Sex Pistols – The Great Rock’n’Roll Swindle

Post #1.000, huele a timo…

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¡Hombreeeeeeeeeeeeee! ¡Y qué disco iba a ser! No podía acabar con el maldito reto poniendo a otro. Porque sí, porque abrí el blog con el Never Mind The Bollocks Here’s The Sex Pistols, así que sólo lo podía terminar con The Great Rock’n’Roll Swindle. Y además soy un tipo coherente, cada múltiple de cien publicaba algo relacionado con esta banda, ¿tú crees que iba a fallar a la regla el último día? Y porque el título de este álbum es taaaaaaaaan acertado. El Rock’n’roll es una enorme estafa. The great rock’n’roll swindle.

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The Rolling Stones

Post #999. Huele satánicamente bien…

[Esta es la entrada que más temía, con creces. Mañana es pan comido, me saldrá fácil. Bueno, eso digo yo, ya veremos. Pero ésta, jo, si llevo pensando en ella meses. Puaj, fuck’n’roll. Inicialmente tenía un guión, muy bonito, una larga historia que me iba a inventar. Hasta tenía los nombres de los protagonistas. Me hubiera gustado el resultado seguro. Pero después de dar un repaso a las canciones que te dejo, se me ha venido para abajo. La mística alrededor de los Stones puede con un Tomate espantado.]

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Elvis, Dios, The (fucking) King, la madre que lo parió

Post #998. Huele divino…

¿Es dios Elvis? Y yo qué sé.

¿Cuántas veces habré tachado la palabra dios para colocar la de Elvis en este blog? Casi más que el número de entradas. Me hacía gracia, mucha. Ya, uno se divierte como puede. Los motivos para reírme aquí durante estos casi 1.000 días han sido escasos, no te voy a engañar. Mi cruz. Y de madera nanaï. De metal pesado con forro de hormigón armado, con puntas de hierro oxidado. Juas. Es verdad que hay que ser idiota.

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The Cure – Trilogía Sagrada

Post #997. Huele requeté negro…

The Cure, acto II. Han pasado 994 días desde que aparecieron en el blog por primera vez. Casi nada, cerca de tres años. Pero lo leo y me avergüenzo. Tú no lo busques, que voy a perder el poco crédito que me queda. Cuatro pobres líneas mal escritas y sin pasión. Encima había elegido Disintegration. Vale que el disco es una maravilla, el último hipo de genialidad de la banda de estos años que me cuesta identificar bien, entre adolescencia y edad adulta. Pero The Cure, vamos, ¡The Cure! Tanta exclamación que al final ni sé por dónde cogerlos. Me va a costar mucho escribir este post.

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Bowie – Heroes

Post #996. Huele estupendo…

Ayer por la mañana, terraza, café descafeinado, pitillo matón. Último momento de paz antes de darle perezosamente al botón ON, para arrancar el día. La mirada perdida, hasta que me fijé en un señor mayor, sentado a pocos metros, desayunando. Me llamó especialmente la atención su cara de setentón largo: la tenía iluminada por una hermosa y perpetua sonrisa. No hablo del rictus idiota provocado por las imágenes chorras que viajan por whatsapp. No no no, lo suyo era pura felicidad. Y yo sabía muy bien el motivo: era la sonrisa de quien es el héroe de su amada. No por un día, sino por toda la vida.

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Bashung – Play Blessures

Post #995. Ça sent bon la quille…

¿Qué rayos querrá decir “la quille”? Un franchutismo. Creo que en español se decía “dar con la blanca”, por el color de la cartilla verde que te daban en la mili y que devolvías al recobrar tu libertad, recobrando la blanca de paisano. Pero no me hagas mucho caso, la mili es cosa de abuelos. Era la expresión más anhelada, la que se refería al momento en el que cruzabas por última vez el límite del fortín, para no volver nunca más, asegurándote muy mucho de haber traspasado la frontera invisible antes de levantar el dedo mayor, dejando atrás kilómetros de marcha forzosa los pies con musgo por los treinta centímetros de barro, ataviado como un idiota y cubierto por quince kilos de material que te dejaba la cabeza y los hombros ensangrentados. Muy dramático el Tomate hoy. Ya ya, es que Bashung es así.

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Nirvana – Smells Like A Teen Spirit

Post #994. Smells so good…

Barcelona, primavera del 2000. Las 4h de la madrugada por ahí, aunque no lo podría certificar, demasiadas copas. Poco antes, había acabado la fiesta que marcaba el fin de una aventura punto com de seis meses en Barcelona –ya sabes, explotaban en pleno vuelo, aunque nunca se encontraban restos esparcidos por el suelo-. Yo era de los pocos que tenía coche, privilegio de los tipos con la mirada puesta en la cuenta atrás de los cuarenta. Así que lo llevaba cargado de chavales somnolientos. Ninguno superaba los veinticinco años y ya sólo aspiraban a dormir, ¿pero a dónde va a parar el mundo?, me decía yo. Se me ocurrió que les podría despertar con su himno.

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