Qué poca cosa somos. Había empezado la entrada de hoy escribiendo que hacía mucho que no se hablaba de música clásica aquí, quitando Leroy Anderson y su Sleigh Ride navideño, y que había que remontar a mayo del año pasado para encontrar una, sobre Beethoven, pero algo no me cuadraba. Vale que se me va la olla, pero no tanto como para no recordar el post sobre Frédéric Chopin de hace tres semanas…
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Igor Stravinski – La Consagración De La Primavera
Año tropecientos mil. Un platillo volante pequeñito trata de hacer trampa y zigzaguea desesperadamente para no ser engullido por otro platillo volante enorme, dirigido por un tipo vestido de negro, con casco de plástico inverosímil, respiración bucal ruidosa –tiene que oler a cuadra ahí dentro- y una mala leche que enfría las aspiraciones de cualquier tripulante a convertirse en Almirante. En el pequeñito, una chica con peinado espantoso da sus últimas instrucciones a dos artilugios pre-iPhone –un quejica chapado en oro que se hace llamar Ronaldo C3PO y otro que no hay quien le entienda-, antes de expulsarlos del platillo hacia un planeta desértico. Ahí dan sus primeros pasos en la arena al son de una música ligera de Igor Stravinski.
Ian Dury – Sex & Drugs & Rock & Roll
Domingo. Servicio mínimo en el blog como siempre. 12 de mayo. Hace exactamente 71 años, nacía Ian Dury, uno de los músicos ingleses menos valorados en la historia del rock’n’roll, cuando él solito, con su banda The Blockheads, sacó dos de los grandes clásicos rock de la época de los 70’s, Hit Me With Your Rythm Stick y sobre todo Sex & Drugs & Rock’n’roll.
Ian Dury, que falleció en el 2000, iba algo cojo –contrajo la polio con siete años-, algo tarado –se casó pronto-, pero tenía un gran talento a la hora de mezclar sonidos de todo tipo, funk, rock, jazz, reggae. Cuando sale Sex & Drugs & Rock’n’roll, la canción es víctima de la censura de la BBC que sólo vio en ella un llamamiento a la mala vida, cuando el propósito de Ian Dury era sólo de recordar a la gente que la vida no tenía por qué resumirse a un 9-17h –como él escribió más tarde en un recopilatorio de sus mejores canciones. Así que se conformó con un recepción muy discreta, forjándose una fama de canción de culto con el paso de los años. Es un clásico entre los clásicos, escúchala en su versión original (clic), o en concierto (clic). Hala, luego zumito y a misa.