Lunes veintidós de diciembre, día N menos 2 -N por nefasto-. The Great Christmas Swindle, la gran farsa navideña, a la vuelta de la esquina. Como todos los años, no recuerdo en qué momento renuncié a renunciar, y me vestí torpemente con el traje ya muy gastado de ciudadano participativo del esfuerzo de guerra, buscando regalos para los que me soportan todo el año luciendo sonrisa enigmática como aquella mujer con marido amnésico en el spot TV para Golf hace muchos años.
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Gautier de Coincy – El Juglar de Notre Dame
Pensabas librarte? Creías que el blog se iba a saltar la norma? Que Fiouck iba a pisotear la tradición? Pues va a ser que no. Villancico for ever! Realmente no era mi intención, pero me hizo gracia la noticia de que Raphael un año más se agarraba al tema El Tamborilero para seguir existiendo, sacando una nueva versión a petición de TVE para las fiestas 2013. Como dice la web de la televisión pública –será pública pero a mi con esta programación me la tienen vetada de por vida-, el artista ha vuelto a grabar el villancico “con la Orquesta Sinfónica de Bratislava y con unos sensacionales arreglos de cuerda y viento”. Tiemblo.
Hay dos canciones en España que la gente cree firmemente se crearon aquí. Eloise, de Tino Casal –el original es de los hermanos Ryan-, y El Tamborilero, de Raphael. La génesis de esta canción, posiblemente la que más veces se interpreta cada año en el mundo en esta época, es harto complicada. Démosle la palma a Katherine Kennicott Davis, música clásica yankee fallecida en 1980. En 1941, es decir veinticuatro años antes que Raphael, este señora que fue alumna de Nadia Boulanger –ilustrísima maestra del piano francesa del siglo XX, profesora de Piazzolla, Michel Legrand, Stravinsky, Philipp Glass, etc- compuso The Carol of The Drum con el famosísimo estribillo del tambor, aunque se terminó de popularizar catorce años más tarde, de la mano de los Trapp Family Singers, que grabaron la que es hoy la versión comúnmente aceptada como el original.
Qué cuenta la canción? La historia de un pobre niño de la calle, que sólo vive de las limosnas que le dan al cantar con su tambor, y que, al llegar la navidad, no tiene nada que ofrecerle al niño Jesús sino una corta interpretación con su tambor, todo ello después de pedir permiso a la Virgen María –por dios las historias que se inventan algunos-. Total, parece ser que el niño Jesús le sonrió al finalizar su actuación. Pero de dónde sacaba Katherine Davis este popopom paaaa? Ahí las opiniones no concuerdan. Hay quien dice que se inspiró en un villancico checo, otros sitúan el origen en una composición de Jules Massenet, de 1902, una ópera en tres actos libremente adaptada de un relato de Anatole France, el Juglar de Notre Dame, que cuenta más o menos esta misma historia, aunque en este caso se trataba de un malabarista –le puede dar las gracias Raphael a la yankee-. Y last but not least, parece ser que Anatole France también se inspiró en una viejísima leyenda del siglo XIII, escrita por un monje benedictino, Gautier de Coincy, en su obra Los Milagros de Nuestra Dama.
Para volver al Tamborilero, desde 1941 –o 1955, según-, ha habido decenas y decenas de versiones. Bing Crosby, Johnny Cash, Johhny Mathis, Marlene Dietrich, The Supremes, Nana Mouskouri, Anita Kerr, Joan Baez, Henry Mancini, The Crusaders, Stevie Wonder, Jimi Hendrix, The Jackson Five, David Bowie –en un dúo con Bing Crosby-, Emmylou Harris, Joan Jett, Boney M, … ¿sigo? Bob Seger, Grace Jones, New Kids on The Blocks, Kenny G, RuPaul, Alicia Keys, Chicago, Low, Ringo Star, Destiny’s Child, Boyz II Men, Gladys Knight, Sufjan Stevens, Bob Dylan, Mariah Carey, Pink Martini, The Black Eyed Peas, Justin Bieber, Bad Religion, Pantatonix…
Impresionante verdad?
Hala. Te dejo con dos versiones, las únicas dos salvables. Primero la de Die Toten Hosen, banda punk alemana, muy trash como dios manda, muy divertida –el sonido no es muy allá por desgracia-. Y la de The Dandy Warhols, mas rock y escuchable. Muy divertida también. Feliz navidad, luego copita de cava –tú sabrás- y a misa.
The Flying Lizards – Money
Los últimos años de los 70’s son, para la música, un poco como el jurásico de la evolución animal. Durante la parte central del mesozoico –puedes comprobarlo, así se llama, ¡ja!-, la naturaleza se propuso crear sin límite millones de tipos de insectos, animales, aves y peces, de todos los tipos, dimensiones, colores, sabores y afinidades futbolísticas. Algunos se quedaron millones de años, otros duraron tan poco que apenas dejaron rastro. De 1975 a 1980, en la música popular, pasó lo mismo. Nacieron géneros y estilos, sub géneros y sub estilos para aburrir –más de uno llegó de verdad a aburrir-. Algunos perviven hasta hoy, otros desaparecieron con el paso de los años, y algún que otro ni siquiera se ve mencionado en el gran árbol de la música. Este es el caso de una banda llamada The Flying Lizards –los lagartos voladores-, con tres álbumes publicados de 79 a 84, si bien sólo cuenta un poco el primero.
En el origen de este grupo inclasificable, está David Cunningham, músico y productor inglés, chalado vanguardista. Reúne a otros músicos trastornados con perfil similar, especialistas en improvisación. David Toop, Steve Beresford –músico de formación clásica-, y más miembros de ambos géneros que entraban y salían. Incluso un pintor -de monas-, Michael Upton. Gracias a sus contactos en el mundo de la edición musical, Cunningham obtiene un mini contrato con Virgin para publicar dos singles. Así es como en 1979 publican dos 45rpm, en los que versionan Money (That’s what i want) y Summertime Blues. Versiones minimalistas y muy chaladas originales de dos éxitos de finales de los años 50’s. Money, interpretada por Barrett Strong fue el primer éxito del sello Tamla –posteriormente Motown-, y figura en el #288 de la lista de las 500 mejores canciones de todos los tiempos de Rolling Stones. Summertimes Blues, cantada por Eddie Cochran –rockero que iba para estrella total pero que desgraciadamente murió con tan sólo 21 años, en un accidente de taxi en Inglaterra-, figura también en esa misma lista de Rolling Stones, en el #73. The Flying Lizzards las versionan a su manera y curiosamente… gustan! Money incluso entra en los charts ingleses durante algunas semanas, hecho tan inesperado que Virgin se ve obligado a ampliar el contrato y les permite sacar un álbum entero. Que no funcionará, claro. Ni el segundo, ni el tercero. Hubo otro disco publicado en el 96, de dub, pero yo me quedé en los dos singles de 79. Sobre todo Money, que fue todo un hit en mi casa, tengo todavía el vinilo.
Lo curioso es saber lo que fue de esta gente. Deborah Evans Stickland vive de dar su voz para documentales y cunas publicitarias. Vivien Goldman –que no debe confundirse con Vivienne Westwood, estilista inglesa tarada que lleva décadas colgándose la medalla de creadora de la moda punk-, se convirtió en escritora y periodista, más conocida –es un decir- como The Punk Professor, con crónica musical en la BBC America. David Cunningham sigue produciendo músicos y compositores menos conocidos aún que él –eso me parece a mi-. David Toop, es ahora periodista y escritor especializado en músicas, y en cuanto a Steve Beresford, sigue experimentando con músicas e instrumentos. Lagartos low cost.
Venga, intenta reconocerlas.
Escucha The Flying Lizards, Money + Summertime Blues