Maestro – Mountains Of Madness

Ayer, por motivos ajenos a mi legendaria capacidad a organizar mi tiempo –no sé por qué te ríes-, tuve que hacer tiempo en una zona de Madrid a la que hacía años que no iba sin rumbo particular, con el cartel de turista distraído colgando: Puerta del Sol y Plaza Santa Ana, destinos céntricos y turísticos a más no poder –la caña en terraza a tres euros te lo recuerda constantemente-. ¿y qué he visto?

Quitando a los dos billones –con b de “¡baya inbasión!”-de turistas hablando idiomas que ni C3PO tenía con la última actualización de su OS, me llamó la atención la continúa mejora en lo estrictamente visual: fachadas, tiendas, mobiliario urbano –no vayas a imaginar intenciones mías ocultas, “antes del Madrid que devoto de la Espe”-. Como se duplicó la media hora de retraso de mi amigo y no obstante socio –la expresión también funciona al revés, depende de en qué quieras enfatizar-, tuve tiempo de mirarlo todo de nuevo, con más detalle, y esta vez me fijé en quienes regentan los establecimientos comerciales, incluso en un territorio tan tradicional como el bar Pepe: son cada vez más “chinos”.

Maestro

Pongo la palabra entre comillas porque como europeo inculto que soy, no siempre acierto a la hora de adivinar la nacionalidad exacta de las personas oriundas del este lejano, digamos a más de 6 horas de diferencia horaria de aquí. Como consuelo, dudo que el asiático lambda esté más puesto a la hora de diferenciar entre un irlandés y un asturiano, un trader de la City y un mafioso de Malta, un Erasmus finlandés en Cáceres y un Erasmus cacereño en Helsinky. Con lo fácil que es en este último caso, basta con estudiar el comportamiento del reno en la inmensidad blanca finlandesa: este majestuoso y silencioso animal sólo pierde los papeles y se mea encima cuando se le acerca uno de Trujillo ebrio.

Total. Total no, de tantas elucubraciones Lonely Planet, se me ha olvidado el nexo con Maestro, el dúo electro rock de la entrada de hoy. Sí sí dilo, todo esto no es muy serio, parezco estar de vacaciones musicales. Bueno, las mismas que tú, listillo. Y yo no estoy tumbado al sol recién salido del mar.

La verdad es que se podían haber beneficiado de un post más trabajado –con un poco de suerte no les llega a los oídos-, porque a medida que voy escuchando lo que he podido encontrar en Youtube, me van gustando más. No es electro, no es rock, es una eficaz mezcla de ambos géneros. Hay un batería escocés, Mark Kerr, y un francés que toca el resto, Frédéric Soulard. El nombre del combo suena pretencioso, pero la música no se queda atrás.

Hay una tónica industrial y metálica en la repetición de los sonidos que lleva hacia un trance irresistible, esa misma que te hace mover la parte superior del cuerpo de un lado al otro sin darte cuenta, marcando el tiempo de forma exagerada las piernas. Acaban de sacar un primer disco, Mountains of Madness, aunque si te soy sincero creo que ninguna de las canciones que te doy a escuchar son sacadas del disco. Devils, la mejor de ellas, fue subida a Youtube hace cinco años. ¿Tanto esperarían?

[Yaaaaa, ya sé cuál era el enlace entre los asiáticos regidores de los locales comerciales del casco histórico de Madrid y el grupo de hoy. Resulta que la parte francesa de Maestro es también músico de la banda Limousine, de la que hablé en el blog en julio del año pasado. Tocan una música inspirada en el Mor Lam, un género musical tailandés en vías de desaparición. Su último disco, Siam Road, es muy bueno, diferente, merece la pena darle una oportunidad. Hala, vuelve a tu tumbona. A roncar.]

 

 

 

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