La de libros que leí sin ganas, casi por cumplir, para que no me miraran raro. “¿Cómooooooo? ¿No has leído estooooo?”. Hoy paso de sentirme medio retrasado mental sólo por ello, pero hubo una época en la que me dejaba influenciar con facilidad –sobre todo si quien parecía indignado con mi crasa ignorancia tenía un pecho de los que hacen bizquear-. Creo que si leí Manhattan Transfer, de John Dos Passos, fue por unas 95 C, mínimo. La carne es débil, qué quieres que te diga. Pero no terminé el libro, no pude con su estilo literario “flujo de conciencia” sin puntuación. Cansino, vamos. Con lo bonitas que son las comas, ¿verdad?. Por ello no entiendo cómo unos músicos hayan podido inspirarse en esta obra para bautizar su grupo, en principio no presagiaba nada bueno.
Archivo por meses: junio 2014
Yvette – Process
En agosto de 1981, me sacaron una foto, de día, delante de la entrada cutre del CBGB en Nueva York, con su toldo de tienda de ropa para amas de casa. Yo todavía era un chaval, y aunque la sala estaba todavía lejos de alcanzar la condición de mito y leyenda del rock, la conocía muy bien por un vinilo que tenía en casa –este sí lo sigo teniendo, wow-, un doble recopilatorio de los mejores conciertos que se dieron entre 75 y 76. El disco empezaba por una voz en off –realmente era un tipo de la sala que se subía al escenario antes de cualquier actuación, para dar la bienvenida al público- que decía “With you from the Bowery, New York City… ¡Welcome to the CBGB!” y enseguida arrancaban las guitarras de Tuff Darts con su tema All for the Love of Rock’n’Roll –aquí puedes escucharlo en youtube-.
Kasabian – 48:13
La vida de las estrellas del rock no es fácil… en el fondo. Yaaaa, sí, lo sé, aparentemente lo tienen todo, fama, dinero, chicas haciendo cola, giras en lugares exóticos, cero jefe ni horario. Sobre el papel mola, sobre todo el punto tres. Pero esto es como todo -menos para la corona-, no cae del cielo, hay que currárselo sacando regularmente nuevos discos. Que gusten y vendan, reinventando o prolongando la formula. Sin nunca saber si vas a dar con la receta, enfrentándote a que tus fans te abandonen, los medios se te vuelvan en contra, llueven las críticas y dejen de hacer cola las chicas de antes. Saca el pañuelo, esto es Zola. La lista de artistas desaparecidos de un día para el otro se alarga a diario, igual le ha tocado el turno a Kasabian.
Parquet Courts – Sunbathing Animals
Mi ilustrísima. Mi excelentísima. Mi Magnificencia. Ana. Anita de mi corazón. Mi frasquito de amor. Mírame a los ojos y contéstame: ¿cuándo c… vas a dejar de decir necedades? Es que lo tuyo no tiene remedio. Ayer me enteré de que estaba peligrando el Palacio de la Música, ubicado en el nº 35 de la Gran Vía madrileña, porque hace un año estabas estudiando la posibilidad de cambiar el uso del suelo, de cultural a urbanístico. Y así dar luz verde a la venta del edificio a una gran marca de ropa –ver aquí la petición que puedes firmar en www.change.org-. No tengo nada contra estas compañías, no voy por la calle en bolas –ya sé que te gustaría mi ilustrísima- pero argumentar que así se creará empleo, es de ciencia ficción. A ver cómo te lo digo, anita, como mucho se crearán en Madrid los empleos que tu ayuntamiento destruye sistemáticamente al ningunear la cultura.
Lily Allen – Sheezus
Sobre el papel, una artista que reparte tortas con relativa regularidad a Miley Cyrus, Lady Solomillo, Rihanna y toda la peña de gogo girls ricas y ordinarias, sólo puede merecerme como mínimo respeto. Hasta la fecha se lo concedía sin problema, aunque he de reconocer que apenas me había molestado en escuchar sus propios discos. Claro que había oído Smile y Fuck You en más de una ocasión, pero en fin, tampoco me llamaban mucho la atención. Y hay que andar cuidado con no confundir mala leche con criterio, con pataletas de niña mal criada. La pop attitude es una mezcla de mercadotecnia y celos, muchos celos.
Ray Lamontagne – Supernova
Hay días así que la música ha de sonar exactamente cómo te sientes. Le tiene que pegar al ambiente como si la tocaras tú. Hoy por ejemplo, necesitaba algo plomizo, como si la gravidez se hubiera duplicado. Pero no puedo repetir la entrada sobre el maravilloso Adagio for Strings, de Samuel Barber, cada vez que se enrarece la atmósfera. Así que dije, venga, hoy le toca a Ray LaMontagne.
Varios – Mosquito
¡2048! Por fin lo conseguí. Fiouck, you are the milk. ¿Cuánto llevaba intentándolo, tropezando una y otra vez con el pobre 1024? Buf, varios meses, desde que me instalé este diabólico juego para móviles. Le hice una captura de pantalla al “You won” para mandarlo vía whatsapp a mi hija, que hace un mes hizo un 4096 y empezaba a dudar seriamente de las capacidades cognitivas de su padre. Me contestó varias horas después, con un lacónico “Se puede saber lo que hacías jugando al 2048 a las 4h12 de la madrugada?”. Ah ya, cierto. No son horas, fue todo culpa de un representante del orden de los dípteros, suborden de los nematóceros, familia de los culícidos. Un mosquito joputa vamos, y cobarde. Sólo atacaba en la oscuridad, en cuanto encendía la luz, se escondía, tan pancho. Imposible localizarle. Creo que sobre las 5h tiré la toalla, después de esperar un último rato a que se manifestara. Esta mañana lo descubrí aplastado en la sábana, espatarrado. Le daría un soplamocos letal sin saberlo. No sabes cuánto me alegré.