Hay grupos así, los mires por donde los mires, no encajan. Observas la genealogía de la familia rock, y no están en ninguna rama. Y luego te fijas mejor y aparecen en un montón de cruces, esenciales, múltiples. Estos grupos no suelen tener ni mucha fama ni ocupar los puestos de honor. Pero siempre tienen un lugar destacado en los libros que miran atrás. Suicide, el dúo de Martin Rev y Alan Vega es sin duda el parangón de estos grupos. No es rock, no es punk, no es synthpop, no es industrial, no es electrónica, es todo a la vez, un mix caótico, una vorágine musical, un torbellino de sonidos adelantados a su tiempo.
Suicide – Suicide
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