Serge Gainsbourg

Me encanta rememorar esta tierna anécdota, que me contaba un amigo de infancia, policía. En los 80’s, él oficiaba de noche en las calles de París, vestido de paisano, en el sexto distrito. Cuando no daba información a turistas achispadas de sonrisa pícara, arrestaba a delincuentes, borrachos, camellos, chulos o prostitutas víctimas de todos estos, para luego regresar a su comisaría, encerrar al desgraciado de turno y redactar uno de estos informes que sólo los policías entienden, con formulas sibilinas, casi infantiles. A veces, ahí estaba Gainsbourg, de visita etílica, el ilustre vecino con botella y cigarros en mano. Pasaba horas charlando con los representantes del orden, hipnotizados por el personaje, escuchándole «borborigmeando» alguna frase sobre la condición humana. Le adoraban, le cuidaban. Y cuando el alba despuntaba, le llevaban a su casa, con el furgón oficial. Sólo él podía fumar ahí dentro, no pedía permiso, se le concedía naturalmente. Nadie jamás se lo impidió.

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Julien Clerc – Fais Moi Une Place

Que conste que me lo he pensado mucho antes de sacar a este artista. Dudaba entre: 1. pobres, se van a aburrir como una ostra, 2. suerte tienen, van a descubrir a un tipo genial, y 3. onanismo al poder, es uno de mis cantantes franceses preferidos. Como la opción 1 anulaba las otras dos, sólo podía salir Julien Clerc en caso de que la 2 y la 3 se uniesen –vamos a tener que acostumbrarnos a las alianzas imposibles-. Pues te fastidias, 3 + 2 = 5, por el c… te la hinco. Juas me río yo solo, ¿puedo?

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Au P’tit Bonheur – J’Veux Du Soleil

¿Hasta el moño del calor? Pues estás de enhorabuena, se acabó. Pum pa. Llevaba dos meses tomando mi primer café con 26 grados pero esta mañana no pasaba de 16. De café con hielo a carajillo para entrar en calor. La madre que lo parió. The mother who bore him. La mère qui l’a enfanté. La mamma –tramposa- che lo partorì. No puede acabar así tan pronto, hay que celebrar el sol, que no se enfade y nos deje a merced de la lluvia y el frío odiosos.

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Jacques Brel – Ne Me Quitte Pas

Martes 10 de octubre de 1978. Clase de francés en un minuto. No me gusta el profesor, un tipo frío y seco. Además nos toma por cretinos incultos. Vale, sí, lo éramos, pero con quince años es lo último que quieres admitir. De repente pasa por la puerta y entra en clase como un autómata. Algo no va bien, tiene la cara deshecha, los ojos rojos. Guardamos silencio –tan idiotas no éramos-.

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La Fille De La Côte – La Fille De La Côte

Todos los años, desde hace medio siglo, en muchos rincones del planeta, miles de artistas, cantantes, grupos, bandas, dúos, tríos y combos de todos los géneros, perfiles y edades se levantan un día con la luz encendida: “Jefe, que tengo el próximo hit del verano, dimito de tu m… empresa, ya me verás en la tele y te invitaré a subir a mi yate, te enseñaré dónde está la fregona, capullo”.

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The Browns – The Three Bells

El pasado once de junio, a Jim Ed Brown le sonaron las campanas por tercera vez. No las oyó, porque justo antes dio su último suspiro. A sus 81 años, él sabía mejor que nadie que le iban a ser fatídicas. Desde 1959, fecha en la que publicó The Three Bells, las campanas marcaron el ritmo de su vida: en 1934 cuando nació, en 1964 cuando se casó y la semana pasada cuando falleció.

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Jane Birkin – Arabesque

El Vaticano -y sus sicarios de L’Osservatore Romano- fue en su día el mejor embajador de la chanson française, muy a su pesar. En octubre de 1963, se negó a que Edith Piaf recibiera un funeral religioso –por su mala vida de mujer que amaba la vida y los hombres-, y convirtió al gorrión milagroso en algo más que una leyenda. Seis años más tarde, calificó Je T’Aime Moi Non Plus de canción obscena, y las ventas se multiplicaron como los panes y los peces. ¡Qué cosas!, a ver si nos vamos a tener que ofender por las faldas que llevan los prelados, igual le hacemos un favor a la iglesia apostólica romana.

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