Sonny & Cher – I Got You Babe

Atrapado en el tiempo o El Día de la Marmota. Obra maestra del cine. Esta genialidad de Harold Ramis de 1993 consigue lo que para mi poquísimas películas han logrado: cada vez que la veo, me parece mejor aún. No me canso de verla, nunca, ya estaré en diez visionados. Es inteligente y emocionante. Lo tiene todo, una historia fabulosa, un decorado de comic, un guión perfecto, humor, drama, y un cartel de actores con un juego tan sencillo como perfecto. Ofrece algunas escenas de antología, como el encuentro mil veces vivido con Ned el vendedor de seguros. O la escena de noche en la nieve, cuando Bill Murray esculpe a mano la cara de la bella Andie MacDowell; ella, mirándole muy emocionada “it’s amazing, beautiful, how did you do that”, y el muy cabrón que lleva decenas de días mejorando el momento dice “i know your face so well, i could have done it with my eyes closed”, Phil Connors el genial capullo. Pero la escena que sin duda representa a la perfección la película, es cuando su despertador salta cada mañana de 5:59 a 6:00, y empieza a sonar I Got You Babe, de Sonny & Cher.

Salvatore Phillip Bono y Cherilyn Sarkisian La Pierre. Menudas carreras y vidas la de ambos. Empecemos por el marido: de origen italiano, empieza estudios de medicina, los deja para entrar en una pequeña discográfica, empieza a cantar como Don Christy –hizo bien en dejarlo-, entra al servicio de Phil Spector, se casa con Cher, forma un dúo con ella, conocen la gloria con I Got You Babe y The Beat Goes On, pasa cuatro años en la TV con su programa Sony & Cher Comedy Hour, se convierte en manager de su mujer, se separa de ella, entra en la iglesia de cienciología –gilipollas-,  y luego en política por el partido republicano, se convierte en alcalde de Palm Springs, diputado de la cámara de representantes, y fallece en un accidente de esquí en 1998. Su viuda, Mary Bono, conseguirá a título póstumo la famosa ley Sonny Bono Copyright Term Extension Act, que prolonga en veinte años los derechos de autor en los US.

Sigamos con ella: huye de casa con dieciséis años, desembarca en Hollywood en 1962, conoce –en detalle- a Warren Beatty durante una noche, conoce a Salvatore Bono en un coffee shop, empieza como cantante haciendo los coros del tema Be My Baby de los Ronettes, publica su primer single como Bonnie Jo Mason en una canción homenaje a Ringo Starr, publica su segundo single como Cherilyn, empieza a cantar en dúo cono Salvatore haciéndose llamar Caesar & Clo, publican juntos un primer single, The Letter, en 1964, pero es la cara B –Baby Don’t Go– que llama la atención de los medios, interpreta I Got You Babe con su marido, se convierte en la parte femenina del dúo hippie más influyente de los 60’s, versiona canciones de Bob Dylan, interpreta Bang Bang como Cher –tres millones de copias vendidas sólo en los US-, conoce el fracaso con el álbum Good Times en 1967, se mete en TV, se mete en cine, desaparece, vuelve con veinte años menos, pronuncia un emocionante texto en el entierro de su ex marido, desaparece, vuelve con quince años menos, saca numerosos hits y éxitos, desaparece y vuelve con diecisiete años menos, publica discos, saca películas, en fin, un pelín aburrida. Ahora no te sabría decir si ha vuelto a desaparecer o a volver más joven. Oye, 100 millones de discos vendidos en cerca de cuarenta años, da para sesiones de desaparición.

I got you babe

En 1965, Salvatore compone y escribe la letra de un nuevo tema. Se le da bien la verdad, Phil Spector, el gurú total de los 60’s le tiene fichado como hombre manitas. Decide interpretar la canción él mismo con su mujer, Cherilyn. Bombazo total. Un millón de discos vendidos en los US en pocas semanas, más de 1,2 millones en UK. Ella tiene mucho estilo y una voz que muchas veces suena más grave que la de su marido. Él tiene un corte de pelo que te deja pensativo, digamos. Pero funciona. Se convierten en iconos de estos años de flower power. I Got You Babe ha sido clasificada por Rolling Stone en el #444 de su lista de las 500 canciones más grandes de la historia. Y a lo largo de estos últimos 38 años, fueron decenas los artistas que la versionaron: Manfred Mann, Etta James, Claude François, David Bowie, The Ramones, UB40, por sólo mencionar a los más conocidos. Un tema intemporal. Y yo quiero aprender a esculpir en hielo.

 

 

Escucha I Got You Babe, de Sonny & Cher

 

Gloria Estefan – Tradición

Ya os veo venir. “No es Fiouck, nos lo han cambiado”. Que no, no llaméis a la policía, no me han abducido ni sustituido por uno de Los 40. Soy yo, Fiouck, el del tomate verde, el de dios Elvis y los cuatro sosos de Liverpool. Yaaaaa, lo sé, Gloria Estefan en este blog parece mala ciencia ficción, como un grano en la cara. O un pedo rotundo justo antes del penalti en la final de un Mundial. A ver, ahora te explico lo que hace ella aquí. No es por el personaje, no es por Miami Sound Machine, no es por su carrera ni su discografía entera, es por una canción, una sola, que siempre me ha gustado, qué se le va a hacer, todos tenemos nuestras debilidades verdad?

Porque la verdad es que Gloria Estefan, como artista, no debería de estar aquí. Su etapa Miami Sound Machine es una ofensa al buen gusto y al sentido común. Y su etapa Gloria Estefan no mejora mucho la cosa –quitando esa canción-. Aún así no hablamos de una mindundi. Con sus 100 millones de discos vendidos a lo largo de sus 35 años de carrera, es decir más que la suma de sus dos hermanas de sangre Shakira y Jennifer López, se ha convertido en la artista latino más prolífica de la historia. Tiene siete grammys, una estrella en el paseo de la fama, restaurantes en Miami para dar de comer a toda África, dos hoteles, un club de football americano y una mansión donde hasta Ronaldo se sentiría pequeño.

Y como activista anti Castro tampoco. Ojo, lejos de mi el defender al régimen político de la isla, pero me enerva más aún la lucha emprendida por estos opulentos y corpulentos inmigrantes. Entiendo que se sientan cubanos, que sueñan con volver a pisar su tierra, pero francamente, declarar en los medios que “Raúl Castro es más abierto que su hermano por ser más capitalista” como ella dijo una vez, es una tomadura de pelo. Que alguien le recuerde cuántos ciudadanos del mundo han dejado de comer en los últimos años por la crisis desatada por el querido capitalismo de sus bancos. En fin, ella se siente cubana, muy bien; sueña con cantar allí delante de cubanos, muy bien; que no vendría mal un poco de reconciliación, cierto. Pero que se dedique a cantar, la historia se hará sin ella.

gloria estefan mi tierra

No, la Estefan está aquí por una canción, llamada Tradición. En 1993, publica su primer disco íntegramente en español, Mi Tierra. Producido por su marido y colega de trabajo, Emilio Estefan, es todo un homenaje a sus raíces cubanas. En él se pueden escuchar todas las vertientes de la música de Cuba. Tocan algunos músicos con pedigrí, como Cachao López –conocido como el músico que dio a conocer el mambo en los US en los años 50-, Arturo Sandoval –trompetista y pianista, amigo de Dizzy Gillespie– o Paquito D’Rivera –saxofonista y clarinetista, con varios grammys en su bolsillo-. El disco vende cerca de diez millones de copias en el mundo, de los que un millón aquí en nuestro país. Se extraen algunos singles famosos, como Con Los Años Que Me Quedan, Sí Señor, Mi Buen Amor. Pero la que me gusta es la última del disco, Tradición. Huele a Cuba como ninguna. Procede del guaguancó, un sub género de la rumba cubana; mezcla percusiones, canto y baile en una espiral endiablada de ritmos y alegría. Es imposible escucharla sin ponerse a bailar instantáneamente –bueno, exactamente desde el 1’45”-, con una sonrisa de oreja a oreja. Una canción que me pone de buen humor, qué más se puede pedir.

Te dejo con una versión Live de ella. Hala, a bailar.

 

 

Escucha Tradición, de Gloria Estefan

Phildel – The Disappearance Of The Girl

Phildel tiene cara de pocos amigos que da miedo. En sus vídeos o en las fotos, siempre te mira en plan “escúchame idiota o te arranco los ojos”. Si sonriera, sería posiblemente muy guapa. He mirado y buscado, pero no sale nunca con sonrisa. Lo suyo será morder, abofetear con dos anillos en cada dedo o un rodillazo donde mejor ni pensarlo. Mirándole bien, también será capaz de un mawashi geri circular en la nariz. Sin despeinarse. Y eso que tiene el pelo muy largo y liso, como las asiáticas. De hecho su padre era chino. Y su madre irlandesa. Se te hace la luz? Pillas el por qué de su mala leche?

Pues no. Equivocado estás. Tiene mala leche porque ha tenido una niñez y una adolescencia muy infeliz. Del padre biológico se sabe poco, pero por lo visto no cuenta, ya que con nueve años, la pobre Phildel ve como su madre rehace su vida con un barbudo. Sí, uno de estos. Ays, no quiero aparentar lo que no soy, los que me conocen saben, los que leen este blog también, sólo me horroriza esta gente por su capacidad a negarle la vida a las mujeres, a ningunearlas. Ya se sabe que cuando te sientes débil, buscas un chivo expiatorio… Así que antes de cumplir diez años, Phildel hereda un nuevo padre, musulmán fundamentalista, que revoluciona la casa y la vida en ella. Se acabó el vestirse como sus amigas, se acabó el conservar como un tesoro cualquier pertenencia -de estas que cobran especial valor a esta edad, aunque sea el ticket de metro de cuando te sonrió aquel chaval rubio tan guapo de camino al zoo-, le cambió el nombre –Zara- y le prohibió escuchar música. Ahí estamos. Después de las mujeres, el barbudo se ensaña en prioridad con la música. Se le quitó el piano, el lector de CD, la radio. Cuando la tuvo reducida a casi nada, la hundió un poco más, convirtiéndole en una sirviente más. Asco de tío. Allah la tiene que tener muy pequeña para permitir estas cosas.

Total, que hasta los diecisiete años, Phildel no tuvo vida. Sólo volvió a respirar cuando se marchó de casa. Se refugió en la música, como remedio a todos estos años perdidos, robados. Se compró un ordenador y empezó a tocar, componer, hacer collage de audios y montar demos. Una de ellas llegó a las manos de un directivo del sello Chrysalis, y la enchufó para que pudiera grabar en el mismísimo estudio de Massive Attack. De ahí salió, en 2007, la canción The Kiss, bonita pieza de piano, que Apple utilizó durante toda la campaña del el iPad3. Sacó otras canciones, editadas en EPs, que curiosamente van a encontrar casi todas una salida similar –Marks & Spencer, Persil, Omo-. Acostumbrada a vivir humildemente, reinvierte todo en equipar su propio estudio de grabación, audio y vídeo. Publicó un primer disco, llamado Qi, energía en chino, y luego un segundo álbum, The Disappearance of the Girl, en marzo de 2013.

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No arrasa en los charts. No vende muchos discos. Tampoco hace una música fácil. Ella apuesta por lo etéreo, cuando la época es la del todo bum bum, como los infumables gaga y guetta. Aún así tiene una legión de fieles, que adoran su voz clara, el ambiente un tanto oscuro de sus vídeos, algo de espiritualidad, por no decir mística. La producción es muy buena, los arreglos también, en mis tiempos tuvimos Kate Bush, ahora tenemos a Phildel.

Pero por dios, que alguien le devuelva la sonrisa.

 

 

Escucha algunas canciones de Phildel

 

Anna Calvi – One Breath

Ayer pillé de casualidad a un tema del nuevo disco de la inglesa Anna Calvi en Radio 3. Al locutor no se le ocurrió otra cosa que enlazar sin respirar con la magnífica versión de Dear Prudence de Siouxsie & The Banshees, diciendo que cada vez que escuchaba a la Calvi le entraban ganas de escuchar a la Siouxsie. Yo se lo agradecí porque no deja de ser una de mis canciones preferidas, pero lo que consiguió es que me olvidara por completo de la nueva promesa rock inglesa. Bueno, no sé durante cuántos años se puede decir de alguien que es la nueva promesa, ya que lleva casi un lustro bajo los focos, y dos álbumes en la mochila.

Luego estuve leyendo un artículo en un sitio web en francés, no paraban de compararla con PJ Harvey. El relevo, decían. Como si la PJ estuviera ya fuera de las quinielas, después de haber sacado el álbum más bonito de esta década –Let England Shake, wow-. Vale que quedan siete años, pero la PJ ha puesto el listón a una altura estratosférica.

Y last but not least, acabo de leer una crítica de su nuevo disco, donde la comparan ni con una ni con otra, sino con Patti Smith. Cuando la descubrió, Brian Eno dijo de ella que era “The biggest thing since Patti Smith”, y parece que lo que digan algunos es como palabra de evangelio.

Anna calvi one breath

Total, son muchas comparaciones para esta chica, todas odiosas hasta cierto punto, ya que, quitando la voz poderosa que recuerda a la de las tres antes mencionadas, la música es suya, muy propia, sus dos discos no son nada fáciles. Es rock tenso, nada alegre, un poco estirados en los efectos; con Anna Calvi una canción no ofrece nada de lo que aparentemente promete, será por sus genes italianos. En su casa de pequeña se escuchaba tanto a Maria Callas y Edith Piaf, como a la Velvet Underground y Jeff Buckley, extraño mix del bueno que también puede explicar la diversidad de sonidos de sus discos.

El segundo de su carrera, One Breath, se publicó hace poco. Once canciones muy trabajadas, más bien tristes, tirando a veces hacia la desesperación. Y se puede seguir con las comparaciones. Por ejemplo The Slits, grupo punk femenino, en el tema Love of My Life. Y Goldfrapp, en Sing to Me, con creces la canción más hermosa del álbum.

Anna Calvi está en concierto el 11 de diciembre en el Teatro Lara, de Madrid. Yo iba sin pensármelo, pero esta sala ofrece esencialmente obras de teatro, y como tal, hay butacas. Ya me pillaron unas cuantas veces –los grandes Tinariwen, el enorme James Hunter, y Veronica Falls, que no me dejó un recuerdo para la posteridad-, así que no sé si dejarme convencer una cuarta vez, estar sentado en un concierto me parece el colmo de lo absurdo.

 

 

Escucha los mejores temas del disco One Breath, de Anna Calvi

 

William Sheller – Un Homme Heureux

William Sheller. He aquí un músico un tanto particular. No por ser francés – hay franchutes majetes ¿eh?-, sino por lograr componer canciones que no se inscriben en ninguna corriente –es más, muy a menudo totalmente a contra corriente-, de mil estilos distintos, logrando siempre un éxito popular en el que todos los públicos se identifican, gozando de una popularidad sólida, receptor del respeto de toda la industria musical y los medios –nadie habla mal, nunca, de William Sheller, simplemente no se concibe-, con una legión de seguidores fieles, apasionados por el personaje y sus obras, y todo se lo debe a algo que se hace cada vez más raro: el talento. Un talento enorme y una capacidad creativa siempre renovada. William Sheller tiene 67 años y creo que siempre ha estado por ahí en mi entorno musical inmediato. Yo soy fan, a ver si soy capaz de convencerte. Porque claro, lo más probable es que no te suene, no creo que haya traspasado las fronteras francófonas.

Nace en Paris en julio de 1946, de madre francesa y padre americano –un soldado que se quedaría después de la liberación en agosto de 1945, echemos cuenta, este haría algo más que tomar champagne con cierta parisina-. Con tres años, su familia decide probar suerte en los US, en Ohio, donde entablan amistad con músicos de Jazz que suelen invadir el hogar, obligando al pequeño William a quedarse quieto “para no molestar”. Dijo décadas más tarde, que de esta época se quedó, por desgracia, con una aversión total y definitiva por el Jazz –a mi me pasa lo mismo con las judías verdes, que me obligaban a terminar de pequeño, una tortura-. Con siete años se vuelve para Francia, haciéndose mayor en su familia materna, profesionales del teatro. Con diez años decide “ser el nuevo Beethoven o nada”. Sus padres se resignan, hasta tal punto que con 15 años le sacan de la escuela para que se dedique entero a su pasión, el piano y la composición. Pero las cosas no ocurrieron como las imaginaba, un día que su piano estaba en el taller, se fue a ensayar a casa de una amiga, que le hizo descubrir la música pop y rock de la época. En tres horas William Sheller pasó de querer ser compositor clásico a convertirse en rockero. Tiró a la basura toda su formación, y se incorporó a un grupo rock de Niza, los Worst, especialistas en conciertos chungos y cachet miserables. Es cuando William Hand pasa a llamarse William Sheller, nombre procedente del mix de los apellidos del poeta ingles Percy Shelley y del poeta alemán Johan Christoph Friedrich Schiller. Un pelín intelectual sí que era, pero se lo perdonamos.

En 1968, compone una canción, My Year is a Day, que interpretan un grupo formado por americanos residentes en Paris, Les Irresistibles. El tema es un éxito considerable para la época, da la vuelta al mundo y vende lo que no está escrito. Todo el dinero ganado –en esta época los autores sí podían vivir de su trabajo-, lo invierte en la composición de una obra para la misa de boda de una pareja de amigos, Lux Aeterna. Como dijo mucho más tarde, «se vendió menos que jaulas para leones«, sin embargo hoy es una obra de culto, especialmente en Japón –qué cosas, en Japón, ¿por qué será?-.  Luego sacó varios singles como cantante, pero no tuvo éxito ninguno, hasta que Barbara –en los medios galos siempre la llaman la Gran Dama de la canción francesa, pero no dicen nunca cuánto mide- se fija en él y le pide participar a la composición de su álbum La Louve. Ella le termina convinciendo para que se ponga de nuevo a cantar, así es como en 1975 publica un single que va a dar mucho que hablar, Rock’n’dollars, en el que se mofa de esta costumbre muy franchute de poner palabras inglesas en las canciones. En mayo, le invitan a un programa de TV muy famoso, al que William Sheller acude, muy nervioso. Justo antes de que le toque salir en directo, se entera de que forma parte de la sección Una Canción Idiota, y se niega. Ante el desastre anunciado, el presentador –Bouvard, toda una estrella en Francia- va a verle y le dice: «deja que el público, no tan tonto como pensamos, decida si tu canción es o no una tontería«. Aceptó el reto, y no se equivocó. Al día siguiente las tiendas de discos tuvieron una avalancha de compradores del disco, de los que se vendieron 500.000 ejemplares en pocas semanas. Yo la conozco como si fuera ayer, me la sé de memoria. Me sonaba a tremendamente nuevo. Fue cuando William Sheller se hizo un nombre para el resto de sus días.

Sheller un homme heureux

Curiosamente el éxito y los tres años de conciertos y galas que siguieron le asquearon definitivamente de la fama y se prometió no volver a hacer nada tan facilón. Por ello dedicó los siguientes 35 años a hacer la música que a él le gusta, mezclando estilos y géneros, hasta sinfónicos. Y curiosamente sigue teniendo un éxito tremendo. En 1987 publica su octavo disco, Ailleurs, que contiene varios temas sinfónicos, aún cantados por él. Wow, magnífica Excalibur.

Y en 1991, publicó un álbum live con sus mejores canciones que contiene también un tema inédito, Un Homme Heureux. Ays esta canción, buf qué emoción, en mi top 5 canción francesa. El albúm vendió cerca de un millión de copias, por el solo talento de este señor.

Pourquoi les gens qui s´aiment / Sont-ils toujours un peu les mêmes? / Ils ont quand ils s´en viennent / Le même regard d´un seul désir pour deux / Ce sont des gens heureux

Por qué la gente que se ama / casi siempre es la misma / Tienen cuando se vienen / La misma mirada de un solo deseo para dos / Es gente feliz

Te dejo con las cuatro canciones mencionadas en este post. Claro que sigue componiendo y sacando discos, pero me parecen resumir perfectamente la carrera de este artista, tan ecléctico. Soy fan.

 

 

Escucha algunas canciones de William Sheller

Frankie Goes To Hollywood – Relax

Ayer falleció Doris Lessing, con 94 años. Recuerdo muy bien a esta escritora británica, nobel de literatura en 2007, Príncipe de Asturias 2001, clasificada #5 de los escritores ingleses desde 1945 por The Times, de joven en casa invadió mi espacio masculino de la mano de los miembros femeninos de mi universo familiar, como motor y estandarte del feminismo en los sesenta, a la altura de Simone de Beauvoir. Yo apoyo cualquier iniciativa que se proponga defender la condición femenina –quitando a algunas histéricas que consiguen justo lo contrario-, así que sé que algún libro de ella habré leído, pero soy incapaz de decir cuál. Muy mal lo sé. Navegando por ahí para refrescar mi memoria, me he dado cuenta de que curiosamente, de los más de sesenta libros y ensayos que publicó a lo largo de su vida, sólo uno se llevó a la gran pantalla, hace muy pocos meses y, con una BSO que, más curioso aún, contiene una canción que llevaba tiempo pensando en publicar en este blog.

The Grandmothers, es una recopilación de cuatro novelas cortas escritas hace menos de diez años. Una de ellas cuenta como dos mujeres se enamoran locamente del hijo de la otra, formando una pareja de cuatro con relaciones cruzadas. Por lo que he podido leer, los más trastornados por la situación parecen ser los dos chicos, qué cosas. A lo que iba, en abril salió una adaptación al cine, Perfect Mothers, realizada por una directora francesa, Anne Fontaine, con Naomi wow wow Watts y Robin wow wow wow Wright. La BSO no es nada del otro mundo –Cut Copy, The Bamboos, Kirsty MacColl-, si no fuera por el famosísimo Relax, de Frankie Goes To Hollywood.

A ver. Que quede claro, no me gusta ni la canción ni el vídeo, y es cansino el ambiente gay con gorro de cuero propio de principios de los 80, pero hay que reconocer que en su día, fue un mega hit y lo quiera(s) o no, forma parte de este good ol’time. FGTH se forma en 1980 en Liverpool –y yo que estaba seguro de que eran yankees-. Eligen este nombre después de ver un artículo en The New Yorker con este titular y una foto de Sinatra –el magazine aclaró posteriormente que no había artículo, tan sólo una obra gráfica de un artista belga llamado Guy Peellaert-. Durante un tiempo intentan colar su música en las oficinas de las discográficas, pero su actitud provocadora provoca –bonita reiteración Fiouck, se ve que no te mola mucho el grupo- un rechazo unánime. En febrero de 1983, a raíz de la programación de una John Peel Session grabada pocos meses antes, se deja convencer Trevor Horn –ex miembro de Bugles y dueño del sello ZTT, editor de Propaganda y Art Of Noise– y les firma un contrato para la publicación de un primer álbum, Welcome to the Pleasuredome.

Relax

En octubre de 1983, sale a la venta la canción Relax. No arrasa, sigue un camino lento pero digno en las listas de venta, sin deslumbrar. Sube hasta el #35 de los charts y ahí parece que se acaba la historia del tema, hasta que en enero de 1984, la BBC lo programa en Top of the Pops, que propulsa la canción hasta el #6 en poquitos días. Pero ahí no queda la cosa. Pocos días después, un DJ cretino de la BBC, Mike Read, mientras la estaba pinchando, descubre con horror la portada del disco –muy bonita por cierto-, y se declara ultrajado por la connotación sexual de la misma. Inmediatamente el tema y el grupo se ven baneados de antena, y ya lo sabemos, nada mejor que este tipo de publicidad para que un disco venda. Se instala al rato en el puesto #1 y ahí se queda 6 semanas, antes de invadir el resto del planeta, vendiendo millones de copias. La recuerdo como una de las canciones que más salía en la radio en esta época, no había forma de escapar de ella. Anunció un cambio radical en la música, durante algunos años el rock fue ninguneado, sólo valía esta pop sosa, muy bien hecha pero sosa –Pet Shop Boys, Erasure, etc-. Luego sacarían más hits, como Two Tribes, Rage Hard, The Power of Love, y plof, desaparecieron a los pocos años. Adiós FGTH, adiós…

 

 

Escucha Relax, de Frankie Goes To Holywood.

 

The Lanskies – 48 Hours

Cuatro grados marca el termómetro fuera. Cuatro. En qué clase de mente enferma cabe que podamos estar un domingo por la mañana con tan poquitos grados? Pero si la vida no es posible por debajo de veinticinco, todo el mundo lo sabe. ¿Entonces, por qué hemos de pasar por esto? Si el frio tuviera alguna función orgánica o una finalidad vital para la raza humana, pues mira, asumes y te aguantas. Pero no, sólo le hace más rico al gallego ese de Inditex. Hasta en Saint-Lô, pueblo francés de la baja Normandía, hace mejor hoy. Diez grados tienen, hombres con suerte, yo firmaba.

No conoces Saint-Lô? Yo tampoco, y eso que en principio lo tengo más fácil. En la escuela en Francia se suele contar la anécdota siguiente: durante la noche del 6 al 7 de junio de 1944, los americanos tenían planeado bombardear la ciudad, ocupada por los soldados alemanes. Pocas horas antes, aviones aliados tiraron papeletas desde lo alto para avisar a la población del bombardeo inminente. Pero aquel día soplaba un viento terrible, y las papeletas se perdieron en la naturaleza. Total? Una ciudad arrasada al 95%, y más de 1.000 civiles muertos. Buf… Hoy se ha reconstruido, claro. Es un pueblo costero de 19.320 habitantes, mirando hacia UK. La cifra no para de bajar, después de un pico de 23.221 en 1975, por qué será? Huirá la gente por la música que se cuece en los bajos de la ciudad? Porque aunque parezca mentira, esta ciudad tristona, sin apenas historia, es cuna de algunas de las bandas rock más prometedoras de la escena del país vecino. Da Brasilians, Belone, The Dadds, The Fuck, Pink Fish, The Lanskies… Saint-Lô tiene la proporción de grupos indie rock más alta de Francia, sin lugar a duda. Cierto que la ciudad apenas tiene oferta cultural o infraestructuras de ocio, así que a la juventud de allí, no les queda más remedio que hacer música.

The Lanskies 48 hours

Y los que mejor lo hacen son los de The Lanskies. Una banda de cinco músicos, tres locales, un alemán –bajista- y un inglés, el cantante. Este habla perfectamente francés –vive allí desde que sus padres decidieron cruzar el Canal de la Mancha para establecerse al sol, juas-, pero canta en inglés, y hace bien; siempre me ha parecido difícil contar en el panorama rock cantando en otro idioma que no sea el inglés. The Lanskies llevan algunos años dando mucho que hablar. Su primer álbum publicado en 2010, Bank Holliday –algunas fuentes dicen que es el segundo, pero el primero se “perdió” por ahí-, tuvo una gran repercusión en Francia. Hacen lo que llaman hot wave, mezcla alegre de la new wave de sus padres y de rock de hoy. Suenan a Arctic Monkeys, o Bloc Party, Kaiser Chief, Franz Ferdinand. El cantante tiene la voz de Robert Smith joven, antes de que se pusiera como una bola, y sus canciones invitan a bailar frenéticamente. Te dejo con el tema que le daba nombre al álbum, Bank Holiday, pero sobre todo con su última creación, publicada hace un mes escaso, 48 hours –no confundir con la de The Clash.

Hop, sube el volumen, shake the ass, luego zumito y a misa.

 

 

Escucha 48 hours, de The Lanskies