Ray Lamontagne – Supernova

Hay días así que la música ha de sonar exactamente cómo te sientes. Le tiene que pegar al ambiente como si la tocaras tú. Hoy por ejemplo, necesitaba algo plomizo, como si la gravidez se hubiera duplicado. Pero no puedo repetir la entrada sobre el maravilloso Adagio for Strings, de Samuel Barber, cada vez que se enrarece la atmósfera. Así que dije, venga, hoy le toca a Ray LaMontagne.

Es que el Ray es especial. No sonríe ni cuando se quema –esto es una mala traducción de un dicho franchute que viene a decir que no se ríe nunca-. Es súper reservado, apenas da entrevistas y en sus conciertos no suelta palabra alguna entre sus canciones. Cuando se pone a componer, se encierra en su casa hasta 16 horas al día, luego corre –es un decir, no es el estilo- hasta el estudio de grabación para plasmarlo todo en un disco. Un proceso que ya ha repetido en cinco ocasiones desde 2004, fecha de su primer álbum, Trouble.

Ray LaMontagne Supernova

La música de Ray LaMontagne es el folk sin floritura. No el indie folk tan en boga, sino el folk de toda la vida, aquel que da ganas de sacudir al cantante a ver si hay sangre dentro. No es desagradable, todo lo contrario, pero alegría no respira. Es lento, atmosférico, aunque la voz es indudablemente cálida. Huele a bosque otoñal y a sorbitos silenciosos de Jack Daniel’s. A tumbarse en la hierba y a mirar las hormigas sin verlas. Y eso que el mundo de las hormigas es apasionante.

Ray LaMontagne iba para obrero de la industria del calzado hasta que un día escuchó en la radio la canción Tree Top Flyer, de Stephen Stills, y vio la luz. Decidió cambiar el rumbo de su vida y convertirse en compositor y cantante. Deduzco que Ray LaMontagne, que es un tipo serio, decidió ser obrero del calzado un día que miraba sus zapatos bien colocaditos en la entrada. Ays, sirenas… Tuvo la suerte –y el talento, sí- de que una demo de sus primeras creaciones llegara hasta las manos de un directivo del sello Chrysalis. Del azar que hace bien las cosas nació el famoso primer álbum, aclamado por los medios y el público. De Trouble se vendieron más de medio millón de ejemplares. Para un disco de folk puro duro es una hazaña.

Siguieron otros tres discos, con canciones que se pueden escuchar en las BSO de algunas películas, como Hold You In My Arms, en El Diablo se Viste de Prada. También es el feliz –sigue siendo un decir- autor de una bonita versión del tema Crazy, de Gnals Barkley. Voz ronca y guitarra. Hace un par de meses se estrenó su quinto álbum, Supernova, arreglado y producido por el mismísimo Dan Auerbach. El cantante y guitarrista de The Black Keys, una de las bandas rock del momento –tarde o temprano tendré que dedicarles un post-, se ha fijado en Ray LaMontagne, después de producir el nuevo disco de Lana del Rey y el primero de Valérie June. Supernova está a años luz de los discos de Black Keys, pero no impide que sea un bonito álbum. Ahora bajaré al parque, tiene que haber hormigas.

 

 

 

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