La historia de la música está repleta de artistas majaretas simpáticos, casi siempre inofensivos. Se dedican a hacer música, según su particular visión de ella. Si tiene público bien, si no, no pasa nada. No pretenden ser universales ni llenar estadios y de hecho no lo logran. Van a su bola, pueden gustar o enervar, pero la mayor parte del tiempo, pasan desapercibidos. Microfenómenos musicales inocuos. Hoy toca uno de estos, un francés para meter en el saco de los estajanovistas de la producción. Se llama Kim Giani.
Nació hace 36 años en Cannes, en el sur de Francia. Su padre era músico, tocaba con un viejo rockero galo, Jacques Higelin –yo no puedo con él, buf-. Con diez años se sentó detrás de una batería y cuando supo darle más que dignamente, se pasó a la guitarra. Luego al bajo. Desde entonces va camino de convertirse en el primer hombre orquesta de la era digital. Piano, armónica, flauta, banjo, saxófono, órgano, trompeta, acordeón, ukulélé, omnichord –un aparato fabricado por Suzuki raro raro raro-, vibráfono, y muchos más instrumentos que hacen de él un auténtico músico ecléctico y polifacético. Ha instalado un estudio completo en su casa porque no le satisfacía el sonido de los profesionales. Y de estudios sabe bastante, puesto que ya ha publicado veinte álbumes. Veinte discos, algo así como uno al año, ya que el primero lo publicó con dieciséis.
Y qué música hace este curioso personaje? Ahí también es difícil ponerle etiquetas. Digamos que música pop inventiva, aunque también le da a la electrónica, al garage, al indie, al lounge. Ha colaborado con decenas de artistas –debe gustar mucho-. La más sonora de ellas fue con Olivia Ruiz, cantante francesa de origen español, cuando le acompañó con su famoso omnichord en el álbum Miss Météores, cuyo single Elle Panique fue número uno en ventas en 2009 en Francia. Entre cada grabación de disco –en la Sacem, equivalente de la Sgae de aquí, tiene más de cuatrocientos canciones registradas-, suele recorrer el país en tren para dar conciertos, muchos conciertos, se le reconocen 1.700 de ellos. Y alimenta un blog y una WebTV bastante pirados, de ahí la elevada audiencia con la que cuentan ambos. Y todo con tan sólo treinta y seis años, yo creo que este hombre no duerme.
El año pasado, se lanzó a una aventura que sólo él podía cumplir. Cada semana, creó una canción más un vídeo para subir a youtube. Cincuenta y dos canciones -con cincuenta y dos vídeos-, todas diferentes, de todos los estilos y… muy buenas! Claro que algunas suenan facilonas, pero en su mayoría son divertidas, originales, bien hechas. La hazaña está en la variedad y la calidad –una vez que tienes asumido la cantidad-, chapeau! Hoy las ha recopilado todas y las vende en una bonita box que fabrica él mismo, llamada Dreamarama, con tres CD, dos dibujos de él –que recuerdan a los de St Exupery para El Principito-, y una pegatina. Un tipo curioso este Kim. Majareta simpático.
Pues yo conozco a otro francés (no sé si majareta) que se propuso escribir cada día sobre un disco, durante 1.000 días… ¡y lo consiguió!
Y el resultado es muy digno, no te vayas a creer.
Es tu día de suerte, recogí mi coche del taller el jueves pasado, está como nuevo. Dónde te lo dejo para esta noche?
¡Gracias! Espero que haya buena música en las cintas de cassette
No lo dudes. Dejaré un par de bolis BIC por si se engancha la cinta.