C Duncan – Architect

Estaba yo plácidamente sentado frente a la pantalla, dudando entre Alphaville y Marc Bolan, entre repartir soplamocos o halagos, buscar la anécdota matona o desempolvar el altar, cuando me topé con C Duncan. Nada indicaba que fuera a tropezar con el primer disco de este escocés, pero el caótico internet es como el viejo GPS de mi coche: me hace coger rutas inesperadas.

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Django Django – Born Under Saturn

Pequeño bajón post entradas monumentales. Na, por los posts en sí no, sino por los artistas tratados, Hallyday y Brel son dos pesos pesados que me he tenido que currar, a mi manera, buceando por los recuerdos y anécdotas que me dejaron. No entiendo de música, aunque suene curioso, sólo de sentimientos que me provoca. Y con ambos estuve servido. Así que hoy necesito algo más ligerito.

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Donovan – Mellow Yellow

Donovan dejó la escena pop folk como entró, con sus mallas verdes y su túnica flower power, mitad trovador a lo Robin Hood mitad bardo descendiente de Asegurancetúrix. Le fulminó el hard rock y el punk rock de finales de los 70’s, ensañándose ambos géneros con el último de los hippies y su música melosa.

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The Proclaimers – I’m Gonna Be (500 Miles)

Como suelo decir, los lectores más jóvenes del blog no se acordarán –en el fondo ni sé si los hay, salvo mi hija si se levanta a una hora digna-, pero hubo una época en la que había un único proveedor para los servicios más básicos, que aplicaban tan panchos unas tarifas de escándalo. Derribar los monopolios fue uno de los grandes logros de la Unión Europea –ese es mi lado militante-.

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The Pictish Trail – Secret Soundz Vol. 2

Johnny Lynch tiene abundante barba de leñador canadiense. Lleva camisas de felpa y gorro de beisbol como cualquier leñador canadiense. Pero su voz no va acorde a su aspecto. Cuando canta, suena a leñador canadiense de mirada lasciva hacia sus compañeros en la ducha al finalizar la jornada. Porque Johnny Lynch no es canadiense, sino escocés. Ja, menuda tontería Fiouck, realmente no hay relación causa-efecto.

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Maestro – Mountains Of Madness

Ayer, por motivos ajenos a mi legendaria capacidad a organizar mi tiempo –no sé por qué te ríes-, tuve que hacer tiempo en una zona de Madrid a la que hacía años que no iba sin rumbo particular, con el cartel de turista distraído colgando: Puerta del Sol y Plaza Santa Ana, destinos céntricos y turísticos a más no poder –la caña en terraza a tres euros te lo recuerda constantemente-. ¿y qué he visto?

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Martin Carr – The Breaks

Anoche –bueno, el viernes- fui a Mad Live, un mini festival “rock” en el antiguo Palacio de Deportes. Antes de entrar me fije en que el recinto había sido rebautizado, ahora lleva el nombre de un banco inglés cuya marca está llamada a desaparecer, después de haber sido adquirida por otra entidad con hambre. Pensé que esto empezaba mal, debí salir corriendo. Además digo festival rock por decir algo. Craso error Fiouck.

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