Ayer me hicieron un regalo increíble, tan emocionante que me dejó hecho trizas. Uno como nunca me habían hecho, sin saber que sólo me toca dentro de una semanita incrementar el contador. Por una carambola de estas propias de internet, el otro día contactó conmigo gente con la que estuve trabajando en la segunda mitad de los 80’s, hace 28 años. Y menuda sorpresa mayúscula me tenían preparada. Veintiocho, cómo vuela el tiempo, porca miseria.
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The Young Gods – The End
Hoy he roto una tradición vieja de 890 días, según la cual cada nueva entrada es escrita el día anterior, para saltar a las 7h en el blog. Pero ayer me tocó un día largo como un día sin pan –dicho franchute- y volví tarde a casa con toda la miseria del mundo en los hombros –otro dicho franchute-. Con lo cual, tenía las mismas ganas de ponerme delante del ordenador que de colgarme por los testículos encima de un charco repleto de cucarachas gigantes –dicho Fiouckesco-.
kas Product – Try Out
Rock sintético, epiléptico, hipnótico y estroboscópico. Esta era la música que tocaba Kas Product, a principios de los 80’s, en una Francia que parecía darse cuenta, por fin, de que no había que pedir necesariamente permiso a los ingleses para sacar música original e innovadora. Y que las tendencias las podía marcar un oscuro dúo de Nancy. No, no me preguntes acerca de Nancy. Es como si un guiri te preguntara acerca de Valladolid. ¡Qué vas a decir!
Yvette – Process
En agosto de 1981, me sacaron una foto, de día, delante de la entrada cutre del CBGB en Nueva York, con su toldo de tienda de ropa para amas de casa. Yo todavía era un chaval, y aunque la sala estaba todavía lejos de alcanzar la condición de mito y leyenda del rock, la conocía muy bien por un vinilo que tenía en casa –este sí lo sigo teniendo, wow-, un doble recopilatorio de los mejores conciertos que se dieron entre 75 y 76. El disco empezaba por una voz en off –realmente era un tipo de la sala que se subía al escenario antes de cualquier actuación, para dar la bienvenida al público- que decía “With you from the Bowery, New York City… ¡Welcome to the CBGB!” y enseguida arrancaban las guitarras de Tuff Darts con su tema All for the Love of Rock’n’Roll –aquí puedes escucharlo en youtube-.
EMA – The Future’s Void
Leía el otro día que, en 2013, el nombre femenino más dado a los recién nacidos por sus padres en Francia fue Emma –delante de Lola, va a ser que el país vecino se está hispanohablandando-. Pobres criaturas, ¿qué culpa tienen ellas de que sus padres sólo escuchan música en los programas tele tipo The Voice? De molestarse un poco, daban con el segundo disco de EMA, The Future’s Void –el vacío del futuro-, y cambiaban de idea en el acto. Si les gustaba especialmente la sonoridad hispánica de Emma, se podían haber dejado ganar por el encanto de Fulgencia, Bercia, Hiltrudis, Eduviris, Paspasia o Eleuteria. Molan. Porque, ¿probabilidad de que una cantante neurótica triunfe con uno de estos nombres? Cero patato, vamos.
Propaganda – A Secret Wish
Hoy lunes otoñal, tristón. Habrá que acostumbrarse, lo más normal –que por mi no sea- es que la cosa no mejore antes de unos cuantos meses. Buf, cuánto lo odio. No entiendo a la gente que se alegra por los cambios estacionales, la lluvia, algo de frio. Si por debajo de 28 grados no hay vida de la buena. Sólo hay supervivencia. Ahora quedan seis meses de silencio gris y gélido, con esa única pregunta, un día tras otro, “what the fuck estoy haciendo aquí?”. Quiero sol y calor de nuevo, parece que empezó ayer a hacer bueno… Y ya que estamos con las plegarias, súplicas y ruegos, vamos a flagelarnos como humildes penitentes musicales que somos, con la banda posiblemente más representativa de cierto sonido ochentero, Propaganda.
Venga, no huyas. Los ochenta fueron un laboratorio meritorio, torpe filtro de miles de sonidos nuevos, poderoso embudo para allanarle el terreno a los 90’s, tan serios y académicos. A mediados de los 80’s, en esa avalancha de obreros ególatras de la new wave, el synth pop y la electro naciente, Propaganda se lleva parte de la palma, pero gracias a ese no sé qué en el sonido que les aparta del camión escoba, casi treinta años más tarde se les puede seguir escuchando sin sentir vergüenza. He dicho escuchar, no verlos. Más allá de las modas y las corrientes musicales propias de esta década, hay una cosa que todas tenían en común, eran los clips vídeo: ¿cómo se podían realizar semejantes engendros, y cómo éramos capaces de verlos a plena luz de día sin que te entrasen arcadas? En fin, a lo que iba, en 1984, irrumpe, desde Alemania, una banda new wave industrial novadora, que invade las radios, las discotecas –cierto, no todas, digamos que las dignas-, los tocadiscos, las tiendas y las camisetas. Hijos predilectos del sello ZTT de Trevor Horne, Propaganda no nace de las aspiraciones y la mente de adolescentes febriles, sino de las ganas de dos productores geniales, Ralph Dörper y Andreas Thein, de resolver su jubilación.
En 1983, los dos músicos reclutan a Michael Mertens, batería, y Claudia Brücken, cantante. Se inspiran en la new wave y la synt pop, a la vez que añaden toques de rock industrial, chill relajante –aunque en esta época el término todavía no se usa para la música-, y algo de música dance. El mix es explosivo y funciona a la primera. En 1984 se publica el primer single, Dr. Mabuse, que se convierte instantáneamente en éxito de ventas en Alemania y UK. Algunos meses después, sueltan otros dos hits más, Duel y P-Machinery, incluidos los tres en el primer álbum del grupo, A Secret Wish, lanzado en 1985. En este disco también había más joyas, que no tuvieron tanta suerte, pero no es de recibo que la historia no le haya hecho un hueco a Jewel –cuyo remix de más de 6 minutos te dejo escuchar abajo-, sin duda el mejor tema de Propaganda.
Luego les pasó los que les pasa a las bandas creadas artificialmente, no supieron mantener el listón alto, se perdieron en elucubraciones musicales sin mucho sentido. Claudia Brücken lo intentó en solitario en los 90’s, pero sin éxito, aún contando en alguna ocasión con la presencia de Martin Gore a la guitarra.
Qué se le va a hacer, ¿fucking ochenta’s eh?
Escucha los mejores temas del disco A Secret Wish, de Propaganda
Suicide – Suicide
Hay grupos así, los mires por donde los mires, no encajan. Observas la genealogía de la familia rock, y no están en ninguna rama. Y luego te fijas mejor y aparecen en un montón de cruces, esenciales, múltiples. Estos grupos no suelen tener ni mucha fama ni ocupar los puestos de honor. Pero siempre tienen un lugar destacado en los libros que miran atrás. Suicide, el dúo de Martin Rev y Alan Vega es sin duda el parangón de estos grupos. No es rock, no es punk, no es synthpop, no es industrial, no es electrónica, es todo a la vez, un mix caótico, una vorágine musical, un torbellino de sonidos adelantados a su tiempo.