Entre el nuevamente genial concierto de Dub Inc el jueves pasado en la Sala Penelope de Madrid y el próximo –y seguramente que también genial- concierto de los Wailers en esta misma sala dentro de dos semanas, tropiezo con un cantante de reggae del que no había oído hablar en mi vida, Milton Henry. Bien es cierto que no soy nada especialista, disfruto de estos sonidos tan particulares, pero en el fondo soy un ignorante. Pregúntame y te contestaré instantáneamente Bob Marley, Peter Tosh, Burning Spear y Jimmy Cliff. Y después de pensármelo un buen rato, nadie más. Pero pregúntame por quien escucho en reggae y te diré Bob Marley y punto, porque, lo quieras o no, estaba y estará siempre en otra galaxia. Como el Atlético este año –Juas, sé que estas cosas irritan-.
Archivo por meses: febrero 2014
Cat Power – Sun
Descubrí de verdad a Cat Power con su último álbum, Sun, publicado en 2012. De hecho esperé los últimos meses de 2013 para escucharlo. Sun es su décimo disco de estudio. Por qué me la perdí y tuve que esperar dieciocho años? Esto me suele pasar con los artistas venerados a la primera, al final tanta alabanza me deja perplejo y me termina produciendo rechazo inconsciente. Porque Cat Power no es una cantante cualquiera, con sus cuarenta y dos tacos se ha convertido en la madre de todos los indies, la MILF electro folk. Durante muchos años, a medida que iba sacando sus discos, volvían siempre los mismos comentarios: Cat Power la atormentada, sensible, vulnerable, con sus dudas existencialistas. Al final no sólo no la escuchaba sino que además me entraban ganas de darle un pequeño soplamocos para que espabilara.
Plasmatics – New Hope For The Wretched
Van a creer que tengo una fijación harto sospechosa con Miss Bistec, la del pedo en la cara. La verdad es que no, hace ya tiempo que ha dejado de preocuparme, porque hace tiempo que ha demostrado que no tienen remedio sus paridas a dos euros el paquete de cincuenta. Pero ayer me volvieron a echar en cara mi ataque a Miss Lomo Alto, diciéndome que no veía que era una provocadora. Esto sí que me enerva. What the fuck Miss T Bone Steack va a ser provocadora? Por cubrirse de ridículo con trocitos de bovinos? Por llevar cutres sombreros de varios miles de euros? Por dejarse fotografiar desnuda tapándose el pecho y el pubis con las manos? Por supuestamente ensalzar la burqa en la canción del mismo nombre? En 2014 se tiende a confundir entre provocación y marketing milimétrico. No estaría mal volver unos cuantos años atrás – más de treinta y cinco- y aprender de quien fue sin duda la cantante más provocadora de la historia de la música popular, Wendy O. Williams.
Nino Ferrer – Le Sud
Paró su coche en un camino de tierra blanca, arriba de una colina a tres kilómetros de su casa, a la sombra de algunos robles viejos. Salió, sacó su escopeta del maletero, se adentró en un campo de trigo, miró una última vez la hermosa cañada de su pueblo de Saint Cyprien en el Lot francés, apuntó el arma a su corazón, y disparó. Un suicidio a lo campesino para un aristócrata de alma. Así puso fin a sus días hace quince años Nino Ferrer, autor e intérprete de una de las canciones más bellas del repertorio galo, Le Sud. La muerte de su madre dos meses antes no dejó de ser la gota que colmó el vaso, porque toda su vida fue como un malentendido. Él no quería haber cantado muchas de las canciones que le habían traído comodidad, fama y mujeres. Tenía otra idea de su talento, tal y como dijo a su amigo del ama, Richard Bennett, pocas semanas antes del trágico desenlace: “Date cuenta, he escrito y compuesto más de dos cientos canciones, pero la gente sólo conoce tres”. Esto le mataba.
Patrick Hernandez – Born To Be Alive
Hay canciones que han marcado tanto su época, para bien o para mal, que las puedes situar con gran precisión en momentos concisos de tu vida, recreando con las primeras notas toda la atmósfera del instante. Por ejemplo, recuerdo que cuando a un profesor se le ocurría la genial idea de ponerse malo y no aparecer por clase, huíamos pitando al bar de siempre, uno que tenía una sala reservada a los pinball –ya, ya, otra época lo sé-. Era una gozada gastarse los cuartos en interminables partidas, en lugar de caer fulminado por no recordar qué rayos era un triángulo obtusángulo isósceles. Momento mágico y efímero en el que me sentía el amo del pinball, hasta que empezara a sonar en el local Born To Be Alive, de Patrick Hernandez. Con esta canción podía perder las tres bolas en menos de un minuto. Mira, le voy a denunciar. ¿Dónde está Garzón?
Sonic Youth – Daydream Nation
Juventud sónica. No sé si se lo pensaron mucho, pero el nombre está genialmente bien elegido. Pega a la perfección a lo que fue una de las grandes bandas rock de los últimos treinta años, depositaria antes que cualquier otra del sonido alternativo US. Claro que cuando se separaron en 2011, ya no eran tan “youth” como al principio, aunque cuando ves a Kim Gordon en los últimos conciertos que dieron, con 58 años ella, dudas de si el tiempo pasa a la misma velocidad para todos. Sonic Youth, grupo esencial en la historia del rock aunque no valorado a la altura de su legado. En mi particular relación con el rock, una de las bandas que más me arrepiento de no haber visto en concierto. Tonto de Fiouck, ya es tarde.
Kim Giani – Dreamarama
La historia de la música está repleta de artistas majaretas simpáticos, casi siempre inofensivos. Se dedican a hacer música, según su particular visión de ella. Si tiene público bien, si no, no pasa nada. No pretenden ser universales ni llenar estadios y de hecho no lo logran. Van a su bola, pueden gustar o enervar, pero la mayor parte del tiempo, pasan desapercibidos. Microfenómenos musicales inocuos. Hoy toca uno de estos, un francés para meter en el saco de los estajanovistas de la producción. Se llama Kim Giani.