Hoy –por ayer- es el Día Internacional de los Trabajadores. Seguro que no te acuerdas de por qué estuviste babeando feliz en la cama hasta una hora indigna. Fiouckipedia te lo recuerda: se celebra el día de los Mártires de Chicago, en honor a los participantes de una huelga –iniciada el uno de mayo de 1886- en la que se reivindicaba la jornada laboral de ocho horas. El día tres, se originó una batalla campal entre manifestantes y anti-concentración que la policía detuvo en seco. Na, poca cosa, seis trabajadores muertos y decenas de heridos.
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Blaenavon – Swans
El nueve de febrero pasado, se publicó aquí una reseña sobre un músico cuyo futuro a priori no presagiaba nada del otro mundo. En el post, comparaba su presencia en los medios con la de Lady Bistec –hace mucho que no me meto con ella ¿verdad?-, y llegaba a la conclusión de que era inversamente proporcional al talento.
Owen Pallett – In Conflict
Qué alegría siempre renovada dar con un disco bueno, uno tan bueno como para llevárselo a una isla –ya iban tres días seguidos sin el sello “Fiouck’s Island Music”-. Un disco que ya estoy barajando comprar en vinilo –algunos dirán qué pesado es con sus vinilos, para mi defensa sólo diré que casi nunca he dejado de ponerlos en casa-, pero antes de decidirme tengo que escucharlo alguna vez más. El disco es brillante, pero tampoco es Lost in The Dream de War on Drugs, este estaba en mi cesta a los cinco minutos.
Klaus Nomi – Cold Song
K.N., teléfono, mi casa.
Klaus Nomi fue un extraterrestre, años antes del simpatiquísimo hombrecito de goma que no aguantaba el alcohol –pues si vienen hasta aquí y no saben portarse con una copa de más, mal vamos-. No importa que realmente naciera en Alemania, en la Baviera, un pueblo llamado Immenstadt, 14.261 habitantes en el último censo de 2006, Klaus Nomi fue un extraterrestre. Hoy se le echaría a patadas, de vuelta a su planeta con una nota de “ya tenemos muchos de estos” para sus colegas, pero en 1981, cuando publicó su disco homónimo, me pareció ser distinto, y eso que yo no andaba vago a la hora de descubrir sonidos nuevos.
Nació en 1944, en aquel pueblo aburrido aunque muy bonito. Toda su juventud se debatió entre su pasión por el bel canto y el rock que se avecinaba. A mediados de los 60’s trabajaba de acomodador en el Deutsche Oper de Berlin, y después de las representaciones, ofrecía mini espectáculos para el resto de los trabajadores del lugar, cantando arias que también interpretaba en la discoteca gay de Berlin, el Kleist Casino. En 1972, se marcha a New York, se instala ilusionado en el East Village. De día trabaja en una pastelería, de noche se produce en pequeños espectáculos experimentales en salas de poca monta. Hasta 1978, cuando le ofrecen cantar en el show “New Wave Vaudeville”, en el que interpreta el aria Mon Coeur S’Ouvre A Toi –Mi corazón se abre para ti- que forma parte de la Opera Samson y Dalila de Camille Saint Saens. Al final del show, en el que salía vestido como un extraterrestre, el cantante desaparecía del escenario en una explosión de luces, laser, fumígenos, y demás despropósitos pirotécnicos. En contra de todo pronóstico, funciona el espectáculo, y le empiezan a llover ofertas para participar en los shows más bizarros de New York. En 1979, el mismísimo David Bowie se deja impresionar por el personaje, y le invita a él y su amigo Joey Arias a actuar con él en el programa TV Saturday Night Live, del 15 de diciembre de 1979, en el que el músico interpreta tres canciones: TVC 15, The Man Who Sold The World y Boys Keep Swinging. Para la ocasión, le da a los dos comparsas algo de dinerillo –en una entrevista de febrero de 2013, Joey Arias explicó que sería algo así como diez mil dólares de hoy, mola ser rock star- para que compren vestidos. A Bowie le toca uno estilo Bauhaus, triángulos, formas rectas, blanco y negro, que Nomi copiará dos años más tarde para la portada de su disco.
En 1981, saca su primer álbum. Las canciones que contiene no se parecen en nada a lo que solíamos escuchar en esta época, esta mezcla barroca de pop con su voz que iba desde barítono hasta contratenor. Fue el primero del estilo, y por eso funcionó. Hoy te pondría los pelos de punta. Y funcionó porque en el disco había una maravilla de canción, Cold Song, inspirada en la Ópera El Rey Arturo, de Henry Purcell. Esta hermosa y emocionante marcha fúnebre parecía una triste premonición, ya que Klaus Nomi murió de sida 18 meses más tarde. Un terremoto en su día, siendo este artista uno de los primeros famosos en fallecer por culpa de una enfermedad desconocida, que se estaba proponiendo invadir poco a poco los medios, y que terminó invadiendo nuestras vidas.
Escucha Cold Song, de Klaus Nomi
The Divine Comedy – Absent Friends
The Divine Comedy es Neil Hannon. Neil Hannon es The Divine Comedy. El nombre The Divine Comedy viene de la obra de Dante Alighieri -Oooooh-, mientras que el nombre de Neil Hannon viene de sus padres, que así le llamaron porque los padres suelen darle un nombre a los hijos. Punto. No todo tiene porque estar rodeado de misterio o de Oooooh. En fin, Neil Hannon se llama así, fundamentalmente porque al nacer era muy joven para opinar. Hala.
Neil Hannon es claramente un caso a parte. Soy fan fan fan de un tipo que, primero es irlandés –no me habléis de los irlandeses, o en mal-, segundo hace música indescriptible –habladme de música indescriptible-, y tercero es un eterno adolescente loco por la literatura clásica –regalad vuestros libros, que fluya el conocimiento-. Como nos gusta calificar los artistas y/o sus discos con etiquetas reconocibles o manejables, diría que hace pop de cámara. Imagínate un cuarteto con pelucas a lo Luis XVI, pero con un enchufe detrás de la cómoda, y una de Bombay Sapphire en la mesilla –y un poco de harina en la bandeja, ¿será para empolvarse?-, ahí le tienes. No es música conceptualista, ni mucho menos, muchas veces es tremendamente alegre, por mucha emoción que transmita. Mira, es como Rufus Wainwright por la voz, con influencias en ciertos compositores contemporáneos. Ravel o Stravinsky por las composiciones clásicas de sus temas, Michael Nyman por el lirismo actual, todo mezclado con un toque barroco.
Le he visto varias veces en concierto, como The Divine Comedy –Joy, Madrid 2006-, o como Neil Hannon –Sala Sol, Madrid, 2009-, tengo casi todos sus álbumes, y si vuelve mañana, iré, aunque sea sólo para escuchar Our Mutual Friend. Esta canción sale en el octavo álbum de la banda, Absent Friends, lanzado en 2004. Ni súper charts en su salida, ni ranking posterior a lo Rolling Stones, tan sólo miles de críticas de medios musicales, como esta de Fiouck, “Our Mutual Friend es una de las más bellas canciones de mi vida y figura en mi top 10”. Malas lenguas aseguran que en mi top 10 entran ya más de 50 canciones. Deja, ya hablaré con ellas. Hop.
Escucha entero Absent Friends, de The Divine Comedy
Florence And The Machine – Lungs
Florence Welch era todavía una moza cuando sacó su primer single, pero desde el principio apuntaba alto. Compone temas lo suficientemente buenos y originales como para gustar a un público indie, a la vez que lo suficientemente pop facilón y entretenido como para gustar al gran público. Y eso que es disléxica, insomne y sufre dismetría -se mueve sin medir bien el espacio y el tiempo, con cierta falta de coordinación, tal como se puede apreciar en su primer vídeo, Drumming Song, en el que sus admirables piernas parecen tener vida propia-. Es pelirroja de verdad –menuda melena de fuego-, bella a ratos, un poco torturada narcisista. Un cocktail con los ingredientes justos para convertirse en dos discos en todo un fenómeno respetado y una pieza indie pop incuestionable.
Arcade Fire – Funeral
Canadá, sus nobles renos, sus orgullosos leñadores, sus auténticas camisas de cuadros, sus delgadas canoas, sus interminables bosques, sus nevadas campiñas, su barbuda policía montada y su apestoso jarabe de arce. Y desde 2005 su arrolladora banda rock indie (ayyy) de masas, hija predilecta de pichtfork y los críticos guays, Arcade Fire, que permitió a Canadá existir por otra cosa que paisajes bucólicos. Aunque con 25 grados bajo cero.
Funeral, el primer álbum de la banda, es impecable, probablemente el mejor disco de rock de la primera década del siglo XXI. Epico, barroco, alternativo, original, grandiosa mezcla de una infinidad de instrumentos, incluyendo acordeón, batería, xilófono, zanfona, viola, órgano y cosas menos raras como guitarras y bajo.
Y dirás tú, what the fuck es una zanfona? Aunque no venga a cuento, resolvamos tus dudas. Según la wiki, “la zanfona se asemeja a un violín mecánico en el que varias cuerdas vibran por la fricción de una rueda enresinada (situada en la caja de resonancia del instrumento) que gira gracias a un manillar”. Y resulta que la Régine Chassagne, co-fundadora del grupo con su marido Win Butler, toca la zanfona como nadie. Hay que ver.
En fin, a lo que íbamos, Funeral es un disco enorme, grandioso. Tiene esa energía casi lírica y sinfónica que lo hace único. Hay algo de urgencia en las canciones, la voz de Win Butler suena a alarma, toca a rebato, y nosotros hipnotizados, que no pasa nada, nos podemos morir ya.
Luego vendrían otros dos álbumes, pero la magia ya no funcionaría igual. El tercero –The Suburbs- sale en 2010 envuelto en una doble polémica, un precio de venta a 4$ en EEUU y la negativa del grupo a que se pueda escuchar en los sitios legales de música en streaming de todo el planeta.
[Bueno, desde que escribí este post, salió un cuarto álbum, Reflektor, en octubre del año pasado. Le sigue pasando lo mismo que a los dos anteriores, es bueno, pero la magia se ha ido.]