Año tropecientos mil. Un platillo volante pequeñito trata de hacer trampa y zigzaguea desesperadamente para no ser engullido por otro platillo volante enorme, dirigido por un tipo vestido de negro, con casco de plástico inverosímil, respiración bucal ruidosa –tiene que oler a cuadra ahí dentro- y una mala leche que enfría las aspiraciones de cualquier tripulante a convertirse en Almirante. En el pequeñito, una chica con peinado espantoso da sus últimas instrucciones a dos artilugios pre-iPhone –un quejica chapado en oro que se hace llamar Ronaldo C3PO y otro que no hay quien le entienda-, antes de expulsarlos del platillo hacia un planeta desértico. Ahí dan sus primeros pasos en la arena al son de una música ligera de Igor Stravinski.
Ya veo venir a los fanáticos de la saga, “WTF Stravinski tomate cretino? Si la música es de John Williams, ¡blasfemador!” Así es, pero la música que acompaña a C3PO y R2D2 en la arena de Tatooine está directamente chupada de una pieza clásica de Stravinski. Concretamente de la introducción de la segunda parte de La Consagración de la Primavera, obra calificada como una de las más importantes del siglo XX. Escucha el tema llamado “Segunda parte – Introducción”, y pide disculpas, que estoy indignado.
Todo ello para introducir, en un entorno que todos podamos entender –ni tú ni yo somos muy dados a la música clásica, ¿verdad?- al amigo Igor Fiodorovitch Stravinski, ruso de Oranienbaum, nacido en 1882, que curiosamente no iba para músico. Hijo de un cantante de ópera (bajo), por culpa de unas relaciones muy frías con su padre, no se sintió especialmente atraído por la música hasta bien entrado la adolescencia. Vamos, no tuvo nada que ver con estos compositores que escribían sinfonías mientras les cambiaban los pañales. Nada de talento precoz, hasta tal punto que cursó estudios de derecho, no de música. Y si le daba al piano desde los nueve años, era porque le gustaba más que nada improvisar, no aprender.
Con cerca de veinte años, y liberado del peso de su padre que acababa de fallecer, empezó a componer. Se metió en manos de quien se iba a convertir en su maestro y mentor, Nikolaï Rimski-Korsakov, que no aceptó darle lecciones hasta escuchar una de las primeras composiciones de Stravinski, Sonata en Fa sostenido menor, de 1904. Las clases duraron hasta 1907, cuando el compositor publicó su primera obra reconocida, Sinfonía en Mi bemol. En 1908 creó un Canto Fúnebre en homenaje a su mentor recién fallecido, pero la pieza se perdió durante la revolución rusa. El año siguiente, compuso Fuegos Artificiales, que le abrió las puertas de la fama.
El golpe de suerte fue que en la primera representación pública de la obra, estuviera presente Serguéi Diáguilev, el Director de los Ballets Rusos en París. Este, impresionado, empezó a encargarle la dirección de obras de Chopin, para sus espectáculos. En 1910, muy satisfecho con el talento de Director de Stravinski, y conocedor de su capacidad para componer, le encargó una obra basada en la leyenda de El Pájaro de Fuego, Zhar-Ptitsa en ruso. El éxito fue tal que Stravinski se convirtió en toda una referencia de un día para el otro.
En los pocos años que siguieron, Stravinski encadenó otras dos obras capitales, que lo han llevado a ser uno de los compositores contemporáneos más famosos e importantes del siglo XX: Petrushka en 1911, y sobre todo La Consagración de la Primavera, de 1913. Es decir, realmente en una carrera de setenta años –falleció en 1971 con 89 años-, cuatro son imprescindibles para entender su obra.
El estreno de esta última obra, el 29 de mayo de 1913 en París, ha sido recordada por los especialistas y los periodistas de la época como la representación que más escándalo provocó, debido a lo vanguardista que era. Apenas se pudo terminar el concierto, por las voces que dio una mitad del público. [Pequeño comentario en off: el parisino es un cretino soberbio, no es de extrañar que reaccionara así]. Tuvo que esperar un año entero para que por fin se le aclamara como era debido. En una representación dada en 1914, ese mismo público parisino sacó al compositor a hombros.
El éxito y la fama no impidió que pasara por momentos de penuria, hasta encontrarse en la imposibilidad de alimentar a su familia de cuatro niños. Por suerte, en aquella famosa primera representación de la Consagración, estuvo presente una joven Coco Chanel, todavía bastante desconocida del gran público, que se entusiasmó con la obra. Pero en 1920, ya era uno de los nombres más importantes en el mundo de la moda, una situación que le permitió invitar al Compositor y su familia a residir en una de sus propiedades, hasta que la salud financiera de Stravinski mejorara. Allí Coco Chanel y el músico tuvieron una relación sentimental tórrida, que por lo visto inspiró bastante a la diseñadora, ya que en 1921 creó el perfume que le hizo mundialmente famosa, el Nº 5.
Stravinski terminaría emigrando a EEUU, donde vivió hasta el final. Cierto, me despido malamente del amigo Igor, pero es que luego no le pasa gran cosa notable -para los no especialistas como yo-, y tengo curro. Hala, al tajo.
Siempre me llamó la atención la relación de «servidumbre» entre los músicos clásicos consagrados y sus «mecenas»(reyes, zares e incluso la iglesia), trabajando por un salario que apenas les daba para vivir. Aunque Mozart tenia un buen «budget»(llevaban él y su familia un lujoso tren de vida) nunca tuvo la libertad creativa que se merecía. En una ocasión el rey al escuchar su última creación le espeta que tenía «demasiadas notas» a lo que el respondió: ¿cuantas cree su majestad que serian suficientes?. El mejor parado fue el gran Beethoven . Aunque pasó penurias como todos los demás viajo por Europa cambiando de Mecenas, negociando muy bien su salario (para dejarlo a sus sobrinos) y muy consecuente consigo mismo. ( En una ocasión paseando por un parque con un colega suyo músico, mientras éste se detuvo a hacer la obligada reverencia a un miembro de la realeza con quien se habían topado, Beethoven no se detuvo y siguió caminando con la cabeza bien alta). Este es un ♏ de pura cepa.
Y miss Coco Chanel, mecenas, musa y CREADORA. (La mujer ♌que más simpatía me genera), sabía de su amor por el ballet y amorios con personalidades varias…Ahora se dice que no hacía ascos a ninguno de los dos sexos (la verdad, poco me importa si es verdad, como dice Raphael «que sabe nadie»)…siempre había leído que el 5 era su número de la suerte y que el nombre del perfume nació de la circunstancia de que la quinta prueba del perfume fué la aprobada por Coco. (Vamos que durante su creación a la quinta fué la vencida) me gusta más tu versión, es más romántica, se puede contrastar en algún sitio?
Resumiendo: el post de hoy me ha encantado, gracias Fiouck 😜
Es que el post es genial…
Ajem…
¡¡¡Quééééé!!!
En cuanto a la relación sentimental de Coco Chanel con Stravisnski, hay una película que la relata, llamada «Coco Chanel et Igor Stravinski». El papel de ella lo hace una tal Anna Mouglalis, muy poco conocida en España, tiene la voz más perturbadora del cine, wow…
Lo de sus relaciones Sí, pero que el famosísimo perfume este inspirado en Stravinsky? Es deducción (licencia literaria) tuya. ¿No?
De todas maneras me gusta tu conclusión. …
Es una Fiouckería sí, aunque nunca se sabe!
Nocturne(1983),un live de siucsi ande banchis,se abre con un estracto de La consagracion…
P.D.
Hacía unos días qwe no venia por aqwi
Pues muy mal, aquí no se puede fallar ni un día.
Ahora a escuchar Nocturne, que no me acordaba de este detalle…
disco(vinilo)de cabecera durante mucho,mucho,mucho…