Lee Hazlewood – The Very Special World of Lee Hazlewood

Hoy te voy a hacer un regalo. Con un poco de suerte cumples años, aunque realmente para regalar cualquier ocasión es buena. Así que tengo un regalo para ti. Una de las canciones más hermosas que he publicado en este blog. Que conste que en 357 posts y 2.399 temas subidos, canciones muy muy bonitas, ha habido unas cuantas. Pero la de hoy tiene un no sé qué especial. Además apuesto un Plymouth con Fever Tree en copa de sidra y poco hielo que no conoces a su autor e intérprete.

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Gershon Kingsley – Pop Corn

Es Pop Corn la canción más pesada y odiada de la historia de la música popular? O todo lo contrario, es Pop Corn el tema más vanguardista que se recuerde? Hoy, en nuestra serie “Fiouck y las preguntas esenciales de la vida”, abordemos el singular engendro Pop Corn, publicado en 1969, uno de los primeros éxitos de la música electrónica. Bueno, con permiso del tema Messe pour le Temps Présent, creado dos años antes por Pierre Henry.

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Charles Aznavour – La Bohème & Emmenez-moi

Charles Aznavour. Wow.

Nació de casualidad en París, ciudad en la que se encontraban sus padres, procedentes de Armenia, a la espera de un visado para los Estados Unidos. La verdad, mejor que naciera en Francia, no me hago a la idea de un Aznavour con chupa de cuero y tupé grasiento. Además no hubiera podido nunca manejar una Harley Electra Glide con lo chiquitín que era. Y The Bohemian, Take Me, qué feo suena, puah.

Dio sus primeros pasos en la céntrica calle Rue Monsieur Le Prince, donde antes que él vivieron ilustres personas de las letras y la música: Arthur Rimbaud (suspiro de las chicas), Frédéric Beigbeder (brillante escritor corrosivo francés), Blaise Pascal (matemático del siglo diecisiete, también físico, inventor, filósofo, teólogo, autor entre otras de la bella y famosa frase El corazón tiene razones que la razón no entiende), Auguste Comte (filósofo e inventor del positivismo y precursor de la sociología), Camille Saint Saens (pianista, organista y compositor del XIX, primer compositor en componer una obra específica para una película, en 1908), Richard Wright (periodista y escritor americano, a veces llamado el Dickens negro). En esta calle también se encuentra la taberna L’Escale, el más antiguo bar latino de París, donde venían a tomar copas Paco Ibañez, Violetta Parra, Tito Puente y muchos más artistas españoles y latinos.

Aznavour

Así que Aznavour nace en un entorno cultural cargadito. Sus padres, que finalmente decidieron quedarse en la capital gala, abren un pequeño restaurante con especialidades de su país, al que acuden multitud de artistas de Europa del Este. Es en este local que el pequeño Charles empieza a cantar en público, con tan sólo nueve años. Pasan los años, llega la segunda guerra mundial, la ocupación alemana y por fin la liberación en 1945. El año siguiente, se fija en él y su amigo pianista Pierre Roche, la mismísima Edith Piaf. Les contrata a ambos para acompañarla en su gira americana en 1947 y 1948. Al finalizar el tour, se quedan en Canadá durante un par de años, donde empiezan a hacerse famosos, en el Cabaret de Montreal Au Faisan Doré. Sin embargo la vuelta en Francia marca un periodo de grandes dudas casi existenciales para él. Llegó a escribir acerca de lo que considera sus problemas “…mi voz, mi estatura, mis gestos, mi falta de cultura y educación…”, handicaps según él que, años más tarde, se convertirán en rasgos envidiables de su inmensa personalidad y presencia.

En 1956 por fin le llega el reconocimiento. Primero en Casablanca, en una histórica actuación que le propulsa bajo los focos. Encadena recitales una primera vez en l’Olympia en París –el templo para la canción francesa-, luego una segunda vez y durante tres meses en la misma sala, hasta aquella noche de 1960, cuando canta por primera vez en el Alhambra –otra legendaria sala parisina que representa todo un reto para los cantantes por el tamaño del escenario, en el que sólo los más grandes triunfan-. Aquella noche, el doce de diciembre, Aznavour canta ante un público frío. Al final de su actuación, decide interpretar una última canción antes de tirar la toalla, el tema Je m’voyais déjà que acababa de escribir, y que cuenta la historia de un artista fracasado. Finaliza la representación, se retira detrás del telón, y después de unos segundos interminables de silencio, durante los que ya se ve abandonando su carrera, llega por fin una lluvia de aplausos, silbidos y bravos desde un público enloquecido. Vuelve emocionadísimo al escenario, ha triunfado en el Alhambra, es uno de los grandes, tiene 36 años.

Y hasta hoy. Los francófonos le deben algunas de las canciones más hermosas que se recuerden, Les Comédiens, Tu t’laisses aller, Il faut savoir, La Mamma, Et Pourtant, Hier Encore, Que c’est triste Venise, Désormais. En Francia y en los países en los que todavía se habla el francés, es más que un icono, es un trozo de nuestras vidas. Y no sólo para los francófonos. En 1998, en una encuesta realizada por la CNN y Timesonline, sale elegido como el performer del siglo XX, delante de dios Elvis y Bob Dylan, con el 18% de los votos. En 2006 actúa en Quebec ante 100.000 personas. Durante sus 70 años de carrera, ha compuesto más de mil canciones, cantado en seis idiomas, actuado en más de sesenta películas, y recibido todos los premios y condecoraciones con los que un artista puede soñar.

Charles Aznavour, autor e interprete de La Bohème y Emmenez-moi, canciones para la eternidad, mis dos favoritas de la chanson française. Emoción intacta. Ay por dios, qué bellas son.

Escucha La Bohème y Emmenez-moi, de Charles Aznavour

Ennio Morricone – Hasta Que Llegó Su Hora

–       I hope you come back some day

–       Some day…

Indudablemente el diálogo cinematográfico de mi niñez.

Claudia Cardinale  y Charles Bronson, en los últimos minutos de Hasta que llegó su hora (Once Upon a Time in the West, 1968). Pocos minutos antes, Jason Robards, a solas con ella, le avisa hasta dos veces, “no soy él que te conviene…y él tampoco”, y luego “entrará por esta puerta, cogerá sus cosas y dirá adiós”.  Y Bronson entra por la puerta -se acaba de vengar del hombre (Henry Fonda) que tiempo atrás mató a su hermano de la forma más cruel posible-. No parece ni feliz, ni aliviado, ni cansado. Ha cumplido con su promesa y ya no tiene nada que hacer en el pueblo. Y esto que la Cardinale, solo con la mirada, le pide a gritos que le haga un montón de cosas, ahí, en la misma mesa. Sonríe. Se derrite. Pero esto es cine, señoritas, así que le anuncia que se marcha, coge sus cosas, se dirige lentamente hacia la puerta, la abre, mira hacia fuera, ella, en un último intento de retenerle, le lanza “I hope you come back some day”, él se da la vuelta, le mira una última vez, largamente, ella lleva ya sin respirar un buen rato y… música, Ennio Morricone, el maestro de los maestros, orquestación sinfónica, voz femenina de ópera, un momento con una tensión increíble… él no dice adiós, como suponía Robards, tan sólo desaparece cruzando la puerta y soltando un enigmático Hasta Luego. Aaaaaaaaaaah, qué cabrón el Bronson. Un Hasta Luego que huele a futuras noches de sexo loco, pero yo era pequeñito y esto no lo intuí, sólo me quedé con la mirada desesperadamente muerta de amor de la Cardinale.

Wow. Lo que lloré. Toda la película. De pequeño quería ser Bronson, el héroe imperturbable. Algunos años más tarde, también me molaba la idea de ser Jason Robards, por el cachete que le da en el culo a la Cardinale al final.

ennio

Nada que decir. Una obra de arte. Un antes y un después. No se sabe si es una película de Sergio Leone con música de Ennio Morricone, o una composición de Ennio Morricone con imágenes de Sergio Leone. Si la película es grande, la banda sonora es sublime. El Director le pidió al Compositor que la interpretara directamente en el lugar del rodaje, para que los actores se impregnasen de ella. La película se nutre de la banda sonora, y viceversa. En la escena final, la fabulosa voz femenina es de una tal Edda Dell’Orso, habitual de las composiciones de su amigo Ennio. La llegada en la estación, la matanza de su futura familia, el hombre de la armónica, el duelo y el final. Ay por dios, es esto posible?

Revive la escena final aquí.

LCD Soundsystem – This Is Happening

En 1992, a James Murphy, con tan sólo 22 años, le ofrecen formar parte del equipo de guionistas de una serie tele todavía desconocida, Seinfeld. Rechaza la oferta, porque no cree en ella. Ays. Uyuyuyu. Desde entonces, algunos vecinos cuentan que, todas las noches, escuchan el típico ruido de una cabeza que se estampa contra la pared. Malas lenguas, a James Murphy le ha ido muy bien incluso sin ver su nombre en los créditos finales de la serie. Por ejemplo, yo nunca he visto Seinfeld, pero sí conozco a James Murphy.

Otro ejemplo. Ahora que se ha retirado de su aventura LCD Soundsystem, ha abierto una tienda de cosas frikis que él mismo diseña, está aprendiendo a bucear, ha inventado una espuma que se pega a la pared y que absorbe el ruido de los cabezazos nocturnos, se está formando como barman, estudia interpretación y está seriamente pensando en volver a formar LCD Soundsystem, porque reconozcámoslo, se está aburriendo lo que no está escrito.

La verdad es que ante la recepción por la crítica y las ventas de sus tres álbumes como LCD Soundsystem, se podía haber aprovechado más tiempo del chollo. Pero James Murphy es un puro, “hasta aquí he llegado” dijo una noche después de no medir bien la distancia con la pared.

Hala Fiouck en serio, James Murphy mola. Primero porque dirige su propio sello, DFA Records. Lo queramos o no, sostener un proyecto discográfico por los tiempos que corren, es merecedor de toda mi consideración. Anda que no lo sé yo muy bien. Segundo, porque en tan sólo ocho años ha sacado tres álbumes que, apuesto mi camiseta Fuck Apple –la camiseta original, del 2009-, dentro de muchos lustros se seguirán tocando en muchas pistas de baile un poco decentes.

Todo empieza en 2002. James Murphy saca un single, Losing My Edge, que da mucho que hablar. Él siempre ha dicho que buena parte de sus influencias las tiene en grupos trash/minimalistas como Can, Neu!, Liquid Liquid, Esg, Suicide, Niagara, y un largo etcétera de grupos y artistas de los 70/80 -si te fijas, tres de ellos ya han tenido su crítica en este blog- y decide rendirles homenaje en una única canción. Bueno, yo digo rendir homenaje para ir rápido, te ahorro lo que él dijo, requiere haberse tomado lo mismo que él. Total, una canción E S E N C I A L dentro de la escena Electro. Pongo una E mayúscula, para no confundirlo, por ejemplo con el franchute David Jeta. Escúchala aquí. Ocho minutos de… genialidad?

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En 2005 saca un doble álbum, del mismo nombre que el proyecto. Un disco con canciones originales + otro con versiones de singles anteriormente editados, de las que una es el Losing My Edge. Luego le toca el turno a Sound Of Silver, en 2007. Y finalmente This Is Happening, en 2010. Enorme álbum con, como mínimo, dos enormes temas, Dance Yrself Clean y All I Want. La primera, de casi 9 minutos de duración, wow. La segunda, con aires a lo Bowie, grandiosa. El álbum recibe las mejores críticas posibles, entre otras la de Pitchfork (la biblia internet para música rock), que le da un 9,2 sobre 10, rarísimo. O Rolling Stones, que lo coloca dentro del top 10 de los discos de 2010 (hablamos de un disco Electro, aunque mezcle pop con punk). Venga, créeme, escucha ambas canciones. LCD Soundsystem, de las bandas que más me arrepiento de no haber visto en vivo. He comprado diez kilos de la espuma esa.

 

Escucha entero This Is Happening, de LCD Soundsystem

 

The Beach Boys – Pet Sounds

Un disco que ocupa el #2 de la clasificación hecha por Rolling Stones de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos, no es cualquier disco. Por mucho que el grupo detrás de él tenga ese nombre horrendo y soso. Si los Cow Boys guardan vacas, los Beach Boys guardan tablas de surf. Y se ocupan del combi Volkswagen, buscan romero y tomillo para mezclar con el tabaco, custodian el rebaño de rubias. Pero, ¿sacar un disco que inspiró a los mismísimos cuatro sosos de Liverpool para su Sgt. Pepper’s?

Vale que no fue el primer intento de la banda. Concretamente el número 11. Diez discos sacó la banda antes de entender que, después de 100 canciones hablando de surf, igual era hora de cambiar de registro. Además tenían una obsesión –la misma que Bob Dylan, más o menos-, acabar con la hegemonía de la invasión británica en suelo US. Con Pet Sounds, lo van a conseguir, pero a destiempo.

A finales de 1965, Brian Wilson, el líder carismático -aunque medio loco- de la banda,  intuye que el grupo va hacia el muro si no da un giro en su trayectoria musical. Decide abandonar las giras para centrarse en la composición de algo nuevo. Algunas semanas antes, los cuatro sosos han lanzado Rubber Soul; Brian Wilson queda fascinado por el álbum, su unidad, la complementaridad de cada tema. Sabe que tiene que sacar algo grande para, no sólo contrarrestar el golpe, sino poner el listón tan alto que nadie más podrá hacerle(s) sombra. A su mujer, Marylin –adivina el color de pelo… has perdido, era morena- le anuncia: “Marilyn, voy a hacer el mejor disco! El mejor álbum de rock de todos los tiempos”. Ya sabes, si le sueltas esto a una mujer, más te vale no fallar.

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Y no falló. Brian Wilson era un genio. Con problemas psicológicos y adiciones a todo tipo de sustancias incluidos. Contrata a un joven letrista y publicista, Tony Asher, que sabe encontrar las palabras para expresar sus ideas. Componen en dos meses algunas de las mejores canciones pop de la historia de la música. El resultado se queda muy lejos de los temas surf, alegres y despreocupados, marca de la casa hasta la fecha. Pet Sounds es increíblemente innovador y precursor, y anuncia antes que cualquier otro disco la llegada del rock psicodélico. 13 canciones para un álbum mítico. Como muchas veces, el éxito de ventas no llega de inmediato. No pasa del #10 en los charts cuando se estrena. Pero los cuatro sosos quedan impresionados. McCartney regaló una copia a cada uno de sus hijos para “su educación musical”. Y de la canción God Only Knows, siempre dijo que era la mejor canción pop jamás escrita. Pet Sounds obligó a los Beatles a superarse, y justo después de Rubber Soul, sacarían Sgt. Peppers Lonely Heart Club Band, que Rolling Stones terminaría colocando en el #1 de esta misma lista de los 500 mejores álbumes. Eso sí, no todos opinan lo mismo. The Times, El New Musical Express, Mojo y muchas más revistas musicales han elegido Pet Sounds como el mejor álbum de música popular de todos los tiempos. Es un álbum esencial, roza la perfección en la composición e interpretación. Tenía el vinilo, con esa caratula horrorosa, quiero creer que me lo robó un fan. Capullo.

Escucha entero Pet Sounds, de The Beach Boys

Johnny Cash – Hurt

¡Confieso!

Pegadme si queréis! Crucificadme si osáis! Llamadme banquero si os atrevéis! Lo confieso, poco, por no decir nada, conozco de Johnny Cash. LA figura country de los Estados Unidos. Ya! Yaaaaaaa! ¿¡y a mi qué?! Qué culpa tengo yo si la Country, al igual que la folk music, no me pone, no me excita, me aburre, ¡no lo puedo remediar!

Sí, sé lo importante que es Johnny Cash en la cultura norteamericana del siglo XX. Algo así –con perdón- como el Miguel Ríos de aquí. O el Johnny Hallyday de Francia. O el Adriano Celentano de los tramposos Italianos. Un pilar. Una leyenda. Un faro en la oscuridad; de estos que apuntan a la bodega, en busca de alguna botella buena para celebrar que el mundo se va a la mierda. Artistas ilustres, detrás de los que andan cientos de periodistas para mantener la necrología al milímetro –y millones de bloggeros con el copiar/pegar al acecho-.

Yo no le conozco. Puedo repetir lo que dice la Wiki de él. Y lo más probable es que lo haría con el máximo respeto, quitándome el sombrero y la cabeza agachada ante el talento. Sé quién es por lo que supone en la historia reciente yanqui. Sé quien es por esa maravillosa película sobre su vida, En La Cuerda Floja, con Joaquín Phoenix en el papel de su vida. Sé quien es por los cerca de cien millones de discos vendidos sólo en los EEUU. Sé quien es por los relatos de sus innumerables excesos cometidos a lo largo de sus cincuenta años de escenario. Sé quien es porque sí, en el fondo, me avergüenzo de no saber apenas nada de él.

Y sí, es fácil hacer un post sobre Johnny Cash, disculparse ante el personal por no contar nada, y dejarle con su canción Hurt.

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¿Hurt? Esta canción de la banda rock industrial Nine Inch Nail, que poco antes de fallecer versioneó Johnny Cash, plasmando su letra en un vídeo en el que se mezclan imágenes de su vejez con momentos felices/amargos de su vida adulta. Si no la he escuchado mil veces, visto mil veces, sentido mil veces… Y siempre se repite la magia, piel de gallina y emoción, mucha emoción. No lo puedo remediar. Escúchala. Ve el vídeo. Quita el sonido del futbol, de la política y de la calle. Manda callar a los niños. A tu pareja. A tu jefe. Ciérrate, y dedícate cuatro minutos y tres segundos. Porque no olvides, algún día te tocará también decir: And you could have it all / My empire of dirt / I will let you down / I will make you hurt.

Escucha Hurt, de Johnny Cash