“Lo vais a pagar por haber insultado al profeta”, escupieron antes de matar a quemarropa a doce inocentes. Cuando los pille la policía -no me imagino otro desenlace, a no ser que su cobardía no tenga límites y se peguen un tiro-, se instruirá la causa, se les nombrará un abogado, se buscarán y aportarán atenuantes si los hay, se debatirá, asegurándose el marco judicial de que todos los que tengan algo que decir puedan hacerlo desde el máximo respeto a las leyes, rendirán cuentas ante la justicia terrestre y pagarán por sus terribles crímenes. Asumiendo que quedará impune el insulto a nuestro apego indefectible por la libertad, les veremos aterrizando en alguna celda, en las que la administración penitenciaria tendrá a bien ponerles Frederic Chopin, única forma de que algún día sean capaces de captar cuan hermosa puede ser la vida.
Yaaaaaa, vale que soy pesado y que lleva el blog sin música desde hace dos días. Es que, fuera de “calimero attitude”, todavía me siento muy dolido y aturdido, por ello busqué, como contrapeso a la brutalidad de los acontecimientos de ayer, a un músico que pudiera representar a la esencia misma de la belleza, los sentimientos, la delicadeza, el refinamiento, la ternura, la búsqueda de la perfección, la elevación de los sentidos, los estremecimientos y el nudo en la garganta.
Chopin no es una terapia, es una recompensa. De haber tenido acceso al pianista polaco los dos matones en su juventud, ¿hubieran sido diferentes?. Yo qué sé. Lo que sí se podría comprobar fácilmente, es si un enamorado de las obras de Chopin podría también ser un asesino múltiple lleno de odio y rabia. Sobre el papel, parece incompatible una cosa con la otra.
Yo, cuando era un Fiouck pequeñito, escuchaba a Chopin porque lo tocaba al piano. Mal, eso sí, no era ningún crack, pero lo importante era, a parte de intentarlo, dejarse llevar por las melodías melancólicas y románticas del pianista. ¿Esto explicará por qué soy tan buena persona? Juas, bueno, ajem, cada uno lo intenta cómo puede. Aunque no me parece descabellado pensar que los Nocturnos y las Baladas de este maravilloso pianista puedan influir en el comportamiento futuro de la gente.
Chopin forma parte de lo mejor que la humanidad ha dejado para la posteridad. Un pianista universal y atemporal, con Mozart de Dios, Bach de Maestro, y Fauré, Ravel, Debussy y Rachmaninov de alumnos. Llevaba mucho tiempo queriendo sacarlo en el blog, así que hoy me parece, más que una obviedad, una necesidad. No nos arrebatarán esta música, más que nada porque lleva siglos viajando por el espacio, iluminándolo con melodías mágicas y preciosas.
Imagino que las bailarinas de Degas bailan un eterno nocturno de Chopin…
Siento tu pérdida y mi corazón está con el pueblo francés.
Je
Suis
Charlie
Esta noche reina de nuevo la calma. ¿Ante la tormenta? Na, no seamos pesimistas…
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