Mozart

Post #992, huele cada vez mejor…

Siempre me ha intrigado mucho el Punto Omega. Este concepto, inventado por el jesuita, científico, investigador, teólogo y filósofo francés, Pierre Teylhard de Chardin, define el momento en el que la conciencia humana alcanza tal grado de desarrollo, complejidad y organización, que se vuelve divina. Es decir, cuando el hombre se vuelve dios -¿con tupe y chupa de cuero a lo Elvis?-. La noosfera, o esfera del pensamiento humano. Me intriga porque, como ateo, el concepto me parece más próximo a un delirio espiritual. Pero el ejercicio intelectual de pensar en ello es interesante, basta con ver el desarrollo de la inteligencia artificial. Porque, a pesar de las alarmas que genera, nos hemos lanzado a una carrera vertiginosa y peligrosa. ¡Que el hombre no deje nunca de ser hombre! Y si de verdad quieres conocer el Punto Omega, ríndete a Mozart, él lo alcanzó hace ya más de dos siglos.

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Fiouck el Tomate cretino

Post #990. Resumámonos.

Yo me pongo An Ocean In Between The Waves de The War On Drugs para acompañar. Tú ponte lo que quieras, hoy barra libre.

¿Es esta la mejor canción que he puesto en el blog a lo largo de estos dos años y largo? No. Es sencillamente imposible elegir una entre las 10.000 que puse. Cuando soñaba con llegar a este número 990, me imaginaba dando un repaso a todo lo que había publicado y poner una mini playlist con los temas que de verdad me revolvieron el estomago, los huesos, el corazón y el alma, por lo maravillosos que son.

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Rachmaninov – Concerto nº 2 Opus 18

KIC 8462852. Apúntate este “nombre”, este es mi nuevo rumbo. Ya me he puesto en el congelador y he dado órdenes para que me manden hacia esta estrella. Es que el viaje dura 1500 años -si es que me dan suficientemente fuerte como para ir a la velocidad de la luz-, así que mejor ir congelado. Quiero verlo con mis propios ojos, estos artilugios artificiales posiblemente obra de alguna civilización tan avanzada que logran chupar la energía de las estrellas.

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Luciano Pavarotti – Nessun Dorma

Dicen que Pavarotti fue el único que podía haber superado a Caruso en el corazón de los tramposos italianos y amantes en general del bel canto. Pues acabo de ganarles a ambos. He dado con el pie con un mueble bajo en casa, Nessun Dorma en el barrio. Los cinco dedos a la vez, dos tallas de calzado menos. Me pondré una férula con la bufanda de Pavarotti.

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Johann Sebastian Bach – Pasión Según San Mateo

[Esta es la entrada #950. Queda un 5% de recorrido para llegar a la meta. Poca cosa pensarás –eres mala persona, lo sé-, pero pinta como la famosa clásica ciclista Paris-Roubaix, me queda la parte de adoquines, el infierno del norte como lo llaman. Para coger fuerzas, pensé que algo bello, realmente bello, me ayudaría. Era sin contar con el elegido de hoy, exhausto me he quedado.]

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Johanes Brahms – Deutsches Requiem

El Whalalla es algo así como el Rock’n’Roll Hall of Fame en alemán y versión clásica, donde se erigen bustos de ilustres compositores teutones para mayor gloria del pueblo germánico con tufillo a ario. En este templo neo-dórico situado en Donaustauf, en plena Baviera, no encontrarás rastro de guitarras ni pedal wah wah, menos aún de colillas de cigarros LP o botellas de cerveza vacías. Como mucho chupitos de schnaps polvorientos –que despidan al equipo de limpieza-.

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Wagner – Tannhäuser

No ha gustado mi post de ayer. No tanto por desviarme de la línea del blog –música, sólo música-, sino por pintar de forma catastrofista el día de mañana. A nadie le gusta escuchar como suena a rebato a lo lejos cuando sólo aspiramos a ser medianamente felices, por muy difícil que nos lo pongan. Pero llevamos algunos lustros acercándonos genéticamente a la avestruz, cuando el bicharraco esconde la cabeza bajo tierra. Tampoco pretendía llamar especialmente la atención, en el fondo nosotros los simples mortales no dejamos de ser meros espectadores y sufridores de lo que se cuece ahí arriba en las altas esferas –“que hagan lo que quieran mientras la cerveza este bien fría”-. Y de verdad no era una llamada a almacenar en casa quintales de pasta, arroz y azúcar, por lo menos no hasta que yo haya hecho mis propias reservas. Juas.

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