El año pasado, un cantante belga llamado Stromae arrasó en los países francófonos con su disco Racine Carrée -raíz cuadrada-. Ganó todos los honores, los premios, las portadas y el cariño del público. Una cara angelical, un estilo indefinible y un no sé qué que de verdad le hace simpático, perfecta combinación que le ha permitido vender más de millón y medio de ejemplares del álbum. Difícil hablar mal de él. Creo que no he escuchado nada de este señor, menos el famoso vídeo del tema Formidable, donde una cámara escondida le pilla aparentemente borracho en una estación del tranvía de Bruselas. Setenta y dos millones de views en Youtube. Y mientras tanto otras propuestas musicales belgas apenas tienen visibilidad, como que eclipsados.
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The Temper Trap – Sweet Disposition
Ya sé que va por rachas, pero últimamente no voy casi nada al cine. Además, las últimas dos veces, ha sido para ver dos películas bastante paquetes -con el guapo de Ryan Gosling-, y eso obviamente no ayuda a repetir. Alguna buena me habré perdido, y también más de un bodrio. Y luego están estas películas que no se sabe si has hecho bien en pasar de ellas o si te has lucido por idiota. Saber que hay pelís que se van a quedar para siempre en mi particular limbo cultural, ya que no veo la tele ni descargo, me mosquea. Es el caso de (500) días juntos, realizada por no sé quien, con no sé quien (chico) ni sé quien (chica), una comedia dramática US que tuvo cierto éxito en el año de su estreno (2009), gracias a su acogida en el festival de cine independiente de Sundance –y dos nominaciones a los Golden Globe, que no es poco-. En su día, me llamó mucho la atención la banda sonora, no es usual ver reunidos artistas como Pixies, Feist, Regina Spektor, Black Lips, Doves, Hall & Oates en una misma cinta. Si a la lista añades los australianos de The Temper Trap, vamos, apaga e idiotamonos.
The Temper Trap no llega todavía a los diez años de vida. Y no por ser de la otra punta del globo, pasa el tiempo al revés. No irrumpieron con dos discos en su haber, para terminar en un sótano, buscándose un nombre y soñando con ir de gira por el mundo. De hecho no irrumpieron, se lo tomaron con mucha calma. Cuatro años exactamente, entre el primer sótano y el primer disco. No es que tuviesen que lidiar con un montón de canguros peleones, ni se perdieron por el desierto, es sólo que después de reflexionar meses acerca del nombre de la banda –Temper Temper-, se dieron cuenta de que ya había un grupo americano llamado así. Así que, plof, otra vez encerrados en el sótano viendo vídeos de surf en youtube, hasta que un día uno de los componentes vio la luz –cambió la bombilla- y decidió que serían las trampas de humor. The Temper Trap. A partir de ahí, ensayaron, afinaron su estilo indie pop épico, tocaron en bares, actuaron en conciertos, destacaron en los medios locales, hasta finales de 2008, año en el que llegaron a la misma conclusión que todos los grupos australianos desde hace medio siglo: “esto se está quedando pequeño”. Los más sinceros añaden “y ya me conozco todas las groupies buenas“. Así que volaron hasta UK, donde no tardaron mucho en hacerse un hueco: contrato, conciertos, familla, festivales, entrevistas, artículos, programas, premios. Fundamentalmente, lo mismo que les pasaba a 20.000 kms, pero con canguros más pequeños y forma de oveja.
En 2009, The Temper Trap saca un primer álbum, Conditions. En Australia se instala cómodamente en la parte alta de las listas, al igual que en Inglaterra, donde el disco llega durante el verano 2009. Indie pop atmosférico y alegre, para un disco realmente muy bueno –a pesar de lo que digan los de pitchfork que no le dieron ni la media, 4,6 / 10,0-. Les vi en el Moby Dick de Madrid en noviembre de aquel año, en una actuación más que digna. No los volveré a ver, en 2012 sacaron un segundo disco que no me convence, con un primer single, Need Your Love, acompañado de un vídeo a lo Karate Kid bastante ridículo. O algo se me escapa, que también es posible.
Escucha algunas de las mejores canciones del primer disco de The Temper Trap, Conditions.
James – Getting Away With It
James es una de estas bandas de toda la vida que me he perdido casi por completo. ¿Por qué? Y yo qué sé… Creo que nadie me mira mal por ello, pero aún así, es algo que no me explico bien. Llevan más de treinta años on the road, han publicado trece álbumes de estudio, de los que se han vendido más de veinticinco millones de copias -¡¡25!!-, y yo tan pancho, como si no existiesen. Y no sirve decir “y ellos, conocen a Fiouck?”. Porque ellos seguro que me conocen, así que no vale. Creo que no he escuchado a ninguno de sus álbumes. No sabría mencionar ninguna de sus canciones.
¿Ninguna? No exactamente. Hay una, una única canción de su intensa discografía, una de estas que, de naufragar en una isla desierta, se agradecería que fuera con un reproductor –me conformo con que sea de cassette-, varias cajas de pilas y el tema Getting Away With It. Para bailar alrededor de la hoguera esperando a que el oso se ase –menuda isla-. Porque este tema invita a bailar, a abrir la ventana –me he hecho una cabaña en condiciones-, a levantar los brazos y a bailar, a bailar, a bailar… Empieza suavecito y termina frenético, hay épica y alegría, lirismo y emoción, es grandiosa, wow, James, lo siento, ahora escucharé el resto de vuestra discografía, lo prometo.
Venga, hoy es domingo, ya sabes, escucha Getting Away With It, luego zumito y a misa.
Escucha Getting away with it, de James
Arcade Fire – Funeral
Canadá, sus nobles renos, sus orgullosos leñadores, sus auténticas camisas de cuadros, sus delgadas canoas, sus interminables bosques, sus nevadas campiñas, su barbuda policía montada y su apestoso jarabe de arce. Y desde 2005 su arrolladora banda rock indie (ayyy) de masas, hija predilecta de pichtfork y los críticos guays, Arcade Fire, que permitió a Canadá existir por otra cosa que paisajes bucólicos. Aunque con 25 grados bajo cero.
Funeral, el primer álbum de la banda, es impecable, probablemente el mejor disco de rock de la primera década del siglo XXI. Epico, barroco, alternativo, original, grandiosa mezcla de una infinidad de instrumentos, incluyendo acordeón, batería, xilófono, zanfona, viola, órgano y cosas menos raras como guitarras y bajo.
Y dirás tú, what the fuck es una zanfona? Aunque no venga a cuento, resolvamos tus dudas. Según la wiki, “la zanfona se asemeja a un violín mecánico en el que varias cuerdas vibran por la fricción de una rueda enresinada (situada en la caja de resonancia del instrumento) que gira gracias a un manillar”. Y resulta que la Régine Chassagne, co-fundadora del grupo con su marido Win Butler, toca la zanfona como nadie. Hay que ver.
En fin, a lo que íbamos, Funeral es un disco enorme, grandioso. Tiene esa energía casi lírica y sinfónica que lo hace único. Hay algo de urgencia en las canciones, la voz de Win Butler suena a alarma, toca a rebato, y nosotros hipnotizados, que no pasa nada, nos podemos morir ya.
Luego vendrían otros dos álbumes, pero la magia ya no funcionaría igual. El tercero –The Suburbs- sale en 2010 envuelto en una doble polémica, un precio de venta a 4$ en EEUU y la negativa del grupo a que se pueda escuchar en los sitios legales de música en streaming de todo el planeta.
[Bueno, desde que escribí este post, salió un cuarto álbum, Reflektor, en octubre del año pasado. Le sigue pasando lo mismo que a los dos anteriores, es bueno, pero la magia se ha ido.]