Lejos de mi la idea de rehacer el partido del sábado. Tuvo el Atleti su momento, concretamente hasta el minuto ocho, luego se equivocó en las dosis de EPO -en eso hay que reconocer la superioridad del Madrid- y no supo mantener la ventaja. Preso del pasado y de una idea nefasta mil veces escrita, de que no se gana sin sufrir, el Atlético mandó hacia el espacio una idea compleja sobre el ideario futbolístico, mientras el Madrid se empleaba en aplicar lo básico. Gilipollez rojiblanca, un trillón de veces compartida en las redes sociales. Por esta regla de tres, perdonó en más de una ocasión a un equipo contrario inexistente. Pero cuando tocó defender, se le fue de las manos –las de Courtois- justo en un minuto que nunca debió de existir –a estas alturas, alguien se cree que se le debió de dar cinco minutos de tiempo adicional al Madrid?-. Al Atlético se le olvidó que en frente, tenía a un equipo lleno de un talento a la altura de los 520 millones de € de presupuesto –hay tres países en la lista del FMI con un PIB inferior-, cuyo origen convendría aclarar de una vez por todas.
No me gusta el Madrid, por un montón de motivos. De joven llegué a jugar en el club de mi ciudad, el Nantes. Hasta los 12 ó 13 años, por ahí. Luego entendí que yo no daba la talla, y pasé a otra cosa. Eso no quita que soy y seré siempre del Nantes, un club sin apenas dinero ni apoyo de las instituciones locales, que, aunque no deje de ostentar el tercer o cuarto palmares en Francia, en su día fue relegado a Segunda por un déficit de pocos millones de euros. Cuando cayó la sentencia hace años de ello, nadie se opuso, todos nos resignamos. Si comparásemos con el Madrid, el club de aquí estaría en tercera o cuarta división. Si sigue donde está, no es tanto porque las leyes son distintas, sino porque el club ha alcanzado tal dimensión que ningún político se atreve a poner fin a este desbarajuste inclasificable -hay que ser honesto, algo parecido le debería de pasar al Atlético-.
No me gusta el Madrid, siempre lo he dicho, el melón que tienen sus jugadores es una ofensa al buen gusto, al fairplay y a cierta imagen romántica que uno tiene del futbol. La imagen patética de un Ronaldo exhibiendo abdominales después del penalti y de poner un valioso 4-1 cuando no había hecho nada en 118 minutos, quedará para siempre como una razón más del menosprecio que le tiene buena parte de Europa a este chico. Ronaldo, con su pinta de peluquero gay, de verdad, sueño con que su selección nacional, la valiosa Portugal, se cruce con La Roja, y se coma un 4-0 de escuela, para que se trague su traje de Hulk de pacotilla. Hulkito, de verdad, es hora de que te comportes como un futbolista, ya que como ciudadano de este mundo te está costando.
Venga, claro que hablo con resentimiento, mucho. Nadie se mereció ganar, el partido fue tosco y feo y lento y aburrido, pero el fútbol no entiende de Fiouckerías. En definitiva, sufrí mucho más con el final de la Liga, aunque no quita que me siento tonto por cómo se le ha escapado la Champion’s al Atlético. El año próximo será otro año, digo yo.
[Te dejo con el himno del Nantes, una canción insoportable dedicada al cuarto arbitro del encuentro, que dictaminó que el partido debía alargarse cinco minutos más, con tal de darle más oportunidad de empatar al Madrid.]
Querido Fiouck, la inmensidad de tus recursos me deja una vez más atónita! Y yo que llevaba 46 años convencida que le himno de Nantes, Ô ciudad querida, era «allez, allez, les canaris, ce sont les rois de la prai-rie, DE LA PRAIRIE!»… Gracias por sacarme de la ignorancia!
Buenoooooo, esto era cuando el club brillaba en el firmamento futbolístico, más o menos cuando yo jugaba allí, ves? Ja. Además, seguro que ni conoces la regla del fuera de juego…
Pues si!
Hasta me acuerdo del aquel cabezazo vergonzoso de Schumacher en el 82… Una cultura futbolística enciclopédica!