Uch! Lou Reed! El ícono de la franja intelectual del público rock’n’roll. A él mejor no tocarle demasiado, no vaya a ser que los guardianes del templo te caigan encima. Lou Reed no vendió mucho, en contraste con lo que representa en la música popular de los últimos 50 años (49 exactamente), y eso es lo que les mola: “claro, si no vendió, es que es bueno”. Oye, a mi también me gusta, y no porque no vendió, sino solo por esta cantidad ingente de canciones buenas que compuso e interpretó, tanto con The Velvet Underground como en solitario.
Y me gusta porque en la lista de sus diez canciones preferidas, tiene a una de las mías, The Wanderer, de Dion, y porque en la lista de mis diez preferidas, hay una de Lou Reed, Dirty Boulevard, del disco New York.
Pero al tajo, ¿qué te voy a contar de Lou Reed que no sepas ya? Que sus padres le hicieron pasar por electroshocks con quince años para curarle su supuesta homosexualidad? Por dios, EEUU tierra de tarados mentales, estos electroshocks que se los metan por el c… ellos. Ja, esta sí que es buena, I am the milk; que con 21 se inventa un baile por cuenta del sello Pickwick donde trabaja, llamado “The Ostrich”, que consiste en colocar la cabeza en el suelo y pisarla con sus pies; que con 22 crea The Velvet Underground, con John Cale, Sterling Morrison y Angus MacLise, rápidamente sustituido por Maureen Tucker -la batería, tocaba de pie, ¡grande!-; que con 23 contratan de manager a Andy Warhol y el cineasta Paul Morrissey -nada que ver con el cretino de cantante de The Smiths-; que con 24 invade The Factory, de Warhol, con una nueva cantante, Nico, ex modelo alemana –guapa, pero sin pasarse, y rubia como no-; y con 25 publica el primer disco, The Velvet Underground And Nico, uno de los discos que más influencia tendrá en la música popular. Brian Eno, ex Roxy Music, dijo, hablando del disco, que los pocos millares de compradores montaron todos un grupo de música. Este mismo año la banda saca un segundo disco, White Light/White Heat, con peor acogida comercial que el primero, pero con una auténtica joya del rock’n’roll, Sister Ray, grabada en una única sesión de 17’27”, de estas canciones que le confieren toda su magia al rock. El sonido es espantoso (realmente es aún peor), pero, qué más da. Y luego se marcha de la Velvet y se lanza en solitario.
Sigue un primer álbum con acogida cero, y por fin la consagración, con el disco Transformer, producido por David Bowie, fan del Lou de la primera hora, del que se saca el single Walk On The Wild Side, éxito planetario e intemporal –los hijos de los hijos de mi hija, la escucharán con la misma sonrisa tonta en la cara-. A partir de ahí, pasan cinco años de gloria con los discos Berlin y Coney Island Baby, antes de volver a álbumes de difícil acceso, Rock and Roll Heart en 1977, Street Hassle en 1978, y The Blue Mask en 1982. Y más y más discos, algunos tremendos, otros para olvidar. Aprovecha un bache en su fama para casarse con su pareja Laurie Anderson –la de Ô Superman-, colabora con artistas de la talla de Gorillaz y Metallica, y firma una dedicatoria en su libro Rimes & Rhymes a mi amigo Walking.
Resumir medio siglo de carrera musical con un único disco, es arriesgado. A mi, siempre me ha gustado el álbum New York, editado en 1989, el decimoquinto de la lista. Vuelta al pasado, al de The Velvet Underground. No canta, habla-canta. No le impide sacar auténticas odas al rock, como Dirty Blvd –en la que habla del Bowery, barrio neoyorquino de los más marginados y los mendigos-, There Is No Time –¡¡¡ole, las guitarras!!!-, Busload Of Faith, Hold On, y Good Evening Mr Waldheim. Fantástico disco que alcanza el #19 en la lista de Rolling Stones de los mejores álbumes de los 80’s, mientras que el single Dirty Blvd sube al #1 de lista Rock Tracks del Billboard durante cuatro semanas.
Escucha entero New York, de Lou Reed.
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Seguro que no estarás de acuerdo, pero a mí me parece que hiciste una buena síntesis de la carrera de Lou Reed.
Y yo pensaría en patentar el término «hablacanta»…
Sea como fuere, gracias por este (otro más) regalo.