Entre el nuevamente genial concierto de Dub Inc el jueves pasado en la Sala Penelope de Madrid y el próximo –y seguramente que también genial- concierto de los Wailers en esta misma sala dentro de dos semanas, tropiezo con un cantante de reggae del que no había oído hablar en mi vida, Milton Henry. Bien es cierto que no soy nada especialista, disfruto de estos sonidos tan particulares, pero en el fondo soy un ignorante. Pregúntame y te contestaré instantáneamente Bob Marley, Peter Tosh, Burning Spear y Jimmy Cliff. Y después de pensármelo un buen rato, nadie más. Pero pregúntame por quien escucho en reggae y te diré Bob Marley y punto, porque, lo quieras o no, estaba y estará siempre en otra galaxia. Como el Atlético este año –Juas, sé que estas cosas irritan-.
Archivo de la etiqueta: Reggae
Dub Incorporation – Paradise
Esta mañana he llamado a Ana Botella, mi ilustrísima. Antes había estado maravillándome con esta nueva dimensión rock que ella, mi excelentísima, le estaba dando a nuestra ciudad. Para que veas, antes de mediados de abril habré ido a los conciertos de Dub Incorporation –reggae dub para abrir apetito-, Savages –la verdadera revelación rock londinense porque el pidehostias de Jake Bugg es un farol-, Stranglers –por sexta o séptima vez en mi vida-, Toy –para mi la gran banda de los 10’s- y Matthew E. White –el oso delicado, oro puro-.
Bomba Estereo – Fuego
¡¡Siete de enero, por fin!! Cómo que qué le pasa al siete de enero? Se acabó! Las fiestas, noche mala, noche senil, los reyes embusteros –Señor Guillotin, vaya preparándose, por si acaso-. Se acabó el comer como si fuera la última vez. Sueño con lechuga hervida y zumo de alcachofas. Vaciarme y limpiarme. Ponerme como nuevo. Ya ya, lo sé, un voto piadoso más. De hecho hoy me espera butifarra salsa mostaza y patatas doradas. Como mola. Hago una salsa mostaza de escándalo, lo único que me sale bien, con mi legendaria mayonesa casera. Como ves, no da para un libro de recetas. Por ello hago este blog de música.
Hisham Fageeh – No Woman No Cry
Arabia Saudí, The Great Dictatorship Swindle. Un país que no brilla nunca en los JJOO y sin embargo ostenta algunos valiosos records del mundo. Por ejemplo, el único país donde no hay salas de cine. Donde los bancos y las universidades tienen una entrada para mujeres y otra para hombres. Donde la apostasía –renuncia a tu religión- y el proselitismo de otra religión que no sea la musulmana son merecedoras de la pena de muerte. Donde los cerca de nueve millones de habitantes extranjeros –un tercio de la población total del país- no tiene ningún derecho. Donde las niñas no pueden subirse a una bici. Donde nada más nacer, a las mujeres se les nombra un tutor –autoridad “moral”- de por vida. Pero es un país coherente, si las mujeres no pueden conducir su vida como les da la gana, por qué c… conducir un coche? Así que Arabia Saudí es el único país del mundo donde las mujeres no pueden estar detrás del volante. O como mucho, para pasar la bayeta sobre el salpicadero.
Pero algunas de ellas, desafiando la ley, las autoridades, el entorno, a veces su propia familia, se han organizado, agrupándose en las redes sociales, subiendo vídeos a youtube donde se les ve conduciendo, reclamando un derecho tan elemental como el de conducir. No lo tienen nada fácil. Big Abdallah vigila, Big Abdallah amenaza, Big Abdallah no bromea. Fuck Big Abdallah. Es para llorar, ese absoluto ninguneo del género femenino.
Por ello es más que loable la iniciativa de Hisham Fageeh, humorista y activista saudí. Con la ayuda de otro cómico del Reino de Big Abdallah, Fahad Albutairi y de un músico, Alaa Wardi, subió a Youtube una versión a capella de No Woman No Cry, de Bob Marley, rebautizada para la ocasión como No Woman No Drive, en la que habla de ese derecho denegado en clave satírica. Bueno, no te esperes un Piedrahita, Buenafuente o Goyo Jimenez. Nooo, es muy modosito. En Arabia Saudí se han decapitado listillos por menos. El nivel de visionados del vídeo es señal de que la lucha de estas mujeres está calando: un millón de views el primer día, y ya está en cerca de nueve. Y más allá de los números, lo realmente nuevo es que sean hombres los que por una vez dan la cara para sus mujeres. ¡Hisham for President! Bob también votaría por él.
Ve el vídeo aquí.
The Jolly Boys – Great Expectation
En 1946, Errol Flynn compró una diminuta isla jamaicana, Navy Island, por el importe asombroso de 80.000 dólares de la época. Durante los siguientes diez años, este rincón paradisiaco se convirtió en el lugar de atraque para el yate del actor, y el lugar idílico de las fiestas legendarias del Hollywood canalla. El amigo Errol no era un santo, sumamente simpático eso sí, pero le dio a todo lo que el planeta ofrecía de placeres; básicamente sexo, alcohol y drogas. Era excesivo en todo, hasta durante los rodajes, donde se negaba a ser sustituido en las escenas más peligrosas. A bordo de su yate, parte del entretenimiento lo aseguraba un pequeño grupo local llamado The Navy Island Swamp Boys, con Noel Lynch, guitarra, Moses Deans, banjo y Papa Brown, percusiones. Los mentos -música de los bailes jamaicanos antes del ska, del rocksteady y del reggae-, calypsos y rumbas que tocaban representaban la banda sonora perfecta para Flynn y sus invitados.
Cuando el grupo se separó en 1955, Moses y Papa montaron una nueva banda, añadiendo maracas, tambor y más guitarras. Según la leyenda, fue el propio Errol Flynn quien les bautizó como The Jolly Boys, por el ambiente jovial de la música que tocaban. Gracias a la ayuda del actor, el grupo creó rápidamente un alto estándar musical de mento y calypso.
El grupo vio pasar a más de dieciocho miembros en estos más de sesenta años, como una gran familia feliz. En los años sesenta, eran uno de los grupos que más sonaba en la parte norte de la Jamaíca, y muchas veces actuaban acompañados por compañías de danza. En una de ellas, conocieron a un joven bailarín de enorme talento, Albert Minott, que hoy, sigue al frente de la formación. Con la llegada del reggae, el mento y el calypso cayeron un poco en el olvido. The Jolly Boys se separaron en dos bandas, si bien nunca se alejaron mucho, sufrieron el acoso del otros estilos más modernos, aunque finalmente volvieron a los escenarios a partir de los ochenta con la masificación del turismo en la isla. Hoy, verles tocar en los bares jamaicanos sigue representando una parada obligatoria, cualquiera al escucharles se deja invadir por cierto sentimiento de nostalgia, de cuando, coño, todo parecía ir mejor. El último empujón a su carrera se lo dieron Gorillaz y Amy Winehouse, que les descubrieron, al igual que decenas de miles de turistas en más de sesenta años de actuaciones. En 2010, grabaron un álbum muy especial, en el que revisitan algunos temas de rock icónicos, en su mayoría lanzados cuando parte de los actuales miembros de los Jolly Boys ya tenían canas. Great Expectation es un bonito disco, que demuestra que con talento, la música no entiende de estilos. The Passenger –Iggy Pop-, Rehab –Amy Winehouse-, You can’t always get what you want –The Rolling Stones-, Hangin’ on the telephone –Blondie-, I fought the law –The Clash– son algunas de las canciones contenidas en el álbum, escúchalas, son como un bombón.
Escucha algunas de las canciones de Great Expectation, álbum de version es de The Jolly Boys
Grace Jones – Nightclubbing
Grace Jones fue una niña mal criada mimada por los medios, los pintores, los creativos, los publicistas, todos enamorados de su presencia visual, su cuerpo andrógino, sus plástica perfecta y su voz contralto. Hicieron de ella un icono de los 80’s, todo por el parecer. Musa de los más grandes (Andy Warhol, Keith Haring, Jean Paul Goude), pintaron su cuerpo como un reclamo perpetuo. Y, por dios, qué mujer! Jamaicana de nacimiento, Grace Jones lució el cuerpo femenino más perfecto que se recuerde. Negra tenía que ser. Unas piernas de ébano interminables, un culo respingón de infarto, una espalda escultural, … vale vale no sigo. Grace Jones invadió el panorama musical y cinematográfico de los finales de los 70 y principios de los 80 como un vendaval negro sin despeinarse el pelo cortado al cuadrado.
Mano Negra – Casa Babylon
Curioso como los movimientos anarquistas históricos españoles han podido inspirar a ciertos grupos de música “rock” foráneos. Primero fue The Durutti Column, conjunto fuera de cualquier estilo liderado desde hace 30 años por Vini Reilly, tan obsesionado con su guitarra y los extraños sonidos que le arranca, que no supo escribir bien el nombre de Buenaventura Durruti, sindicalista y revolucionario anarquista español de la guerra civil, al frente de lo que se conoció como la Columna Durruti, que marchó desarmada desde Barcelona en dirección a Madrid para contener la ofensiva de los nacionalistas. Con dos c…
Luego fue el cantante francés de origen español Manu Chao, líder carismático del grupo de punk rock salsa reggae world llamado Mano Negra, inspirado en La Mano Negra, movimiento anarquista andaluz del siglo XIX, probablemente inventado por el Gobierno central de Sagasta para eliminar los movimientos sociales en los campos del sur de España. Con un c… muy pequeñito.
Manu Chao tuvo esa gran “suerte” de nacer en el seno de una familia intelectual, luchadora en defensa de los derechos humanos y sociales, primero en España, luego en Francia cuando los nacionalistas se hicieron con el poder durante la guerra civil. Su padre, Ramón Chao, fue escritor y periodista de RFI (Radio France Internacional) para Latam, anfitrión parisino incansable de algunos de los mejores autores latino americanos, como Gabriel García Márquez o Alejo Carpentier. Pero la gran inspiración de Manu Chao fue su abuelo materno, Tomás Ortega, antiguo campeón de pelota vasca, comunista comprometido, que terminará exiliándose a Paris después de vencer Franco. El abuelo que independientemente del color de su traje cualquier niño sueña con tener, por el arte que tienen a la hora de contar otras épocas, batallas, hambrunas, plagas, amores, amistades de por vida.
A los 10 años Manu Chao empieza a tocar el piano, empujado por su padre, y luego la guitarra. La ventaja de la guitarra es que te la llevas sin problema a la playa para ligar con las mozas. El piano también, pero cuando terminas de arrastrarlo, el verano ha acabado y es hora de volver. En casa se escucha rock (Chuck Berry), reggae, punk, flamenco, y música latina. A los 18 años, con su hermano Antoine, integra una banda rockabilly llamada Joint de Culasse (junta de culata), que versiona los grandes estándares del rock de los 50´s. Luego poco a poco los gustos se van afianzando hacia mezclas de sonidos anglo hispánicos. Primero con los Hot Pants, luego Los Carayos, Les Casse Pieds (los toca narices). Finalmente con sus comparsas François Hadji Lazaro (Garçons Bouchers) y Alain (los Wampas), montan Mano Negra. A la primera la vencida, la canción «Mala Vida» se vuelve todo un éxito en Francia, antes de empezar a desbordar las fronteras. Música universal, sello de Manu Chao. En pocos años Mano Negra se vuelve referente absoluto de la escena rock francesa, con Les Negresses Vertes, Pigalle, Wampas, etc, con varios álbumes como Patchanka, Puta’s Fever, King of Bongo y Casa Babylon.
Luego se separará de la banda e iniciará una carrera solo, tan exitosa como la anterior. Manu Chao, sea uno afín o no a sus luchas (derrapó en alguna ocasión a la hora de expresarse sobre la lucha independista en el país vasco) es un músico con un talento maravilloso y una empatía poco común para llegar hasta el público más variado e inverosímil. Es difícil no dejarse seducir por sus melodías sencillas y sus letras evocadoras de las desgracias ajenas y la miseria reinante.
Escucha entero Casa Babylon de Mano Negra