Patrick Hernandez – Born To Be Alive

Hay canciones que han marcado tanto su época, para bien o para mal, que las puedes situar con gran precisión en momentos concisos de tu vida, recreando con las primeras notas toda la atmósfera del instante. Por ejemplo, recuerdo que cuando a un profesor se le ocurría la genial idea de ponerse malo y no aparecer por clase, huíamos pitando al bar de siempre, uno que tenía una sala reservada a los pinball –ya, ya, otra época lo sé-. Era una gozada gastarse los cuartos en interminables partidas, en lugar de caer fulminado por no recordar qué rayos era un triángulo obtusángulo isósceles. Momento mágico y efímero en el que me sentía el amo del pinball, hasta que empezara a sonar en el local Born To Be Alive, de Patrick Hernandez. Con esta canción podía perder las tres bolas en menos de un minuto. Mira, le voy a denunciar. ¿Dónde está Garzón?

Cuánto odiaba este tema –hoy me hace gracia y hay que reconocer que dio en el clavo con brillantez-. Para mí era el máximo exponente de toda la música disco de finales de los 70’s, no me entraba en la cabeza que se pudiera disfrutar con esto. Y menos aún comprar el 45t. ¡Cuántas partidas de pinball se podían haber echado uno en su lugar! Anita Ward con Ring My Bell, Bee Gees y su Tragedy, Boney M con Dady Cool, Chic y Le Freak, Gloria Gaynor con I Will Survive, Eruption y I can’t stand the rain, Santa Esmeralda con Don’t Let Me Be Misunderstood. Por dios, posiblemente el peor lustro en la historia de la música popular. Pero la guinda la puso indudablemente Patrick Hernández con Born To Be Alive.

Patrick Hernandez

Eso sí, en términos económicos, una genialidad como muy pocas. Cuando publica Born To Be Alive en 1978, Patrick Hernandez no es ni un “has been” puesto que nunca había sido. Todos sus intentos de vivir de la música habían fracasado. Había montado grupos, más bien rock ya que era su estilo. En especial uno llamado Paris Palace Hotel, que llegó a grabar un álbum de catorce canciones, siendo una de ellas la primera versión de Born To Be Alive. Pero el grupo se disolvió antes de publicar el disco. Desilusionado, se marchó hasta el Périgord para criar cabras, hasta que un día le volvió a llamar el productor de aquel álbum olvidado, para retomar la aventura Born To Be Alive. El productor tenía las ideas muy claras, creía en el potencial del tema, con la condición de que se volviera a grabar como él quería. Como no tenía nada que perder, Hernández aceptó el reto de cambiarle radicalmente el estilo. De rock, lo pasan a… ¡¡disco!!.

Al principio ninguna discográfica lo quiere. «Verá, esto de cantar en inglés con un apellido español, va a ser que no...» y otras lindezas del estilo. Sin embargo y de forma totalmente inesperada, en Italia la canción empieza a convertirse en todo un fenómeno y pronto invade el resto de Europa. Hasta tal punto que viendo el tsunami venir, la sede de CBS en Estados Unidos, al enterarse de que meses antes su filial parisina había rechazado el tema, despide de forma fulminante al country manager. Y no es por poco.

Hoy se han vendido 27 millones de copias de la canción. En Francia fue #1 durante cuatro meses, récord absoluto. Suma 25 discos de Platino y 56 de oro en el mundo. En EEUU sigue siendo el tercer disco que más vendió el día de su publicación. Patrick Hernandez es un hombre rico; en 2014, treinta y seis años después, la canción le supone unos ingresos en concepto de derechos de autor de entre 800 y 1.500 euros al día. Creo que tiene para devolverme el dinero gastado en las malas partidas de pinball, por su culpa.

Cuando se fue a EEUU para hacer algunas representaciones en discotecas, con la producción organizaron un casting para contratar bailarinas. Una de ellas se llamaba Louise Veronica Ciccone, pero Hernández no la contrató por ver en ella algo más que un papel de bailarina de poca monta. Se la llevó a París, donde vivieron durante un año en el mismo edificio. Le dio literalmente de comer, hasta que un día se hizo un nombre propio en la música, Madonna.

3 comentarios en “Patrick Hernandez – Born To Be Alive

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  2. Jo, qué pena Fiouck, con el buen rollo que tiene ésta canción…
    Yo al que no podía ni ver era al inglés repeinado que sólo tuvo un hit (gracias a dios) rick ashley creo que se llamaba, cuando una empollona decía que estaba enamorada de él yo pensaba: ésta es una descerebrada, respetaba que estuviera enamorada de Remington Steele: era guapo y tenía estilo. Pero de éste personaje….

  3. Pingback: Chic – Good Times | Un día, un disco.

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