Patrick Watson & The Wooden Arms – Love Songs For Robots

El dos de junio es festivo en Canadá. Pandilla vagos estos leñadores, ¿acaso tenemos días festivos en España? Celebran The Decoration Day desde 1890, fecha en la que los veteranos de la batalla de Ridgeway reclamaron un poco más de consideración por parte de su gobierno. Este conflicto, por lo que he podido entender –más bien poco- lo originaron los Fenians –qué gracia de nombre, en francés quiere decir precisamente vago-, estos irlandeses que luchaban contra la presencia británica. Total, no nos va a impedir dormir, pero me viene de maravilla para hablar de la música de Patrick Watson, decoración acústica desconsiderada.

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The Pictish Trail – Secret Soundz Vol. 2

Johnny Lynch tiene abundante barba de leñador canadiense. Lleva camisas de felpa y gorro de beisbol como cualquier leñador canadiense. Pero su voz no va acorde a su aspecto. Cuando canta, suena a leñador canadiense de mirada lasciva hacia sus compañeros en la ducha al finalizar la jornada. Porque Johnny Lynch no es canadiense, sino escocés. Ja, menuda tontería Fiouck, realmente no hay relación causa-efecto.

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Duke Garwood – Heavy Love

¿Se puede uno hacer una idea de la música de un artista con una única canción? Yo diría que no, pero tú mismo. Imagina por un momento, no conoces a The Cure, estás en tu coche en un atasco, cag…. en todos los muertos de los malnacidos que te rodean y sale en la radio la canción Friday In Love. ¿Reacción tuya? ¡Pero vamos a ver, y este insulto al buen gusto de qué va! Lo que te perderías…

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Denai Moore – I Swore

Muchas veces –un día cada tres años son muchas veces, teniendo en cuenta que nunca compré sus discos, quitando un cassette single con Talkin’ About The Revolution, algunos años antes de llegar a España- me pregunto: ¿qué habrá sido de Tracy Chapman? Y yo qué sé, listillo, si pregunto es que no tengo la respuesta. No vale contestar “listillo tú, haz un post sobre ella y ya sabrás, y de paso nosotros también”. Me lo apunto, para días secos, pero hoy resulta que he dado con su sucesora, y hoy prefiero ser locomotora antes que camión escoba.

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Sufjan Stevens – The Age Of Adz

Hace mucho que a Sufjan Stevens le han encaramado en un pedestal. Todo lo que el planeta indie tiene de gurus, predicadores y bloguevangelistas le profesa cierta adoración. En estas condiciones al artista de nombre impronunciable le resulta difícil no tener un pequeño problema de ego y no perder el sentido de la realidad. En una entrevista, con ocasión de la salida de su último trabajo de estudio, The Age of Adz, reflexionando sobre su vocación de músico, declaraba: “hay tantas vocaciones más grandes… como los basureros o los carteros”. Sufjan, amigo Sufjan, nadie en su sano juicio recoge la basura ni distribuye las cartas por vocación. Lo hace por necesidad, punto. Ays, estos artistas…

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Angel Olsen – Burn Your Fire For No Witness

Hoy toca de nuevo un post calimero. No tengo tiempo, cero ganas, inspiración por los suelos. La sola visión de la montaña de cosas que me quedan por hacer -estas que me dan de comer-, me recuerda que hay que ser idiota por haberse fijado el reto tonto de sacar un post al día hasta llegar a 1.000. Me pongo a imaginar a mis amigos, tan panchos en casa viendo fútbol y comiendo bolsas de patatas de 2012, las mejores, o en un bar con los colegas, copa de vino blanco en mano puntuando a las chicas, y me dan ganas de colgar el cartel de “ya está, 1.000, se acabó, iros a otro blog, hala, hop, fiu fiu”. Pero no hay manera, idiota nací, idiota me iré.

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Port O’Brien – I Woke Up Today

Port O’Brien fue una banda indie folk rock yankee, formada en 2005, disuelta un lustro después. Cada vez que escribo sobre un grupo de este género, pregunto, WTF es el indie? Realmente depende del humor del día. Hoy toca meterse con ello, me enervan estos tipos. El indie como tal, nace, canta, y muere, todo ello en un intervalo de tiempo muy corto –algunos ni siquiera llegan a cantar-. El indie es la efímera del reino musical. Apenas deja rastro a su paso, va muy limpito a todas partes y suele respetar la señal de “Silencio Hospital”. No son malos tipos, más que nada porque no les da tiempo a serlo, como no venden una rosca, pronto acaban volviendo a la universidad para ser un geek más. Y si de repente tienen éxito, a parte de no creérselo, dejan automáticamente de ser indie, para pasar a ser lo que sea, generalmente rock o garage. Arctic Monkey era indie, ya no. Arcade Fire era indie, ya no. Es la paradoja de este género.

Port O’Brien es bastante representativo de ello. Nació (2005), cantó (tres álbumes), murió (2010). Hoy, nadie, o casi, se acuerda de ellos. Ojo, no es que hicieran música mala, todo lo contrario. Por lo menos a mi muchas veces me gustaba. Si hasta les vi en concierto en el Moby Dick de Madrid en 2010, en una actuación muy honorable. Las canciones que componían tenían originalidad y talento, eran melódicas, elegantes y energizantes, muy frescas. Pero pregúntame por el título de una de ellas, y cero patato. No me acuerdo. Fenómeno indie siempre repetido.

Port-O-Brien

El grupo lo formaron inicialmente el dúo Cambria Goodwin y Van Pierszalowski. De la chica, Cambria, no se sabe mucho, y si te suena el nombre, es porque es un tipo de letra muy usado en Word. Van Pierszalowski –supongo que Van es el nombre- es el indie caricaturesco de turno. Rubio nórdico súper pálido –como esos bichos que les ves los órganos debajo de la piel-, afeitado guay, pinta de recién levantado incluso cuando toca irse a la cama, mirada del que soporta toda la miseria humana, pelo que no sabe qué coño hacer con él -o será al revés?-, en fin, Total Indie. Es el que puso fin a la aventura Port O’Brien en 2010, para iniciar un proyecto en solitario, llamado Waters. Me da a mi que es la misma música, la misma actitud, las mismas perspectivas. Buf, a veces me siento viejo. Suerte Van.

Te dejo con dos canciones que me gustaban especialmente del repertorio de Port O’Brien. Hala, al tajo.

 

 

Escucha I Woke Up Today, de Port O’Brien