Acabo de leer un artículo sobre la lacra de las imitaciones y demás falsificaciones, con unos números que dan el vértigo: millones de empleos destruidos y un lucro cesante de miles de millones de € tanto para las empresas afectadas como para los gobiernos. Bolsos, relojes, gafas, esto para la parte conocida, en la que uno compra a un precio irrisorio un bien malamente copiado. Pero mucho menos conocidos lo son otros sectores en los que puedes adquirir sin saberlo productos imitados lejos de ofrecer las mismas garantías de seguridad, como medicamentos, sacos de cemento, pilas o piezas de automóvil. ¿Ays, será mi Frenadol Hot Lemon un fake?
En la música el problema no existe. Puedes versionar las canciones que te den la gana, siempre y cuando pongas los datos del o los autores originales -que no tienen por qué coincidir con el o los intérpretes-, para el reparto de las royalties. No hay criterio de calidad, de ahí que se pueden escuchar cosas realmente… curiosas. Pero en regla general las versiones son bien recibidas. Por si acaso, Martin L. Gore, co-fundador de Depeche Mode, prefirió avisar a primera vista que para su primera aventura en solitario había que conformarse con versiones.
Counterfeit –Imitación en inglés- se publicó en 1989 sin apenas promoción. Hecho curioso teniendo en cuenta que en los 80’s los Depeche Mode eran algo así como los Reyes del Mambo y que las discográficas no se hubieran perdido nunca una oportunidad de hacer caja con sus artistas consagrados.
Depeche Mode acababa de finalizar la gira mundial del álbum Music for the Masses y se encontraba en modo pausa. Martin L. Gore, el taciturno con culo inquieto, aprovechó la ocasión para re-interpretar seis canciones de algunos de sus artistas preferidos, despojándolas de gran parte de sus adornos y conservando algo de teclados y percusiones, para mayor gloria de su voz melancólica y desengañada.
Nada más estrenarse, compré el cassette después de leer un suelto en mi diario de referencia. Sí, hubo una época en la que pocas palabras bien redactadas bastaban para darte ganas de comprar un álbum, hoy esto es ciencia ficción. La típica compra de la que uno se siente especialmente satisfecho 26 años después. Porque por muy extraño que suenen estas canciones, es un disco enorme.
Abre con Compulsion, una canción inicialmente interpretada por Joe Crowe, un músico poco conocido de principios de los 80’s, relacionado con The Nightingales y The Prefects, y del que Radiohead dijo en alguna ocasión que se habían inspirado para sus discos. Luego sigue In a Manner of Speaking, de Tuxedomoon, sacada de Holy Wars, sexto álbum de esta mítica banda californiana, inclasificable. En tercera posición mi preferida, Smile In The Crowd, de Durutti Column. Wow. Luego Gone, de un grupo que desconozco por completo, The Comsat Angels, de Sheffield, banda new wave post punk de finales de los 70’s. En la quinta le toca el turno al tema Never Turn Your Back On Mother Earth, de Sparks, uno de los grupos US preferidos de Martin L. Gore en aquella época. Y cierra la lista Motherless Child, un Negro Spiritual tradicional americano.
Catorce años más tarde, Martin L. Gore sacará un Counterfeit2, con once versiones de Nick Cave, Dylan, David Essex, Bowie, Lou Reed, etc. Pero el bueno fue el primero, el que te dejo para escuchar. Gracias Tomate, di que sí.