La de libros que leí sin ganas, casi por cumplir, para que no me miraran raro. “¿Cómooooooo? ¿No has leído estooooo?”. Hoy paso de sentirme medio retrasado mental sólo por ello, pero hubo una época en la que me dejaba influenciar con facilidad –sobre todo si quien parecía indignado con mi crasa ignorancia tenía un pecho de los que hacen bizquear-. Creo que si leí Manhattan Transfer, de John Dos Passos, fue por unas 95 C, mínimo. La carne es débil, qué quieres que te diga. Pero no terminé el libro, no pude con su estilo literario “flujo de conciencia” sin puntuación. Cansino, vamos. Con lo bonitas que son las comas, ¿verdad?. Por ello no entiendo cómo unos músicos hayan podido inspirarse en esta obra para bautizar su grupo, en principio no presagiaba nada bueno.
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Dionne Bromfield – Good For The Soul
Pobre Dionne Bromfield. Quiero decir, no le pasa nada malo, es guapa, tiene un talento asombroso, los chicos hacen cola, con 17 años qué más quiere una? No, su problema no es ese. Tiene –mejor dicho, tenía- como madrina a Amy Winehouse, THE voz. Amy siempre dijo que su ahijada tenía una voz especial y un talento innato para ser el relevo, SU relevo. Que gracias a Dionne la soul music iba para largo, que la buena música estaba a salvo. No dudo de la sinceridad de Amy, incluso con 3grs de leche de soja en la sangre. Pero cada vez que hablaba de ella, que la apadrinaba, le abría puerta, se subía al escenario con ella, aseguraba los coros en actuaciones TV de Dionne, lo que hacía era subir un poco más la presión sobre los hombros de una chavala, una niña tan pequeña. No pasaba de 12 años en el primer vídeo en el que se las ve a ambas versionando If I Ain’t Got You, de Alicia Keys –¿quien?-, Amy con una guitarra en una mano y una botella en la otra, Dionne cantando, deslumbrando y apuntando ya tan alto.
La madre de Dionne trabajaba en discográficas. Conoció a Amy Winehouse cuando estaba empezando su carrera y las dos se hicieron amigas, de ahí el “parentesco” con Dionne. Es asombroso, pero la probabilidad de que Amy se convirtiese en la madrina de una chavala que resultaba tener una voz casi tan poderosa como la suya era ínfima. Serendipity, como dicen los ingleses. Dionne, Amy de bolsillo, sonrisa pícara, mofletes de adolescente criada con actimel, es un caso único. Viendo el diamante en bruto que tenía entre sus manos, Amy rompe su hucha y monta su propio label, Lioness Records, para que no se le escape la joya ante las primeras llamadas a puerta de algunos sellos espabilados.
Estamos en 2009. A Amy le quedan dos telediarios –según las apuestas fétidas de algunos descerebrados-, y a Dionne una vida entera de amor y felicidad, cantando su música fetiche, la soul con la que se crió en casa. Amy publica el primer disco de Dionne, Introducing Dionne Bromfield en septiembre de 2009. La niña tiene trece años. Vende 65.000 copias y alcanza el puesto #33 de las listas de álbumes UK. Y dices, “claro, como era la ahijada de Amy Winehouse, lo tenía fácil”. Y yo te digo, si de lo que se trataba era vender, hubiera sacado una Justina Bieberette. No, el disco era un recopilatorio de versiones de grandes estándares de la soul, Mama Said, de The Shirelles, Ain’t No Mountain High Enough, de Marvin Gay y Tammi Terrell, My Boy Lollipop, de The Cadillacs. Fácil desde luego no era.
Dos años más tarde, en julio de 2011, se precipitan los acontecimientos. El 4 de julio se edita el segundo álbum de Dionne, Good For The Soul. Muchos han sido los artistas con una presión enorme encima por las expectativas creadas en un primer álbum. Pero la presencia involuntaria de Amy en todo el proceso de grabación y publicación añade un peso añadido sobre la joven cantante. El primer single promete, Yeah Right es una oda a la soul de la buena, y la voz de Dionne ha madurado, suena menos jovencita, más firme. Por desgracia, su madrina fallece menos de tres semanas después. Claro que le daría un empujón más al disco, la música es un negocio de necrófilos. Lo que sí se resintió fue la promoción, claro está. Total, es un disco muy bueno, hay que (re)escucharlo, y pensar que sólo tenía quince años, pobre chavala. Venga Dionne, sigue cantando, vive, se feliz, y olvídate del Club de los 27, no mola, de verdad. Y saca este tercer álbum, te lo debes.
Escucha entero Good For The Soul, de Dionne Bromfield
Amy Winehouse – Back To Black
Diminuta, flaca, tatuada como un camionero, pintada como la mujer del camionero, un moño de antología, tenía ese magnetismo de los grandes, ese poder de atracción a la medida de su desamparo, esa extraña sensación de absoluta soledad cuando tenía al mundo rendido a su talento. Gozaba de una voz portentosa, en un cuerpo grácil, casi frágil. Toda la vida de Amy Winehouse se resume en contradicciones, polos opuestos, excesos autodestructivos, y todos los tormentos que suelen acompañar un absoluto desamor consigo mismo.
Resucitó un género, inventó un estilo, iluminó el mundo con 24 canciones, conmocionó con su voz ronca y melodías tristes. Dicen que nadie le ayudó, que el puto circo se alimentó con su lenta caída, esa prensa pestilente que le sobrevive, claro cómo no. Especulando sobre la fecha en la que nos iba a dejar, viéndole tambalearse alcoholizada en youtube. Escuchaban a Duffy y decían que era lo mismo. Miserables…
Amy Winehouse, la más grande del siglo XXI, la más rock’n’roll de las Soul Women… no se ha hecho la miel para la boca del asno.
Back to Black, segundo álbum, aunque sea para escuchar una y otra vez a la canción del mismo nombre. Mi preferida.
We only said good-bye with words
I died a hundred times
You go back to her
And I go back to black