Richard Hell – Blank Generation

Richard Hell no se fue al infierno. Ni al paraíso. Simplemente sigue vivo, y aunque suene a poco, para un tipo que fue uno de los primeros en pisar el escenario del CBGB de la gran época, es un milagro. Fue gamberro, mochilero, poeta, bajista, cantante, escritor, crítico de cine, actor, guionista, padre, esposo. Vivió la vida que quiso. Hoy es una leyenda, figura en los libros, entró en el rock’n’roll Hall of Fame, estuvo en Television, montó The Voidoids, fue amigo de Tom Verlaine y de Patti Smith, pero seamos sinceros, todo esto te suena a chino, a que sí.

Nació en 1950, en Kentucky. Se educó en un entorno comunista y ateo, gracias a un padre judío que renegaba de la religión. Por desgracia este se murió cuando Richard tenía tan sólo siete años. A partir de ahí su vida cambió, perdió rápidamente el interés por el colegio y la vida social. Con quince años se fugó de casa con su amigo Tom Miller –años más tarde se le conocerá como Tom Verlaine, del grupo Television-, pero a los quince días la policía les detuvo por vandalismo. Devueltos a sus respectivas familias, Tom vuelve al colegio pero Richard se marcha de nuevo, a Nueva York, con el beneplácito de su madre. Durante algunos años vive como puede –la información relativa a esta época es escasa, no se estira mucho ni en su biografía-. Conoce a un joven poeta, David Giannini, con el que viajan hasta Santa Fe, Nuevo México, durante algunos meses, desde donde funden una pequeña editorial llamada Genesis:Grasp. Editarán libros de poesía hasta 1971, año en el que se separan. A finales de los sesenta, se mete de lleno en la escritura de poemas, y con tan solo veintiún años, no es raro poder leerle en bastantes revistas, especialmente en Rolling Stones. Con Tom Verlaine que también había venido a vivir a NYC en 1969, publican un libro en común bajo el seudónimo de Theresa Stern, y una foto que resultaba ser una composición de las caras de ellos dos. En paralelo, crean un primero grupo, The Neon Boys, al que se une un guitarrista, Billy Ficca. En 1973 pasa a llamarse Television, y empieza la furia. Entra Richard Lloyd, otro guitarrista. Canta Tom, el bajo es para Richard.

Blank

Se hacen con el CBGB y un grupo cada vez más grande de seguidores. Crece la fama a la vez que los egos de los dos creadores. Tom tiene una idea muy clara de a donde quiere ir, Richard también. Finamente es Richard quien se marcha. La misma semana que dos componentes de los New York Dolls, Jerry Nolan y Johnny Thunders. Los tres forman un nuevo grupo , The Heartbreakers, en 1975 –nada que ver con la formación de Tom Petty-, que tampoco dura mucho. Al año siguiente Richard Hell se vuelve a marchar para intentarlo con otra formación, The Voidods, con un tal Marc Bell de batería -en 1978 este se incorporará a The Ramones como Marky Ramone-. En 1976, Richard Hell vive malamente, su ropa se resiente. Empieza a atar sus camisetas y pantalones destrozados con imperdibles, y se peina como puede con los dedos, hasta tener puntas en el pelo. Aquel año Richard Hell se inventa sin querer una moda que los punks ingleses van a adoptar enseguida, en especial los Sex Pistols, de la mano de su manager McLaren, que ve en Richard Hell un modelo a seguir. En septiembre 1977 sacan su primer álbum –de dos-, Blank Generation, con diez canciones con sonido punk rock, terriblemente bien interpretadas y tocadas –a la diferencia de mis queridos Pistols– gracias al nivel de juego de los dos guitarristas, Robert Quine e Ivan Julian. La portada es icónica, es de las más reconocibles de esta época. Pero la fama del disco se debe sobre todo al tema homónimo, Blank Generation, gozada energizante rock’n’rollera. Tengo el vinilo original, a veces me quiero mucho.

Escucha Blank Generation, de Richard Hell & The Voidods

Talking Heads – Talking Heads 77

Talking Heads. Qu’est-ce que c’est?

Es David Byrne (alma). Es un grupo inclasificable. Es una mezcla curiosa de pop, punk, rock experimental, new wave, funk, avant-garde, world. Son ocho álbumes en once años. Es una banda de culto, totalmente sobre/infra valorada –no me decido-. Es Jerry Harrison (guitarra), ex Modern Lovers con Jonathan Richman. Es Road To Nowhere. Son cuatro discos en la lista de los 500 más importantes de la historia, de Rolling Stones. Es Chris Frantz (batería) y Tina Waymouth (bajo), luego Tom Tom Club. Es el rock and roll hall of fame en 2002. Es multimedia antes de tiempo. Es Once in a Lifetime. Es un legado del que se inspiraron muchas bandas –Radiohead se llama así por una canción del álbum True Stories-. Es el #100 en la lista de los 100 artistas más grandes de todos los tiempos (revista Rolling Stones).

77

Dan sus primeros pasos en 1975, después de una primera etapa corta como The Artistics. En junio de aquel año dan un concierto como teloneros de los Ramones, en el CBGB de Nueva York, aunque su primer single sólo sale en 1977, Love – Building On Fire. El primer álbum sale poco después, sin este tema. Talking Heads 77 no arrasa en ventas, pero recibe criticas muy buenas. Y a medida que pasan los años, se convierte cada vez más en álbum de culto. Contiene diez muy buenos temas de pop y rock, con ese toque “intelectual” marca de la casa, o más bien de David Byrne. Diez temas y un OVNI, Psycho Killer, el primer hit del grupo, una de estas canciones para la posteridad, versionada desde entonces decenas de veces, con una de las líneas de bajo más famosas de la historia del rock’n’roll –Tina Waymouth, increíble-. La canción, medio en inglés medio en francés, relata los pensamientos de un asesino en serie al que le cuesta poner orden en su mente. Hay que ver a David Byrne interpretarla en un escenario (clic aquí), con esa mirada fija y loca, inquietante, turbadora. Psycho Killer, en el top 20 personal de Fiouck, indudablemente. Qu’est-ce que c’est?

 

 

Escucha entero Talking Heads 77, de Talking Heads

Mink DeVille – Cabretta

Mink DeVille fue la banda de Willy DeVille, que en realidad se llamaba William Paul Borsey. Tenía orígenes vascos e irlandeses, y una de sus abuelas era una Pequot (una tribu algonquina masacrada por los ingleses en el siglo XVII). Willy DeVille fue un niño de la calle, que se crió al son del blues de John Lee Hoocker y John Paul Hammond.

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Lou Reed – New York

Uch! Lou Reed! El ícono de la franja intelectual del público rock’n’roll. A él mejor no tocarle demasiado, no vaya a ser que los guardianes del templo te caigan encima. Lou Reed no vendió mucho, en contraste con lo que representa en la música popular de los últimos 50 años (49 exactamente), y eso es lo que les mola: “claro, si no vendió, es que es bueno”. Oye, a mi también me gusta, y no porque no vendió, sino solo por esta cantidad ingente de canciones buenas que compuso e interpretó, tanto con The Velvet Underground como en solitario.

Y me gusta porque en la lista de sus diez canciones preferidas, tiene a una de las mías, The Wanderer, de Dion, y porque en la lista de mis diez preferidas, hay una de Lou Reed, Dirty Boulevard, del disco New York.

Pero al tajo, ¿qué te voy a contar de Lou Reed que no sepas ya? Que sus padres le hicieron pasar por electroshocks con quince años para curarle su supuesta homosexualidad? Por dios, EEUU tierra de tarados mentales, estos electroshocks que se los metan por el c… ellos. Ja, esta sí que es buena, I am the milk; que con 21 se inventa un baile por cuenta del sello Pickwick donde trabaja, llamado “The Ostrich”, que consiste en colocar la cabeza en el suelo y pisarla con sus pies; que con 22 crea The Velvet Underground, con John Cale, Sterling Morrison y Angus MacLise, rápidamente sustituido por Maureen Tucker -la batería, tocaba de pie, ¡grande!-; que con 23 contratan de manager a Andy Warhol y el cineasta Paul Morrissey -nada que ver con el cretino de cantante de The Smiths-; que con 24 invade The Factory, de Warhol, con una nueva cantante, Nico, ex modelo alemana –guapa, pero sin pasarse, y rubia como no-; y con 25 publica el primer disco, The Velvet Underground And Nico, uno de los discos que más influencia tendrá en la música popular. Brian Eno, ex Roxy Music, dijo, hablando del disco, que los pocos millares de compradores montaron todos un grupo de música. Este mismo año la banda saca un segundo disco, White Light/White Heat, con peor acogida comercial que el primero, pero con una auténtica joya del rock’n’roll, Sister Ray, grabada en una única sesión de 17’27”, de estas canciones que le confieren toda su magia al rock. El sonido es espantoso (realmente es aún peor), pero, qué más da. Y luego se marcha de la Velvet y se lanza en solitario.

Sigue un primer álbum con acogida cero, y por fin la consagración, con el disco Transformer, producido por David Bowie, fan del Lou de la primera hora, del que se saca el single Walk On The Wild Side, éxito planetario e intemporal –los hijos de los hijos de mi hija, la escucharán con la misma sonrisa tonta en la cara-. A partir de ahí, pasan cinco años de gloria con los discos Berlin y Coney Island Baby, antes de volver a álbumes de difícil acceso, Rock and Roll Heart en 1977, Street Hassle en 1978, y The Blue Mask en 1982. Y más y más discos, algunos tremendos, otros para olvidar. Aprovecha un bache en su fama para casarse con su pareja Laurie Anderson –la de Ô Superman-, colabora con artistas de la talla de Gorillaz y Metallica, y firma una dedicatoria en su libro Rimes & Rhymes a mi amigo Walking.

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Resumir medio siglo de carrera musical con un único disco, es arriesgado. A mi, siempre me ha gustado el álbum New York, editado en 1989, el decimoquinto de la lista. Vuelta al pasado, al de The Velvet Underground. No canta, habla-canta. No le impide sacar auténticas odas al rock, como Dirty Blvd –en la que habla del Bowery, barrio neoyorquino de los más marginados y los mendigos-, There Is No Time –¡¡¡ole, las guitarras!!!-, Busload Of Faith, Hold On, y Good Evening Mr Waldheim. Fantástico disco que alcanza el #19 en la lista de Rolling Stones de los mejores álbumes de los 80’s, mientras que el single Dirty Blvd sube al #1 de lista Rock Tracks del Billboard durante cuatro semanas.

 

 

Escucha entero New York, de Lou Reed.

Blondie – Parallel Lines

Hace 35 años una podía hacerse llamar “Rubia” y no sacar discos con las pistas grabadas al revés. Eran otros tiempos, lo rubio molaba y no servía para explicar esas cosas dementes raras que le pasan a veces a algunas. Debbie Harry era rubia, y le fue bien.

Nació en 1945 en Miami –ya, calcula, podría ser tu madre-. Después de desempeñar diversos cargos de secretaria, camarera y Playboy Bunny, ya rozando los treinta –a una edad a la que la casi totalidad de los músicos de hoy se retiran para poder comer-, integró una banda llamada The Stilettos, en la que conoció a su futuro marido, el guitarrista Chris Stein. Poco después se separaron del resto del grupo y formaron, primero Angel and The Snake, y luego Blondie. El nombre lo eligieron después de escuchar a diario los camioneros neoyorquinos increparla por su melena. Hoy a estos les importa un pepino el color, con tal de que sea pelo de verdad.

Estamos en 1976, Blondie saca Blondie, primer álbum precedido del single “X-Offender”, una canción que llama la atención por su frescura. Suena moderno, y, digámoslo, alegre, surf, a lo Beach Boys. El tema “In the Flesh”, mucho más suavecito, es incluso todo un éxito en Australia. La banda se deja ver con regularidad en el CBGB de Nueva York, con Televisión y The Ramones. Un año más tarde sacan el segundo disco, Plastic Letters. La cosa empieza a ir en serio, se coloca rápidamente en los charts de medio mundo, aunque deben su éxito a una versión del tema Denis, que cantaba en 1963 el grupo Randy & The Rainbows. Sigue una primera gira por Inglaterra, en especial una actuación en el London’s Roundhouse, que les consagra como la primera banda New Wave yankee en imponerse en UK.

Blondie_-_Parallel_Lines

El año siguiente, sacan su tercer álbum y con creces el mejor. Parallel Lines es un icono de estos últimos años de los 70’s. De las doce canciones que contiene, se extraen seis singles, alcanzando cada uno los puestos más altos en los charts anglosajones. Hanging on The Telephone , One Way or AnotherPicture This, Sunday Girl, I’m gonna Love You Too y sobre todo el tema que los consagra, Heart of Glass. El disco vende 20 millones de ejemplares, casi la mitad de los que el grupo consigue vender a lo largo de su carrera con nueve álbumes. Parallel Lines figura en el puesto #140 en la lista de los 500 mejores discos de todos los tiempos elaborada por la revista Rolling Stones, mientras que el New Musical Express lo sitúa en el #18 de su propia lista “Los 100 mejores discos de todos los tiempos”.

Parallel Lines no envejece, y la verdad es que a todos nos gustaría tener una madre así, aunque rubia.

 

 

Escucha entero Parallel Lines, de Blondie.

ESG – Come Away With ESG

Scroggins.

(Del est. Post-punk, -funk -groove).

1. f. Chicas del Bronx musicalmente ignorantes e inventadoras de un estilo efímero de culto.

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Qué no haría una madre para salvar a sus hijas del abismo de la mala vida. Sobre todo cuando una vive en el Bronx a principios de los 80. La Sra. Scroggins tiene la cabeza ordenada y ve las cosas claras, la calle es fuente de perdición, nada mejor para retener a sus cuatro hijas adolescentes en casa que comprarles a cada una un instrumento de música. Big brother mother.

De un día para el otro, Renee, Valerie, Deborah y Marie Scroggins se ven con guitarra, bajo, congas y batería entre manos. Como los ahorros de la Sra. Scroggins (Chapeau, Madame!) no dan para impartirles clases de música, y como ellas no tienen ni idea (sólo recuerdan a James Brown tocando en la radio), como buenas autodidactas con un algo más (genio? talento? suerte?), se inventan un estilo propio, muy propio. Es más, único. Aunque más tarde se las meterá en el saco de la “No Wave”, con otras bandas neoyorquinas como Liquid Liquid y Bush Tetras, la música de las Scroggins quedará tan innovadora como efímera, única, totalmente mítica.

Come+Away+With+ESG(1983)

Funk minimalista, groove demoledor, punk exhausto, un bajo omnipresente, una voz fresca aunque en la sombra, el primer álbum de las chicas es asombroso, como lo son los discos que marcan un nuevo estilo, una nueva dirección en la compleja ramificación de la música popular. “Come Away With ESG” es un OVNI de verdad. Si bien ningún grupo le toma el relevo, muchos se inspiran de él. ESG es a fecha de hoy el grupo más sampleado de la historia, por artistas de la talla de Public Ennemy, LL Cool J, Big Daddy Kane, Beastie Boys, por sólo nombrar algunos de una lista interminable. Años más tarde harán una canción sobre el tema, “Sample credits can’t pay our bills”. Cuando sale es la sensación absoluta de las noches de NYC. Todo el mundo se enamora de ellas, tocan con The Clash, Public Image Limited (de mi querido John Lydon), Gang of Four, participan en la inauguración del Club The Hacienda de Manchester (el pendiente inglés del CBGB neoyorquino) invitadas por el mismísimo dueño del Club, Tony Wilson, y más tarde en el cierre de otro Club famoso en NYC, el Paradise Garage. Pitchfork, la biblia indie de internet, lo clasifica en el puesto 84 de los mejores álbumes de los 80’s.

Sacan un nuevo álbum (ESG) en 1991, otro (Step Off) en 2002 y finalmente el cuarto (Keep on Moving) se estrena en 2006, con la canción homónima muy en la línea del primer disco del grupo, hipnótica, minimalista, pero aún así más bailable que cualquier otra canción de los supuestos DJs ibicenco…jones. Hoy siguen dando conciertos por el planeta, como refuerzo han integrado a dos de sus propias hijas, Nicole y Chistelle. Hay ESG para rato.

Escucha Come Away With ESG, de ESG, entero…

 

The Police – Synchronicity

Venían del punk, aunque Sting (intelectual, profesor de instituto, hijo de ingeniero, deportista sano) no se reconocía en este movimiento. En su formación inicial, con Henry Padovani (corso de nacimiento) tocando la guitarra, llegaron a producirse compartiendo escenarios con The Damned y The Clash. Pero el guaperas carismático se cansó rápido del «No Future«, él aspiraba a lo más alto. Logró echar al galo malo (super interesante lo que fue de él luego, una vida llena llenísima, será objeto de otro post) en contra de la opinión de Stewart Copeland (pero desde cuándo importa lo que pueda decir un batería, iluso de él), lo sustituyó por Andy Summers, metió algo de reaggae y de pop-rock en las partituras y se hicieron Reyes del Mambo enseguida.

The Police fue sin duda uno de los grupos más importantes de finales de los 70 y principios de los 80. El primer disco, Outlandos d’Amour, les costó mil quinientas libras, no tenían manager ni acuerdo con ningún sello, pero tenían una joya, “Roxane”, pase VIP hacia la fama. Sting la escribió en Paris, una noche de estas para olvidar (concierto anulado, diluvio, coche estropeado en un puente), inspirándose por una parte en las prostitutas que le acosaban a su paso por las aceras de la Rue St Denis, y por otra en la obra de Edmond Rostand, Cyrano de Bergerac. La canción se editó como single el 7 de abril de 1978, pero la BBC la rechazó por la temática de la canción. Sacaron un nuevo single, “Can’t stand losing you” (i can’t, i can’t, i can’t stand losing i can’t, i can’t, i can’t stand losing i can’t, i can’t… ays, no me canso de escuchar este estribillo), pero de nuevo la BBC lo volvió a rechazar por evocar el suicidio. En Inglaterra en esta época, la BBC tiene poder de vida o muerte sobre las bandas de rock. Al borde del precipicio, se marchan a EEUU en busca de más suerte. Y como no, pasan por el CBGB y ahí cambia la cosa. Las radios ponen Roxane en bucle (quién hubiera dicho que los yanquis iban a ser menos puritanos que los ingleses!) y ante el creciente éxito americano, la discográfica se decide a sacar el álbum en noviembre.

Luego vendrían los álbumes Reggatta de Blanc (Message in a bottle, Walking on the Moon, etc), Zenyatta Monatta (Don’t stand so close to me, De Do Do Do, De Da Da Da, etc), Ghost in the Machine (Every Little thing she does is magic, Demolition Man, etc), y el quinto y último, Synchronicity. Más de 50 millones de discos vendidos en cinco discos y seis años de carrera.

Police-album-synchronicity

En 1983 The Police está en la cumbre, y como en muchas bandas, crecen las tensiones. Las mismas historias de egos desmesurados de siempre. Por suerte se reúnen una última vez en un estudio para grabar lo que será su mejor álbum. Eso sí, en salas de grabación separadas. Mucha mística, mucho psicoanálisis, muchas influencias que huelen a porro bien cargadito (Yeats, Carl Jung, no olvidemos que el rubio fue profesor antes de tocar). En Synchronicity invierten todo su talento y una capacidad inmejorable a variar los estilos dentro de un único género. Rock (Synchronicity I y II), pop (Every breath you take), pop jazz (Oh My God), Reggae (Miss Gradenko), World (Walking in your footsteps, Tea in the sahara). Y… y… porque hay una “y”… una pieza monumental psicodélica torturada, «Mother«, con la voz atormentada de Andy Summers en la piel de un paranoico perseguido por su madre. Descomunal, mi preferida.

Escucha Synchronicity de The Police, entero.