Nina Hagen – Unbehagen

Nina Hagen estaba bastante tarada. Indudablemente simpática, pero bastante tarada. Sus antecedentes la llevaron a vivir siempre al límite, y la locura de finales de 70’s principios de los 80’s hizo el resto. Nacida judía en 1955 en Alemania del Este, era nieta de una víctima de los campos nazis, hija de un hombre que desapareció a los dos años, bailarina de ballet a los cuatro, niña prodigio de la ópera con nueve. Deja la escuela con dieciséis, emigra a Polonia –mola, ¿eh?- y regresa al año siguiente, monta un grupo de rock llamado Automovil, el preferido de la juventud del país y tolerado por las autoridades. Cuando a su padrastro, polémico compositor y cantante, le deniegan las autoridades el derecho a volver después de una actuación en Colonia, Nina Hagen monta un pollo socio-político, usando de su creciente fama, para que le expulsen y se junte con él. Aterriza en Frankfurt con apenas 20 años, sobrevive como puede, se marcha a Londres y se hace seguidora de todos los grupos punks del momento, Sex Pistols and company. Vuelve a Alemania del Oeste en 77, y monta The Nina Hagen Band en el distrito de Kreuzberg -algo así como el Soho de Nueva York-.

El primer álbum de la banda, homónimo, es un disco revulsivo. Acostumbrada a vivir encerrada en esta jaula de oro por el muro, la juventud berlinesa adopta enseguida a su ex vecina del este. La voz de la Nina hace estragos, agresiva y furiosa, capaz de rugir en el más hermoso contralto para luego alcanzar el soprano más luminoso –¿o serán gritos y chillidos?-, auto parodiándose. Abre el disco el cover del White Punks On Dope de The Tubes –otros tarados bastante desconocidos de los 70’s-, rebautizado por la ocasión como TV Glotzer. El disco es un éxito de ventas, sigue una gira por Europa y los EEUU durante la que se deterioran las relaciones entre la cantante y sus músicos –la historia no lo dice, pero es poco probable que sea culpa de los músicos-. Se separa de ellos después de grabar por separado un segundo disco por obligaciones contractuales, se vuelve mundialmente famosa por simular, en un programa de TV austriaco, posturas y gestos de masturbación femenina –la presentadora tuvo que dimitir por ello, ya, es que corría el año 1980, hoy bostezarías y cambiarías de canal-. Encadena discos en solitario -dejando algunos hits para la posteridad como Zarah, New York New York, My Way-, entrevistas donde habla de dios y los extraterrestres, se hace madre de una pequeña Cosma Shiva –ya…-, se vuelve budista para pasar a ser católica quince años más tarde, conduce –es un decir- programas de TV en Alemania, se casa en Ibiza con un punki treinta y cuatro años más joven que ella, en fin, un montón de cosas de tarada simpática.

Unbehagen

Justo antes de que finalizaran los 70’s, publicó su segundo disco, Unbehagen. Los músicos habían grabado su parte en Berlín y ella la suya en California –primera productora mundial de tarados-. El disco abre con African Reggae, su canción más famosa. La letra no queda muy clara, parece que al final denuncia la ablación del clítoris en África, llama a la revolución, habla de drogas suaves, de caza, de su bebe, de Holanda, bueno, oye, no pasa nada, queda una tremenda canción que no ha envejecido un ápice. El disco también contiene una versión de Lucky Number de Lene Lovich –otra tarada de la época-, y una canción divertida, Wau Wau, y en fin, muchos temas un poco tarados. Es un clásico. Me encanta.

 

Escucha entero Unbehagen, de Nina Hagen.

Regina Spektor – Far

Regina Ilyinichna Spektor nace en Moscú en 1980, en un entorno familiar intelectual cultural muy “soviético”, cero frivolidad, Rachmaninov con el Borsh de la mañana y Chopin con la Solianka de la noche. Padre fotógrafo violonista y madre profesora de música, la pequeña Ilyinichna toca el piano clásico desde muy joven. ¿Cero frivolidad? También se escucha The Beatles –mff…- y Queen, en casa, música subversiva que no modifica los planes de la pequeña que sueña con ser concertista clásica de piano. Por desgracia otros se encargan de soñar por ella. Hostigada por su condición de judíos, la familia Spektor emigra a occidente aprovechando la Perestroika. Primero Austria, luego Italia, finalmente EEUU, Nueva York, Bronx, calle 231. Hala, a reescribir el american dream, con nueve años.

Pasan años sin que la pequeña Ilyinichna pueda volver a tocar: la economía familiar precaria no da para tanto. Practica en la mesa de la cocina o, de vez en cuando, en el piano de la Sinagoga del barrio. Hasta que un día su padre conoce a un violinista hebreo que les invita a su casa, donde, como no, hay uno que parece estar esperándole. La ama de casa, Sonia Vargas, hará de profesora particular hasta que la pequeña Ilyinichna integre un colegio donde proseguir sus estudios musicales. Sale de allí en 2001 con honores –tú qué te crees, esto es el american dreams bobo, no falla-. Empieza a componer sus propias canciones y las interpreta en bares y cafés del Greenwich Village y de París –versioneará la canción Ne Me Quitte Pas de Jacques Brel en su álbum What We Saw From The Cheap Seats de 2012-. Auto edita dos discos –11:11 y Songs-, antes de firmar con el sello Sire Records, de Warner. Su primer disco, Soviet Kitsch, recibe las mejores criticas de los medios. Se hace amiga de muchos músicos, en especial Julian Casablanca, de The Strokes, con quien interpreta un dúo, Modern Girls and Old Fashion Men.

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En 2009 saca su tercer álbum, Far. Poco se puede decir de un disco cuando se trata de una delicia. Una golosina. Canciones no especialmente tristes, simplemente hermosas y tiernas. Amor y dolor. El disco alcanza el #3 del Billboard americano, en el que permanece 19 semanas. La pequeña Ilyinichna y su piano. Pero como tienes prisa, te diré cual escuchar: la quinta, Machine. Oh….

Escucha entero el disco Far, de Regina Spektor

The Temptations – Papa Was A Rollin’ Stone

La génesis de The Temptations es más compleja y densa que las instrucciones de montaje de muebles en Ikea. Al principio de los tiempos –justo después de los dinosaurios- están Eddie Kendricks y Paul Williams. Estos dos, que llevan cantando juntos desde pequeños en su iglesia de Birmingham, Alabama, montan un cuarteto de Doo-Wop llamado The Cavaliers. Estamos en 1955, el aire sub-tropical en Birmingham se hace escaso para los negros, así que ambas familias se mudan a Detroit, donde el aire cargado de dioxina de carbono abunda para todos. Allí crean otro grupo, The Primes –Los números primos-, bajo la dirección de un tal Milton Jenkins, y empieza a gozar de cierta popularidad en la ciudad. En Paralelo el Jenkins ese crea una banda hermana, The Primettes (con Diana Ross), que luego se conocerá como The Supremes. En 1958 desembarca en Detroit, procedido de Texas–no sé nada del aire de Texas-, un chaval llamado Otis Williams. En esta época éste ya tiene su propia banda vocal, Otis Williams and The Siberians -sería interesante saber lo que se fumaba éste-, que luego pasa a llamarse The El Domingoes, después The Distants y finalmente Otis Williams and The Distants. ¿Sigues? The Primes y The Distants tienen las mismas influencias, como The Miracles, The Cadillacs o The Drifters –molaban los nombres en los 60’s-, participan en los mismos conciertos, y sufren las mismas desavenencias entre sus miembros. En 1960 The Primes se desintegra, The Distant no tarda en hacer lo mismo. Kendricks y Williams (Paul, no Otis, estemos un poquito atentos) vuelven a Birmingham pero Williams (Otis, no Paul, oye) les llama, desesperado, necesita a dos cantantes más para su nuevo proyecto musical. Vuelven a subir a Detroit, donde forman The Elgins. A nada de firmar con la Motown, se dan cuenta de que otra banda ya utiliza este nombre, por lo que nuevamente cambian, y nace The Temptations. Respira.

Los dos primeros años, encadenan canciones, singles, conciertos, giras, pero na de na, cero éxito. A sus espaldas se les llama The Hitless Temptations. La discográfica contrata a Smokey Robinson, miembro de The Miracles, como productor y compositor, pero el éxito se les resiste. Los miembros de la banda entran y salen, todo bastante caótico, hasta que uno de los cantantes, Al Bryant, casi mata a Paul Williams dándole con una botella en la cabeza. Estamos a finales de 1963, despiden al matón e integran a David Ruffin y su hermano. Y cambian las cosas.

A principios de 1964 sacan la canción The Way You Do The Things You Do, que entra por fin en los charts. Durante una de las representaciones del single, Smokey Robinson, que tiene olfato, pide a David Ruffin que se convierta en el cantante principal de los cinco. Y compone para él, en lugar de The Miracles, una canción a la medida de su talento vocal, My Girl. La canción preferida de mi hija, no es poca cosa. Sale en diciembre de 1964 y alcanza enseguida el #1. Un milagro de canción, ¿verdad? En 2004, la revista Rolling Stones la sitúa en el puesto #88 de la lista de las 500 mejores canciones de todos los tiempos. Con Ruffin al mando, The Temptations encadenan los hits y los honores. Pero éste tiene alma de centrocampista del Madrid y pronto se vuelve engreído, motivo por el que los otros cuatro le terminen echando a patadas en 1968. En su lugar entra Dennis Edwards, de The Contours, iniciándose una nueva era en el grupo, acorde con los nuevos tiempos: the Psychodelic Soul. En este momento sólo siguen tres de los miembros fundadores, Eddie, Paul y Otis. Pero Eddie no está a gusto con el nuevo sonido, y se marcha. Y Paul cae enfermo, y se tiene que retirar. Sólo se mantiene Otis. De hecho hoy en 2013 Otis sigue en la formación. El aire de Texas debe de ser bueno.

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En 1971, dos compositores escriben la canción Papa Was a Rollin’ Stone para el grupo The Undisputed Truth, de tres minutos de duración. En su forma original e interpretada a partir de 1972 por esta banda a la sombra de otros gigantes de la Motown, apenas tiene repercusión. Varios meses después, Norman Whitfield, uno de los dos creadores del single, tiene una idea de genio. La re-compone íntegramente y saca una versión de 12 minutos para The Temptations. La canción empieza con una introducción de cerca de 4 minutos, tres notas de bajo y címbalos, y poco a poco se juntan guitarras blues y wah wah, teclados, palmadas, trompetas y cuerdas. Y luego las voces del quinteto encabezado por Dennis Edwards. 12 minutos de la mejor soul, un clásico entre los clásicos. Estrenada un año después de la BSO de Shaft, hay cierto parecido con el tema central de la película, compuesta por Isaac Hayes. El single más largo de la historia de la música en llegar al #1 en los EEUU, incluso en su versión reducida de 7 minutos. Dos grammys. #168 en la lista Rolling Stones de las mejores canciones de todos los tiempos. Hala, yo la metía en el top 20.

 

Escucha entera Papa Was a Rollin’ Stone de The Tempations

Terence Trent d’Arby – Introducing the Hardline According to Terence Trent D’Arby

Terence Trent d’Arby o la redención de un ególatra. Hasta la partícula se la inventó. Se llamaba Terence Trent Howard, hijo de un pastor neoyorquino –hay que ver la de músicos retoños de pastores, sacerdotes y predicadores en la historia de la música popular, la sotana provoca vocaciones inesperadas- y de una profesora y cantante de góspel, Frances Darby. Quería competir en los JJOO como boxeador pero a la primera recibió una avalancha de soplamocos. Se metió de militar pero le echaron y deshonraron por desertor. Odiaba “todo ese rollo religioso” y se hizo budista. Quería ser arrogante y lo fue. Pensaba ser un genio musical y lo era. Quiso decir que los EEUU eran el parangón del sexismo, la violencia y el racismo y dijo la panacea. Quería predicar y terminó aburriendo. Su ego desmesurado le perdió, aunque años más tarde le salvó.

De joven se alistó en el ejército porque esta institución le ofrecía ser boxeador y competir. Le mandaron a Alemania, en el mismo regimiento que él del King. Pero no aguantó, recapacitó y se metió de lleno en la música –a principios de los 80’s montó el grupo The Touch-, y le echaron del cuerpo a patadas por “repetidas ausencias injustificadas”. Deserción. El disco que sacó con The Touch, Love on Time, le permitió adentrarse en el mundo de las discográficas, llevándoselo el sello Columbia. En julio 1987 sale su primer álbum, Introducing the Hardline According to Terence Trent D’Arby –título infumable y pedante como pocos-, que le propulsa como nuevo referente soul funk pop urban. Un discazo que se coloca en los primeros puestos de los charts de medio mundo, con singles archi famosos como Wishing Well, If You Let Me Stay, Dance Little Sister o Sign Your Name. Wishing Well llega #1 en el Billboard US. El álbum vende un millón de ejemplares los tres primeros días. No tardó en saltar la comparación con Prince, que acababa de sacar su doble álbum Sign O’ The Times cuatro meses antes y que no tenía ninguna intención de ver cómo un desconocido le pisaba los pies –y le jodía las taloneras-. Pero Terence Trent d’Arby iba a su rollo, tan seguro de ser la luz en este mundo de ignorantes, y en lugar de aplicar la misma receta de éxito en sus siguientes discos, sacó los álbumes que a él le gustaban, sin complacencia con su discográfica, con la que rompe, ni con sus seguidores, que rompen con él. Sigue una crisis existencial que desemboca en la ruptura con su pasado e identidad. Se hace budista y se rebautiza como Sananda Maitreya –algo así como Terence Trent d’Arby en birmano-. Sigue componiendo, en general deja que sus discos se descarguen gratis de su web, y de vez en cuando da conciertos y se embarca en giras. Él confiesa ser feliz. A mi me parece un planteamiento muy digno. Estás perdonado, hala.

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Años atrás, cuando todavía TTA, edita su tercer álbum, Symphony or Damn: Exploring The Tension Inside The Sweetness. El disco es asombrosamente bueno, recibe las mejores criticas y se le considera como su mejor trabajo. Pero en 1993 su popularidad ya está en entredicho. No se vende bien, ni en sus mercados naturales, UK y US. Y eso que contiene canciones de lujo. She Kissed Me, muy rock a lo Let’s Go Crazy de Prince; Do You Love Me Like You Say?, funk rock pegadizo; Delicate, que canta a duo con Des’ree; Let Her Down Easy, canción que cierra el álbum, increíblemente bonita. Un disco injustamente ignorado.

 

Escucha entero Introducing the Hardline According to Terence Trent D’Arby de Terence Trent D’Arby

Soap&Skin – Lovetune For Vacuum

Poppendorf, distrito de Feldbach, Austria. 324 metros de altitud, 326 los días de gran nevada. 694 habitantes en el censo de enero 2012. Un pueblo liso y triste, sin monumento ni personaje histórico famoso. Casas típicas sin especial encanto. Bosques y praderas. Una iglesia, que no falte. Si algo importante sucedió en Poppendorf algún día, nadie se acuerda… o se lo queda. Le pasó algo a Anja Plaschg (pronunciar Anja Plaschg), para que con diecisiete años (17!!) componga el disco por una parte más tenebroso y deprimente y por otra más brillante y original que se recuerde? Qué habrá sucedido en la tan corta vida de esta chiquilla para parir semejante joya a una edad en la que las chicas de medio mundo suspiran por Robert Pattinson, escuchan David Guetta y leen Superpop?

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Anja Plaschg. Soap&Skin. Lovetune For Vacuum. Hermoso disco de una casi mujer. Torturado y luminoso.

Ay Anja Plaschg, qué te pasó?

 

Escucha entero Lovetune for Vacuum, de Soap&Skin

Joy Division – Love Will Tear Us Apart

Mucha fama tiene el Club de los 27, selecto círculo privado en el que se aceptan incluso mujeres, cuyos miembros tienen dos puntos en común: haber sido músico y haber fallecido a los 27 años por consumo de drogas y alcohol. Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Kurt Cobain, Amy Winehouse, y algunos más. Otros tienen más prisa por llamar a la puerta –o será que no quieren formar parte del Imserso musical: Nick Drake, Sid Vicious y Ian Curtis forman el Club de los 21 a 26, menos conocido. En la puerta de entrada, se puede leer el lema “Live Fast, Die Young”. No se les hace más grande, sólo más intensos. Ian Curtis estará al frente de Joy Division tan sólo tres años, pero dejará un legado para siempre.

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Grace Jones – Nightclubbing

Grace Jones fue una niña mal criada mimada por los medios, los pintores, los creativos, los publicistas, todos enamorados de su presencia visual, su cuerpo andrógino, sus plástica perfecta y su voz contralto. Hicieron de ella un icono de los 80’s, todo por el parecer. Musa de los más grandes (Andy Warhol, Keith Haring, Jean Paul Goude), pintaron su cuerpo como un reclamo perpetuo. Y, por dios, qué mujer! Jamaicana de nacimiento, Grace Jones lució el cuerpo femenino más perfecto que se recuerde. Negra tenía que ser. Unas piernas de ébano interminables, un culo respingón de infarto, una espalda escultural, … vale vale no sigo. Grace Jones invadió el panorama musical y cinematográfico de los finales de los 70 y principios de los 80 como un vendaval negro sin despeinarse el pelo cortado al cuadrado.

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