elegante mezcla de jazz con reminiscencias de trip hop versión Portishead, melancólica, lenta, suave. Fuego en la chimenea, copa de tinto en mano, luz tenue, lluvia al otro lado de la ventana, Mélanie de Biasio en los bafles. Uno de los cocteles recetados en la nueva propuesta de ley de suicidio asistido que entra a debate en Francia. Ya, claro que me paso, pero por si acaso, ve el vídeo oficial de la canción (clic) que te dejo abajo para su escucha, ya verás. También sabe sonreír Mélanie y cuando lo hace, se le ilumina la cara como a todas las mujeres que regalan estos momentos con parsimonia y te entran ganas de escuchar lo que tiene que decir.

Pero dice poco. Esta belga que se cree nació en Charleroi hace treinta y cinco años no cuenta mucho, argumentando que no importa su vida. Que si la quieres conocer, que escuches su música. Ya. Menos mal que tengo genes de Hercules Poirot. Allá vamos. Mélanie tiene sangre tramposa italiana, heredada de un abuelo emigrado al “Plat Pays”,  del añorado Jacques Brel. Con su hermana gemela, Catherine, estudia música clásica, concretamente la flauta travesera, aunque de adolescente también pasa por su época rockera, tendencia Nirvana y Jeff Buckley. Entra en el Conservatorio de Bruselas y sale a los pocos años con el primer premio y la más alta distinción, quitémonos el sombrero. Al salir se incorpora a una banda jazz que pronto sale de gira por salas underground rusos, donde pilla una infección pulmonar que la deja al borde de la muerte y sin voz durante un año. A base de esfuerzos, vuelve a cantar e interpretar, y en 2006 consigue el premio a la mejor artista novel en la ceremonia de los premios Django d’Or, algo así como los grammys belgas para el jazz. El año siguiente publica un primer albúm, A Stomach is Burning, del que vende 4.000 ejemplares, todo un logro para el mercado belga de este género. Llama la atención de mucha gente, le invitan a producirse en actuaciones improvisadas, hasta en la costa este americana, con los mismísimos Neville Brothers.

Mélanie de Biasio No Deal

Al volver, invierte varios años en la composición de su segundo disco, No Deal, que finalmente se publica este año. Se defiende de hacer jazz de las grandes voces americanas del siglo pasado, como su querida Nina Simone, sin embargo es lo primero que viene en mente. Sólo dura treinta y cuatro minutos. Es poco. Sus letras hablan esencialmente de amor, será que hay poco que decir sobre el asunto, según ella. O que la cantidad es enemiga de la intensidad. Más sensibilidad, menos virtuosidad. Música sombría y desconcertante, aunque hermosa y cautivadora. En el país vecino se está convirtiendo en toda una estrella. Como siempre, Francia acaparándose de las joyas belgas. Estos franchutes…

 

 

Escucha The Flow, del disco No Deal de Mélanie de Biasio

Brain Failure – Go On The Tv Show

God Save Xi Jinping. Beijing Calling. No future en La Ciudad Prohíbida. Too Chinese to fuck. Desde los acontecimientos de la Plaza de Tian’anmen en 1989, parte del underground chino va vistiendo Schott Perfecto negro, luciendo increíbles crestas –se empeñan en hacerlo siempre todo más grande- y eructando tacos y frases llamando a la anarquía en un inglés aproximativo. A raíz de las revueltas estudiantiles, emergieron bandas de todos los estilos, especialmente punk, pero veinte años más tarde, todavía les cuesta salir de su reclusión subterránea. Primero porque a las autoridades no les hace gracia que la juventud se identifique demasiado con Rotten Rollitos. Y segundo porque China no es un país rock’n’roll. Los chinos son principalmente comerciantes, no artistas.

1.300 millones de habitantes, pero apuesto un Plymouth + Fever Tree que no te sabes el nombre de ningún grupo rock chino. Y eso que el 99% de las camisetas que se llevan en los festivales musicales de aquí habrán sido fabricadas allí. En qué pensará la obrera textil al enfundar t’shirts de los Ramones, Arcade Fire o Metallica? En que tenemos marcas de coches muy raros? El chino de a pie no sabe nada de estos grupos, ni de rock en general. Las autoridades, como en todos los regímenes autoritarios, fomentan esta ignorancia, sabedora de que el rock podría traer preguntas, reivindicaciones y por qué no, revueltas. Prefiere que el pueblo se embriague con pop empalagosa, con artistas delgaduchas, sonrisa forzada y peluca rubia, cantando temas insufribles, mezclas de lo peor de la pop de aquí con lo peor de los sonidos de allí.

brain failure

Así que mucho mérito tienen estas bandas que arrostran las interdicciones oficiales, la poca sensibilidad de la población para estas músicas, y la falta de medios para promoverse y de salas para producirse. Esencialmente urbano, el rock chino sigue siendo confidencial y funcionando a escala reducida. Durante los años posteriores a los acontecimientos de Tian’anmen, conoció cierto auge, necesitando la juventud una corriente de aire fresco para olvidar lo vano que habían sido las revueltas. Pero a partir de 1994, volvió a su sitio, ignorado y sin apenas influencias en la vida diaria, ni en la de los adolescentes. Muchos de los artistas rock de principios de los 90 se pasaron al pop para poder subsistir. Te imaginas Joe Strummer haciendo de Mika? Para llorar…

Aún así, sí que encontramos grupos. No resulta fácil saber si siguen activos o no, pero y sólo para mencionar algunas bandas que han llegado a producirse en Europa, tenemos a Hell City, P.K. 14, Hedhehog, Gum Bleed, Point Blank, cada una con su estilo punk rock grunge indie metal de buena factura. También están los de Carsick Cars –los que más me gustan, pero no tenía material audio suficiente como para dedicarles el post de hoy, ya volverán- y Brain Failure.

Brain Failure nace en Pekín a finales de los 90’s, se inspiran en los Sex Pistols, The Clash y Rancid para reclamar anarquía en la República Popular de China. Son cuatro chalados atrevidos con cresta, letra crítica y reivindicativa, música energizante con buenos arreglos. Fueron los primeros en salir regularmente fuera del territorio chino, su segundo álbum Turn On The Distorsion fue publicado por un sello japonés, llegaron a tocar en festivales en Nueva York y Austin. En 2005, en paralelo a la publicación de su cuarto disco, American Dreamer, se lanzan en una amplia gira internacional, que les lleva a salir en numerosas publicaciones. Hoy son todo un referente en el underground chino, fuente de inspiración para algunos chavales que intentan lanzarse, aprendices de rebeldes, inadaptados en un país que pasa del rock, olímpicamente y cuidadosamente. Ya vendrá.

 

 

 

Escucha los mejores temas de Brain Failure, grupo punk chino