Ludwig Von Beethoven – Oda A La Alegría

Cada cinco años, Europa cae en la trampa del autogol. O lo que es lo mismo, tira piedras sobre su propio tejado. Vamos, hace el ridículo. Para cumplir con su deber de consulta ciudadana democrática, organiza unas elecciones a las que se presentan un montón de grupos y partidos que se pasan la “idea europea” por el forro. Les da una visibilidad surrealista –con un poco de suerte muchos de ellos la volverán a perder cuando se vuelva a comicios locales-, permitiéndoles salir en la foto vomitando su fiel anti europeo. Digo yo, si no te gusta Europa, el euro, la libre circulación de la gente y los bienes, la paz –eso, ríete-, la defensa de valores que si no es Europa no es nadie, y un largo etcétera de argumentos que no viene a cuenta en un blog de música, pues no te presentes, coño. Qué circo, es cansino la verdad. Qué memoria más corta que la nuestra. “Unida en la diversidad”, reza el lema europeo. “Desunida en la adversidad” sería más justo. Si iba a ser sólo alegría, jatetú.

Europa son cuatro elementos icónicos. El lema arriba mencionado, una bandera azul con doce estrellas amarillas –ya no se añaden más estrellas, cada nueva incorporación costaba un riñón en banderas y papelería con membretes-, un día de celebración –el nueve de mayo, el símbolo menos conocido y valorado-, y un himno, la Oda a la Alegría, de Beethoven, entrado hace más de diez años en el índice de la Memoria del Mundo de la Unesco. La verdad es que escucharla de forma pro-activa tiene cierto mérito, con matices masoquistas. Cientos de actos políticos y celebraciones deportivas europeas han matado a esta obra. Pero intenta apartar las imágenes que te devuelven las primeras notas, y queda algo magnífico, bello y emocionante.

Beethoven

Se lo debemos al principio a un poeta alemán –ya no hay poetas o los que quedan apenas tienen presencia en nuestras vidas, con ello no quiero sacar conclusiones-, Friedrich Schiller. Se le considera como el dramaturgo más importante de Alemania, con Goethe. En 1785, firma un poema que celebra la unidad y la fraternidad entre humanos, Ode an die Freude (Oda a la Alegría). Ocho años después, un joven compositor la descubre por casualidad e inmediatamente se enamora del texto y decide portarla a la música. Tenía veintidós años, y con tan poquita edad, iba a escribir una de las obras clásicas más importantes de la historia, la famosa Novena Sinfonía, no siempre bien utilizada –fue tocada durante la ceremonia de los juegos de Berlín en 1936, y ahora estará viajando por el espacio como fondo sonoro a la primera retransmisión televisiva en directo de la historia de la humanidad-. Beethoven, el único compositor capaz de hacerle algo de sombra a Mozart, inmortalizado en 1820 por el pintor alemán Joseph Karl Stieler, que le retrató con el pelo canoso y loco, bufanda roja, mirada seria, partitura en mano.

En 1972, la asamblea parlamentario de un joven Consejo de Europa vota la adopción de la obra como himno europeo. Posiblemente una de las decisiones más acertadas del Consejo, todo un símbolo para una obra que celebra el lado más bonito de los hombres. Y luego sales a la calle y ves como una pobre funcionaria te ha multado y te acuerdas de su madre y se esfuma el lado más bonito de los hombres. Pero hubo que esperar hasta 1986, después de que el mismísimo Herbert Von Karajan escribiera unos arreglos instrumentales a petición del Consejo de la UE, para que Oda a la Alegría fuera elegida definitivamente por los jefes de estado y de gobierno de la Unión Europea como el himno unificador. Europa, unida en la diversidad.

Ya verás como una de las primeras proposiciones de los grupos políticos anti Europa será la de pedir su sustitución por un sucedáneo de cara al sol.

 

 

 

5 comentarios en “Ludwig Von Beethoven – Oda A La Alegría

  1. En el 5:48 hay una ñapa o no-sé-cómo-llamarlo que me está jodiendo la reproducción en bucle que me tenía absorto currando. Está visto que Beethoven y el mp3 no se llevan bien. O igual, al ser sordo, no se le da bien lo de hacer sus mixtapes en el ipad, al pobre, y se le cuelan ñordas de estas en la mezcla final y nadie le avisa. AY miniño.

    • En el 5:48 dices? Fíjate si es justo el momento en el que vota la Lepen, no me extraña que derrape la obra.
      Porque por el mp3 no será, si Beethoven es fan del iOS y todas estas cosas.
      De hecho esto explica por qué prefiero a Mozart, que le da más al Android.

  2. Pingback: Gustav Mahler – Adagietto – Sinfonía nº 5 | Un día, un disco.

  3. Pingback: Post número 500 – Falta Poco | Un día, un disco.

  4. Pingback: Antonín Dvorak – Sinfonía Del Nuevo Mundo | Un día, un disco.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s