Post Número 750

Realmente es el #754, pero los delirios griposos han perturbado el recuento y me han hecho saltar las normas del blog, según las cuales cada cuarta parte recorrida es merecedora de una pequeña celebración: bacanales con alcohol y lujuria durante tres días seguidos, incluso a veces con vírgenes para sacrificar en el altar del rock’n’roll.

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The War On Drugs – Lost In The Dream

¿Cómo reconoces una obra maestra cuando llevas apenas tres minutos escuchándola? ¿Por qué sabes, cuando finaliza la primera canción, que un disco te va a acompañar el resto de tu vida, aunque no tengas ni para la luz del toca discos? La música no es ciencia, sólo una vieja receta de bruja desdentada y medio loca, que raras veces logra la justa proporción milagrosa de magia y emoción. La alquimia perfecta, la piedra filosofal que transmuta simples acordes en oro puro. Lost in the Dream, el tercer disco de The War on Drugs, es de estos discos elegidos para la gloria. Como no venda cien millones de ejemplares, es para desesperar.

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Lou Doillon – Places

Ante ayer falleció Kate Barry, fotógrafa británica, residente en París. Se parecía enormemente a Charlotte Gainsbourg y a Lou Doillon, tanto como tres gotas de agua. Tres gotas que tendrían la misma madre, Jane Birkin, la más inglesa de las francesas, o la más francesa de las inglesas. Pero las pequeñas Birkin, aunque esparcidas en distintos entornos y ambientes familiares, no se parecían sólo en el físico. Tenían en común un talento artístico poco común, compartían el gusto por la discreción y las cosas sencillas y mantenían entre ellas una relación de gran amistad y unidad desde siempre. Menudo árbol que él de esta familia y menudos genes. Ella, Kate Barry, hija de Jane Birkin y John Barry, compositor de BSO legendarias, desde James Bond a Out Of Africa. Ella, Charlotte Gainsbourg, hija de Jane Birkin y Serge Gainsbourg, icono de la chanson française, cantante y autor de algunas de las más bellas de ellas. Ella, Lou Doillon, hija de Jane Birkin y de Jacques Doillon, cineasta francés tierno e intimista. Esta última era la más joven de la fratria, yo la conocía poco, pero lo que son las cosas, algunas horas antes de enterarme de la muerte de su hermanastra, me hicieron descubrir el disco de Lou Doillon, Places, publicado en 2012.

Wow.

Madre mía qué disco. Pilló por sorpresa al país vecino, porque a esta artista se la conocía hasta la fecha por su faceta de ninfa Egeria de cineastas y diseñadores de moda. No abrumadoramente guapa, tiene un encanto especial que parece inspirar a muchos creadores. Lo suyo no son las americanadas de mucho presupuesto, más bien las pequeñas películas, donde pone su nombre de “hija de” al servicio de jóvenes directores. Otros más famosos aún, como la casa Givenchy, han hecho de ella desde hace tiempo una especie de embajadora de la elegancia anti bling-bling y del buen gusto. También es amiga de Mila Jovovich, que le pidió en su tiempo ser la modelo para la línea de ropa que diseñó para Mango. En fin, Lou Doillon es una chica sencilla, dicen que simpatiquísima, mama desde los veinte.

Lou Doillon Places

Inspirada por su hermanastra Charlotte, en 2011 decide grabar un disco con las composiciones que lleva años escribiendo y trabajando en papel, después de encontrarse en su camino a un galán musical francés, Etienne DahoWeek End à Rome, te acuerdas?-. Este le ayuda a poner orden en lo que son sólo ideas y reminiscencias de sus primeros años, cuando su padre le sentaba en el salón y le pedía que escuchara atentamente a la música que él ponía, desde Chet Baker a Siouxsie & The Banshees, pasando por The Kinks y Patti Smith. Un año después se publica por fin Places –pronunciar a la inglesa-, once canciones de folk rock delicado y ligero, melancólicas, intimistas. El disco se beneficia de unos grandes arreglos, aunque bastaría con su solo talento. Es algo así como la Scarlett Johansson francesa, que también sucumbió a la tentación de pasar a la música, cuando ya era toda una estrella. Con una diferencia, donde Scarlett versiona a su ídolo Tom Waits –eso sí, no las más conocidas, y encima devolviéndolas su lustre perdido-, Lou interpreta sus propias composiciones y textos, con maestría. Hay discos así, que hacen unanimidad, tanto en críticas como en ventas. 200.000 copias se vendieron. 200.001 desde ayer.

Es un disco extremadamente bonito. Places. Apunta, que llega la navidad. Si hace mucho que no te dan un beso con esa mirada un poco especial que te hacía tambalearte no hace tanto, es el momento de lucirte.

 

 

Escucha algunos de los temas de Places, el bonito disco de Lou Doillon

 

Soledad Velez – Angel’s Song

Buf. Estoy pensando en cambiar el dominio y el reto del blog. Rebautizarlo como undia-unhuevodecantantesfolk.net y publicar veinte reseñas diarias sobre esta cantidad sospechosa de discos de pop folk rock que salen al mercado. Digo sospechosa porque tanta producción me lleva a pensar que sacar un disco de este género será lo más “fácil”. Hoy toca una chilena, afincada en Valencia.  Soledad Velez. A Chile hemos ido? Creo que no. A Chile le pasa lo que a Polonia –ver este post sobre Rykarda Parasol de este lunes-, es tierra de grandes escritores e intelectuales, aunque también de algún militar miserable afortunadamente pasto de los gusanos; pero de rock, cero patato. Vale que sí, algo habrá, pero seamos sinceros, nada del otro mundo. Me preguntas por artistas chilenos, y a duras penas contesto Violeta Parra y Victor Jara. Y que yo sepa, con el rock poco tuvieron que ver.

Soledad Velez tiene la cara de la música que toca. La ves y al instante sabes qué va a cantar. Un poco pálida, cierto encanto físico desconcertante, melena en la frente propia de las personas un pelín torturadas –o será una pose-, una cara que se ilumina cuando se digna en esbozar una sonrisa –la pose, maldita pose-.  Guitarra acústica en mano, sacándole suaves acordes para acompañar relatos más bien melancólicos y tristes, o guitarra eléctrica ligeramente distorsionada, para cuando se pone fiera e instintiva en sus historias de deseo. Sólo cuando canta nos sorprende Soledad Velez. Tiene un pedazo de voz que parece que sale de otro cuerpo. Algunos dirán que abusa del efecto trémulo, otros que cuando eran muy chiquitines una tal Janis Joplin ya cantaba así, y muy poquitos bostezarán preguntando qué hay de cenar. Reconoce tener unas influencias que parece que como te reclames de otras artistas, te van a fulminar en el acto: Patti Smith y PJ Harvey. También menciona a Cat Power y Aimee Mann. Bien, un poco de originalidad por dios. Por lo menos sincera es, reconoce sin avergonzarse que el primer póster que colgó de niña en su habitación fue uno de Backstreet Boys. Oye, todos hemos sido jóvenes y tontos, yo tenía un mini póster del real Madrid, para que veas –aunque también uno del aleti, con un jugador italiano dando un cabezazo de gol, nunca he logrado saber quién podía ser-.

Wild Fishing Soledad Velez

No sé lo que hace Soledad Velez en Valencia, ni cuándo llegó, ni por qué. Qué hace que talentos así procedentes de fuera –pienso también en Josh Rouse, pop folky yankee- se establezcan en la ciudad políticamente más vilipendiada del país? Que se vengan a la capital, nuestros representantes son impolutos y adoran la música, hacen todo lo que pueden para que la podamos disfrutar en condiciones.

Soledad Vélez acaba de sacar su segundo álbum, Run With Wolves. Es sumamente bonito, mucho talento ha invertido en él, déjate seducir. Mira, yo te dejo con un único tema, de Wild Fishing, su disco anterior. Se llama Angel’s Song y a parte de ser muy representativa de su estilo de música y voz, es hermosa.

 

 

Escucha Angel’s Song, de Soledad Velez

KT Tunstall – Bad Day

Hoy está siendo un mal día. De pelea con mi operador ADSL. De pelea con Excel. De pelea con un taxista distraído. De pelea con un trozo de carne luchador. E internet que me deja tirado. Y ahora de pelea con WordPress, que después de 293 posts seguidos y más de 3.000 canciones subidas en mp3, me prohíbe subir ficheros con esta extensión. Sin avisar ni justificarlo. Como soy bastante paquete para estas cosas, de momento voy a seguir publicando sin temas para escuchar –usted perdone-, pero la verdad es que me siento un pelín estafado por WordPress. A ver si voy a tener que hacerme una nueva camiseta reivindicativa, con un bonito Fuck WordPress. No sé si me estoy volviendo más paranoico de lo razonable o si al revés, voy muy en la línea de una concienciación cada vez más global, pero, no tienes esa rara sensación de que los grandes players de internet nos la están metiendo bien profundo? Los Google, Apple, Amazon, Facebook, y ahora… WordPress?

Me recuerda la película Conspiración, con Mel Gibson y Julia Wow Robert. En ella, Mel Gibson, que ha llegado a niveles de paranoia propia de otra división, edita un panfleto sobre teorías de la conspiración, lo imprime en poquitos folios gracias a una pequeña linotipia casera y lo envía a sus cinco lectores abonados, posiblemente igual de chiflados que él. Pues eso, a ver si voy a tener que hacer lo propio y pasar de estas empresas. Un post diario en un A4, con un bonito cassette UX-Pro 90 Chrome de Sony para escuchar el disco del día. Ah no, Chrome no, que me recuerda el navegador que uso, buf. Este es el post 294. Si no sale el 295 mañana miércoles, es que habrán llegado hasta mi casa. Ah, mi última voluntad, decirle al gordinflón de Robert Smith que le llamaba así por la gracia, que no es gordo, sólo grande.

Así que celebremos este mal día con una canción acorde, Bad Day, de KT Tunstall. Realmente no tenía pensado publicar nada sobre ella en los 706 posts que quedan para llegar a 1.000. No me disgusta, pero tampoco me emociona. Es como muchas cantantes de este estilo pop folk rock que nos viene del norte de Europa, son todas muy lisas. Tampoco, bien es cierto, me he adentrado en la letra de sus canciones, igual es una rebelde en toda regla. Lo que sí es llamativo es que ella siempre ha creído en su estrella. Será por haber sido abandonada siendo bebe. Tuvo la “suerte” de ser recogida por una pareja cómoda y aventajada intelectualmente –padre conferenciante de física y madre profesora-. Desde pequeña se sintió atraída por la música y de adolescente ya escribía sus primeras canciones. Como ella dijo más tarde, no dejaban de ser “sandeces de niña pequeña rebosantes de amor platónico”. Habrá que ver si ha cambiado de verdad. Hasta los casi treinta, KT Tunstall recorre y se patea todas las calles de Edimburgo con su guitarra, tocando cientos de veces en bares, chiringuitos y actuaciones callejeras, no abandonando nunca, hasta que un día coge todas sus cosas, sus demos, sus cassettes y se marcha a Londres, dándose una última oportunidad.

Drastic Fantastic

En 2004, después de firmar por fin con un sello, a pesar de que le recomienden madurar sus canciones antes de editar un álbum, se precipita para publicar Eye To The Telescope. Cuatro millones de copias vendidas en el mundo después, KT Tunstall pone sus maletas definitivamente en Londres. Para aprovechar el tirón, lanza un segundo disco, KT Tunstall’s Acoustic Extravaganza, en el que versiona en acústico sus propias canciones. Y en 2007, sale Drastic Fantastic, el tercer álbum o segundo de estudio, en el que está la canción de hoy, Bad Day. En la portada parece que parodia una foto mil veces vista de Joan Jett, la líder de las Blackhearts, con su legendaria guitarra en mano, a puntito de arrancar con su famosa I Love Rock’n’Roll -27 millones de views en Youtube-. KT Tunstall hace música sumamente escuchable, bien hecha, arreglada y producida, pero le falta lo que a la Joan le sobraba, pasión, energía y agallas. Rock’n’Roll. Y Fuck WordPress.

 

[14h20: Quien no chilla no mama, parece ser que WordPress me ha habilitado de nuevo los mp3, así que aquí la tienes, la Bad Day. Y retiro el taco final.]

 

 

Escucha Bad Day, de KT Tunstall

 

The Silencers – Painted Moon

Nacieron escoceses, aunque su patria musical fue la inglesa. Se criaron en Glasgow, pero se hicieron mayores en Londres. Bebían whisky como papá, y té como mama –con el dedito hacia arriba-. The Silencers, toda la problemática del deseo escocés de soltar amarras de UK. Una vieja reivindicación, regularmente rescatada por alguna franja soberanista, pero enseguida olvidada, a los cinco minutos de anunciarse los resultados de las consultas populares. Conozco bien Escocia, un pueblo simpatiquísimo con acento espantoso y comida de otro mundo, con Edimburgo como estandarte cultural y precioso de un país que se busca –teatro de mi primer concierto de The Stranglers en 1980, ya relatado por aquí-. Así que por favor no cambiarme nada, que tengo apuntado volver; Recuerdo con mucha nostalgia alguna tienda de vinilos en las que me deje buena parte el presupuesto de la estancia. Era otra época, The Silencers no era todavía ese grupo que pudo ser, pero que no fue, qué se le va a hacer.

The-Silencers A Letter From St Paul

El grupo lo monta Jimme O’Neill en 1985, con tres comparsas de la diáspora escocesa en Londres, después de una primera aventura musical muy buena, llamada Fingerprintz, pero vana. Influenciados por grupos y artistas tan variopintas como Woody Guthrie y Captain Beefheart, producen un sonido new wave un poco surrealista y disonante, posiblemente fuera del alcance del público de principios de los 80’s. Después de tres álbumes publicados por Virgin –ays el Branson, menos mal que estuvo-, la banda decide tirar la toalla.

Poco después, los mismos músicos deciden emprender una nueva aventura musical. Primero la rebautizan The Silencers. Segundo apuestan por unos sonidos más acordes con sus raíces. Toca la época épica, en la que las guitarras rock no reniegan de unas raíces folk, con melodías y letra pop. En 1986 el grupo interpreta por primera vez Painted Moon, el single con el que logran firmar con el sello RCA.  Después de ello, sale el primer álbum de la banda, A Letter From St Paul, punto de inflexión en la carrera de la banda. El disco tiene un éxito tremendo, rozan los #1 en bastantes países europeos. The Silencers se encuentra de repente en boca de todos, aunque si te soy sincero, aburren como no está escrito. Sólo se salva Painted Moon, que te dejo escuchar. El resto, mira, lo que sea. Hala. Luego siguieron ocho álbumes más. Como si nada.

 

 

 

Escucha Painted Moon, de The Silencers

The Animals – The House Of The Rising Sun

Qué hacías el 18 de mayo de 1964? Hay fechas así señaladas, recuerdas perfectamente lo que estabas haciendo ese día, dónde estabas, y cómo ibas vestido. 20 de julio de 1969, 12 de julio de 1998, 11 de septiembre 2001, 11 de marzo 2004. Yo, el 18 de mayo de 1964, recuerdo perfectamente que estaba babeando en mi cuna, vistiendo pijama Babygro primaveral, tirando plácidos pedetes, sonoros pero inocuos, intuyendo que algo grande se estaba cociendo para el futuro de la música rock, en un estudio de grabación UK. Cuánta razón tenías Fiouck, como siempre –juas-. Nada menos que The Animals grabando su particular versión de The House Of The Rising Sun, legendario cover que les hará grandes para la eternidad, y que meció mis primeras siestas.

Como todas las canciones míticas, tiene una historia llena de anécdotas. Primero, porque no se sabe bien quien la acunó por primera vez. Segundo, porque tampoco –había un segundo, pero se me ha olvidado, si me acuerdo, te lo digo-. Hay múltiples fuentes, siendo la más verosímil –oye, lo que digan ellos, yo tan pancho en mi Babygro- una del folklorista Alan Lomax, autor en 1941 de un songbook llamado Our Singing Country, en el que escribe que la melodía procede de una balada inglesa tradicional,  con letra de una pareja del Kentuky, Georgia Turner y Bert Martin. Qué les pasaría a esta gente, que tuvieron que escribir una canción sobre un antro, lugar de perdición habitual de la población masculina bebida. Desde principios del siglo XX, la expresión Rising Sun se ha estado empleando para hablar de lo prohibido, uff, burdeles… jatetú. Sin embargo otras fuentes hablan de The Rising Sun como de una cárcel para mujeres. Pero si las mujeres son muy buenas, ¿para qué cárceles para ellas?… La grabación más antigua conocida data de 1934, de Tom Clarence Ashley y Gwen Foster. Algunos proponen la grabación de 1928 por Texas Alexander, pero, aunque tenga el mismo título, se trata de una canción muy distinta. Ojo, que a mi no me la cuelan.

Luego el tema tal como lo conocemos más o menos, es sujeto a una multitud de versiones. Como si cualquier aspirante a su trozo de historia en la música popular, tuviera que cantar The House Of The Rising Sun como examen de entrada. A principios de los 60’s, Dave Van Ronk, amigo de Bob Dylan y profesor de guitarra del King of Folk, realiza una nueva versión, acaparándose de forma dudosa y un tanto atrevida la paternidad moderna del tema. Un poco osado, sabiendo que antes del él, ya la cantaron artistas como Georgia Turner (1937), Woodie Guthrie (1944), Judie Collins (1959), Charlie Byrd 81960), Joan Baez (1961), Pete Seeger (1961), Nina Simone (1962). En 1962, Bob Dylan graba su propia versión, para su primer álbum, homónimo. Una vez a punto de ser publicado, va a ver a su amigo Van Ronk para pedirle autorización –en plan “quiero quedar bien, que no venga Fiouck, cincuenta años después, diciendo que soy un capullo”-, pero resulta que este se niega. Que más da, uno es una leyenda, otro un defenestrado, el primero pasa del segundo, y el disco sale con el tema, eso sí, de forma bastante discreta. Durante los siguientes cuarenta y nueva años, una infinidad de cantantes y grupos la van a interpretar en una multitud de idiomas, hasta el rey de la música Khmer, dios vivo del pueblo camboyano, Sinn Sisamout/h, gran mezclador de la tradición khmer con los sonidos blues y rock’n’roll.

portada house of the rising sun

Pero volvamos a The Animals. En 1963, Eric Burdon, cantante del grupo, en plena gira UK como telonero de Chuck Berry, escucha una versión de la canción en un bar, interpretada por un cantante folk llamado Johnny Handle. El mismo día –realmente no sé si fue el mismo día o a la semana siguiente, sólo pretendía transmitir la ansiedad del genial cantante- la incorporan al repertorio de su actuación durante los conciertos. Y la tocan como nadie y como nunca. La leyenda –uch, cómo me gusta la leyenda en el rock- cuenta que Bob Dylan la escuchó por primera vez estando en su coche y que estuvo a punto de darse una leche por el salto que dio, reconociendo tiempo después lo mucho que le gustaba la versión de The Animals.

Luego me echarán la culpa por no hablar de todo lo que va a seguir en la carrera de The Animals, como si esta se detuviera con la grabación de The House Of The Rising Sun el 18 de mayo de 1964, y su posterior publicación mes y medio después. Claro que no, The Animals figuran en el gran árbol del rock, al principio de una de los 4 ó 5 ramas principales. Es un grupo fundamental, esencial. Pero ahí está La Casa Del Sol Naciente. Rolling Stone la situó en el #122 de su lista de las 500 canciones más importantes de todos los tiempos. Llegó al #1 en UK en julio de 1964, y al #1 en los US en septiembre del mismo año, el primer #1 de la invasión británica que no era de los cuatro sosos. Coño.

Sólo añadiría algo acerca del grupo. Eric Burdon, leyenda viva del rock como fucking way of life. Este tipo nació para ser cantante de rock, con su voz ronca, rota, poderosa, negra y cálida. Escucharle es bueno, ayuda a recordar quien sobra, que son muchos.

 

 

Escucha algunas de las mejores canciones de The Animals