Que conste que me lo he pensado mucho antes de sacar a este artista. Dudaba entre: 1. pobres, se van a aburrir como una ostra, 2. suerte tienen, van a descubrir a un tipo genial, y 3. onanismo al poder, es uno de mis cantantes franceses preferidos. Como la opción 1 anulaba las otras dos, sólo podía salir Julien Clerc en caso de que la 2 y la 3 se uniesen –vamos a tener que acostumbrarnos a las alianzas imposibles-. Pues te fastidias, 3 + 2 = 5, por el c… te la hinco. Juas me río yo solo, ¿puedo?
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Los Saicos – Demolición
La noche anterior, un tipo afincado en Perú pasó largas horas en el blog, leyendo cientos de entradas. No sé cuáles, WordPress no da para tanto, pero intuyo que tiene un gusto musical exquisito, ja. Si todos los visitantes a undia-undisco.net tuviesen el mismo ratio de posts leídos por visitas, pondría publicidad, seguiría otros 1.000 días, y al finalizar, compraba Google y Apple. Y las cerraba. Jo qué goce.
Bobby Hebb – Sunny
Qué alegría me ha dado la App del tiempo esta mañana.. Quince días de sol y una temperatura de ensueño, 27 ó 28 todos los días. Nos las prometen felices y si no fuera porque es un poco pronto, levantaba mi copita para ver los rayos de sol atravesar el vino de Rueda. Esta es la España que me gusta, ¡olé! Aproveche para mirar ciudades donde viven amigos míos en Francia, ja, doble ración de alegría. No quiero ser malo, pero en septiembre la lana del gorro debe ser súper molesta.
Frederick Loewe – My Fair Lady (BSO)
Audrey Hepburn, tan hermosa y elegante, con esta clase sobrenatural de las privilegiadas, es posiblemente la única actriz que gusta más a las mujeres que a los hombres. Y eso que nos mola, fiu fiu. Las chicas sueñan con haber nacido Audrey Hepburn, cuando a nosotros, según si somos naturales de Tordesillas o de cualquier otro rincón del planeta, querríamos ser Chuck Norris o George Clooney. Y en medio de todo esto, sólo a Rex Harrison le gustó la idea de ser como Rex Harrison.
Adele – Rolling In A Deep
Coge a Amy Winehouse. Dúchala, quítale los tres kilos de rímel, córtale el pelo y péinala, pasa sus tatuajes por láser, cébala como una oca, préndele fuego a sus harapos y ponle un vestido de abuela tipo saco de patatas H&M, enséñale de nuevo a andar sin zigzaguear, tira el Absolut del vaso y deja solo el zumo de tomate –de mí no oye-, y pronuncia la fórmula mágica: “no serás Duffy, hija”. Y hop, ahí tienes a Adele.
Keith – 98.6
”¡¡¡Estaba sentado a dos metros de Keith!!!” Así empezó un amigo de Paris a relatarme vía whatsapp su cena del pasado miércoles. Había coincidido en un restaurante con la mítica Piedra Rodante -casi la de Rosetta, si quieres entender la historia del rock’n’roll-, quien iba acompañado de unos cuantos guarda espaldas y una hermosa planta de dos metros de alto y tres tetas –es imposible que sólo dos ocupen tanto volumen-. La presencia del mítico guitarrista más las innumerables copas que se tomaría luego llevó a mi amigo a plantarse de madrugada en casa de su novia que le había echado dos semanas antes. Volvió a salir disparado. Con lo que han sido los Rolling Stones. Porca Miseria.
The Monks – Black Monk Time
La música de unos cuantos grupos podrá ser atemporal, bien hay que reconocer que la pinta cabelluda que tenían algunos no pasa el corte de los años. Mira Bowie en la portada de Aladdin Sade, Prince en su álbum homónimo de 1979, el gordinflón de Robert Smith a partir de Seventeen Seconds. Incluso Freddie Mercury en sus primeros discos. Y en general cualquier cantante de hard rock de finales de los 70’s y principios de los 80’s. Todos espantosos, pero nada comparado con The Monks.
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