¡Si este blog es una ruina! Ayer tuve que pagar por ampliar el espacio de almacenamiento disponible en WordPress, a tan solo un mes de acabar con la faena. Vale que 10.000 mp3 ocupan mucho, pero en treinta días apenas subirá el número. Me puse el traje de calimero y les pedí un poco de consideración, a lo que un geek disfrazado de banquero contestó “Congrats on almost reaching 1,000 posts in 1,000 days, that’s an amazing accomplishment!”, para luego exigir el pago. Porca miseria, 50 dólares más. Ya van 300 desde el principio.
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Ludovico Einaudi – BSO This Is England
Hacía mucho que no le prestaba atención al doodle de google del día. De tanto cambiarlo al final se hace invisible. Pero hoy me cogieron de la mano para que pudiera ver la animación, divertida. De paso me interesé por el músico que salía en ella.
Can – Tago Mago
Qué guapo sale mi John Lydon en la portada de su nuevo libro, La Rabia es Energía. Me enteré ayer de que había sacado una nueva autobiografía –después de su famosa No Irish, No Blacks, No Dogs, de 1994-, al recibir vía whatsapp la foto de la portada de la edición francesa, ya que no hay fecha de publicación en España. Como era de esperar, reparte gran cantidad de soplamocos a un montón de idiotas mentirosos, como la Vivienne Westwood, que se atrevió a reclamar la paternidad del título de la canción Anarchy in the UK. Por dios Vivienne, ¿te importaría volver a tus frufrús para doncellas de Ascott y dejar el rock en paz?
EMA – The Future’s Void
Leía el otro día que, en 2013, el nombre femenino más dado a los recién nacidos por sus padres en Francia fue Emma –delante de Lola, va a ser que el país vecino se está hispanohablandando-. Pobres criaturas, ¿qué culpa tienen ellas de que sus padres sólo escuchan música en los programas tele tipo The Voice? De molestarse un poco, daban con el segundo disco de EMA, The Future’s Void –el vacío del futuro-, y cambiaban de idea en el acto. Si les gustaba especialmente la sonoridad hispánica de Emma, se podían haber dejado ganar por el encanto de Fulgencia, Bercia, Hiltrudis, Eduviris, Paspasia o Eleuteria. Molan. Porque, ¿probabilidad de que una cantante neurótica triunfe con uno de estos nombres? Cero patato, vamos.
Klaus Nomi – Cold Song
K.N., teléfono, mi casa.
Klaus Nomi fue un extraterrestre, años antes del simpatiquísimo hombrecito de goma que no aguantaba el alcohol –pues si vienen hasta aquí y no saben portarse con una copa de más, mal vamos-. No importa que realmente naciera en Alemania, en la Baviera, un pueblo llamado Immenstadt, 14.261 habitantes en el último censo de 2006, Klaus Nomi fue un extraterrestre. Hoy se le echaría a patadas, de vuelta a su planeta con una nota de “ya tenemos muchos de estos” para sus colegas, pero en 1981, cuando publicó su disco homónimo, me pareció ser distinto, y eso que yo no andaba vago a la hora de descubrir sonidos nuevos.
Nació en 1944, en aquel pueblo aburrido aunque muy bonito. Toda su juventud se debatió entre su pasión por el bel canto y el rock que se avecinaba. A mediados de los 60’s trabajaba de acomodador en el Deutsche Oper de Berlin, y después de las representaciones, ofrecía mini espectáculos para el resto de los trabajadores del lugar, cantando arias que también interpretaba en la discoteca gay de Berlin, el Kleist Casino. En 1972, se marcha a New York, se instala ilusionado en el East Village. De día trabaja en una pastelería, de noche se produce en pequeños espectáculos experimentales en salas de poca monta. Hasta 1978, cuando le ofrecen cantar en el show “New Wave Vaudeville”, en el que interpreta el aria Mon Coeur S’Ouvre A Toi –Mi corazón se abre para ti- que forma parte de la Opera Samson y Dalila de Camille Saint Saens. Al final del show, en el que salía vestido como un extraterrestre, el cantante desaparecía del escenario en una explosión de luces, laser, fumígenos, y demás despropósitos pirotécnicos. En contra de todo pronóstico, funciona el espectáculo, y le empiezan a llover ofertas para participar en los shows más bizarros de New York. En 1979, el mismísimo David Bowie se deja impresionar por el personaje, y le invita a él y su amigo Joey Arias a actuar con él en el programa TV Saturday Night Live, del 15 de diciembre de 1979, en el que el músico interpreta tres canciones: TVC 15, The Man Who Sold The World y Boys Keep Swinging. Para la ocasión, le da a los dos comparsas algo de dinerillo –en una entrevista de febrero de 2013, Joey Arias explicó que sería algo así como diez mil dólares de hoy, mola ser rock star- para que compren vestidos. A Bowie le toca uno estilo Bauhaus, triángulos, formas rectas, blanco y negro, que Nomi copiará dos años más tarde para la portada de su disco.
En 1981, saca su primer álbum. Las canciones que contiene no se parecen en nada a lo que solíamos escuchar en esta época, esta mezcla barroca de pop con su voz que iba desde barítono hasta contratenor. Fue el primero del estilo, y por eso funcionó. Hoy te pondría los pelos de punta. Y funcionó porque en el disco había una maravilla de canción, Cold Song, inspirada en la Ópera El Rey Arturo, de Henry Purcell. Esta hermosa y emocionante marcha fúnebre parecía una triste premonición, ya que Klaus Nomi murió de sida 18 meses más tarde. Un terremoto en su día, siendo este artista uno de los primeros famosos en fallecer por culpa de una enfermedad desconocida, que se estaba proponiendo invadir poco a poco los medios, y que terminó invadiendo nuestras vidas.
Escucha Cold Song, de Klaus Nomi