Richard Bona – Tiki

Esta noche, concierto. Esto me pone de buen humor. Ver a un artista o un grupo tocar en directo, no sé, siento que este es mi lugar. Me gusta pensar que, en algún momento previo al show, todos los presentes hemos tenido esta misma idea de “Heya toca fulano, voy a comprar una entrada”. No nos conocemos de nada, los hay de todos los colores, edades, ideologías, creencias, gustos, pero un punto en común tenemos todos: nos gusta quien toca. Bueno, digo yo que nadie entrará por error. Como aquel día que estaba yo sentado en un avión, esperando el despegue, y de repente la señora que iba sentada delante de mi se da la vuelta y me pregunta “¿Este es el vuelo de París verdad?”. Debí ser malo y contestarle “Pues va a ser que no, pero no se preocupe, le va a encantar Ulán Bator”.

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The Men – Tomorrow’s Hits

Curioso que después de sesenta y cinco años de rock –ver post sobre Fats Domino de hace pocos días-, a ninguna banda se le haya ocurrido nunca llamarse The Men, hasta que The Men se hiciera con el nombre hace cinco años. Doble chollo, es fácil de recordar y google te lo sirve a la primera. No como estos dublineses trash de Girl Band. El peor nombre que se podían haber pegado para localizarlos en internet. O estas chicas de San Francisco que se llaman Tits. Vete tú a encontrar su web oficial sin antes pasar por cientos de páginas de sexo on-line. De paso aproveché para buscar Fiouck en google, encontré uno que de verdad se llegó a llamar así, sale un tal George Fiouck en un artículo de la edición del Waterloo Evening Courier del 27 de octubre de 1924. Hola George.

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Milagres – Violent Light

Después de 455 posts en este blog, me he dado cuenta de una cosa. Un hecho que ya intuía antes de iniciarlo: muchos grupos noveles, por muy presentes que estén en internet y las redes sociales -algunas de las que voy descubriendo poco a poco-, apenas tienen web propia, y cuando la tienen, no sale ni biografía. No es trivial, quiere decir que fundamentalmente no tienen nada que contar, sólo algo que vender. A mi, que soy de la vieja escuela y no paro de quejarme por el rumbo que toma la música, me parece que está perdiendo valor, por mucho que se multipliquen los grupos y estilos. Me mosquea que sea sólo entertainment –a parte de un mal negocio-. Claro que de vez en cuando viene fenomenal algo de pura diversión y marcha –la emoción merece un capitulo aparte-, no puede ser todo apuntar con el dedo y reivindicación. Pero coño, como mínimo podrían decir quienes son, de donde vienen y a donde van. Por lo menos me ahorraría buscar en otras fuentes.

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Linda Ronstadt – Simple Dreams

Hubo una época -yo era muy joven pero algo recuerdo- en la que Linda Ronstadt fue LA cantante folk rock más importante y famosa del panorama musical US. Aquí ni se la conoce ni se la valora mucho, pero allí durante los 70’s, fue una figura ineludible. Hasta seis veces fue portada de la revista Rolling Stones, mientras que el 28 de febrero de 1977, fue portada del mismísimo Time Magazine; como los grandes del mundo, pero sin nada recusable. Lo suyo fue la música, componer, tocar, interpretar, dar conciertos, entregada en cuerpo y alma a su arte y sus seguidores.

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Fats Domino – The Fat Man

El 10 de diciembre de 1949, cuando Fats Domino sale de los estudios J&M en la calle Rampart de La Nueva Orleans, sabe que acaba de grabar una buena canción y sonríe de oreja a oreja, como lo viene haciendo desde que nació. Bautizada The Fat Man –nada que ver con la bomba que pulverizó Nagasaki cuatro años antes-, el tema es una variación de un estándar de la ciudad, Junker’s Blues. En ella, como en todo su repertorio, canta y toca el piano, porque aunque sólo tenga veintiún años, es un virtuoso de este instrumento. Así que la novedad no está ahí, ni en el ritmo frenético del piano. La novedad está en el batería, Earl Palmer, que declaró años más tarde: “por primera vez sólo se tocaba en el contratiempo”. Así que cuando Fats y Earl salen del estudio, intuyen una buena canción. Lo que no saben, es que acaban de dar a luz a la obra que se considera sesenta y cinco años después como la primera canción rock’n’roll de la historia.

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Franz Ferdinand – Franz Ferdinand

¿Se acabó el vigésimo puente del año? ¿Bostezando después de roncar durante cuatro días? El tio Fiouck te va a despertar y ponerte firme, ponte los cascos. Hoy volvemos a principios de los 2000, en ese resurgir rock en el que Franz Ferdinand jugó sin querer un papel de transición entre el rock «clásico» de los Strokes, White Stripes o Libertines y el pop más sofisticado y saltarín de Bloc Party o Kaiser Chief. No les fue mal, ni una cosa ni otra, su música es al final la que más éxito ha cosechado. De su primer álbum de 2004, homónimo, se vendieron cerca de cuatro millones de ejemplares. No está mal para un grupo cuyo líder estudiaba teología cinco años antes.

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EMA – The Future’s Void

Leía el otro día que, en 2013, el nombre femenino más dado a los recién nacidos por sus padres en Francia fue Emma –delante de Lola, va a ser que el país vecino se está hispanohablandando-. Pobres criaturas, ¿qué culpa tienen ellas de que sus padres sólo escuchan música en los programas tele tipo The Voice? De molestarse un poco, daban con el segundo disco de EMA, The Future’s Void –el vacío del futuro-, y cambiaban de idea en el acto. Si les gustaba especialmente la sonoridad hispánica de Emma, se podían haber dejado ganar por el encanto de Fulgencia, Bercia, Hiltrudis, Eduviris, Paspasia o Eleuteria. Molan. Porque, ¿probabilidad de que una cantante neurótica triunfe con uno de estos nombres? Cero patato, vamos.

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