Peggy Lee – Fever

Fiouck’s Summer Series #24.

Como Norma Deloris Egstrom, su vida no fue precisamente un camino de rosas. Huérfana de madre con cuatro años, durante toda su niñez sufrió en silencio el maltrato cruel de una madrastra loca, después de que su padre se fuera del hogar. Se casó cuatro veces sin nunca dar con el amor verdadero. Tuvo que esperar treinta y seis años para que por fin un tribunal de California le diera la razón en su batalla judicial contra Disney, que le negaba royalties por la composición e interpretación de la canción principal de La Dama y El Vagabundo, He’s a Tramp (But i Love Him). Luchó toda su vida contra una salud delicada, pero en 1998 sufrió un derrame cerebral que le quitó el habla. Peggy Lee muda, una aberración.

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Saint Germain – Tourist

Fiouck’s Summer Series #23.

Curioso lo de Saint Germain. Siempre creí que eran franceses. Pero resulta que lo son. Quiero decir, por el nombre creía que eran franceses, pero por la música que tocaban, tan inglesa, no me podía creer que fuesen galos. Me parecía una inocentada. Los nudos que se hace uno ¿verdad? Que lleguen pronto las vacaciones, ya sólo faltan once meses y medio.

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Jevetta Steele – Calling You (BSO Bagdad Cafe)

Fiouck’s Summer Series #22.

En el Bagdad Café, en el culo del mundo, dos mujeres que la vida ha maltratado y que todo opone, entablan una particular relación de amistad. E instantáneamente, nos cautivan y emocionan. Brenda –CCH Pounder-, mujer negra con mucha rabia, siempre al borde de la explosión, regenta como puede un chiringuito de carretera en el que conviven algunas almas enigmáticas y deshechas. Jasmin –Marianne Sägebrecht-, alemana sesentona y corpulenta, también abandonada por su marido, aterriza en el motel de Brenda con la maleta equivocada –la de su ex- y un juego de trucos de magia. La paciencia y la empatía de Jasmin vencen las reticencias iniciales de Brenda, y entre ambas deciden intentar devolver al lugar su brillo de antaño. Toda la magia de una película simplemente centrada en contar la hermosa historia, felizmente humana, de dos magníficas mujeres, heridas pero vitales, envuelta en la voz cristalina de Jevetta Steele.

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Aloe Blacc – I Need A Dolar

Fiouck’s Summer Series #21.

A veces, de verdad, no entiendo nada a la música. Es una gran farsa deprimente. Estaba leyendo un poquito sobre Aloe Blacc, cuando me llamó la atención una “colaboración” con un tal Avicii, para la canción Wake Me Up, de 2013. He de reconocer que hasta hace cinco minutos no conocía a este DJ sueco, ni me sonaba la canción, ni la había escuchado nunca. A las 9h25 de hoy, el vídeo oficial de Avicii suma 425.808.470 visionados en Youtube, a los que se pueden añadir otros 198.687.310 para la versión con letra.

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Ram Jam – Black Betty

Fiouck’s Summer Series #20.

Back to the tajo. Puaj. Como suelo decir, tenía menos ganas de volver que de frotarme el bajo vientre con ramas de acebo. De tanto usar esta expresión, digo yo que un día tendré que probar la cosa. Igual conviene volver de vacaciones y callar. Post #559. Quedan 441. Poquita cosa ¿verdad? Mamaaaa, quiero mi mamaaaa…

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LL Cool J – I Need Love

Fiouck’s Summer Series #19.

Fue durante el verano 87 cuando dije por primera vez “me gusta esta canción de rap”. En voz baja eso sí, creo que nadie me oyó. Por lo menos no me ha llegado nunca ninguna carta de chantaje. “Pon cien francos en billetes pequeños usados en un sobre, y déjalo encima de la papelera en la esquina de la calle, luego sigue alejándote sin darte la vuelta, o repito a todos tus amigos lo que has dicho”. Así, en letras recortadas de periódicos y revistas. Me hubiera puesto en apuros, en aquella época cien francos eran muchos gin tonic.

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George Kranz – Din Daa Daa

Fiouck’s Summer Series #18.

Hace mucho me regalaron un hermoso libro sobre los planetas del sistema solar. El autor contaba la historia geológica de cada uno de ellos, añadiendo para la Tierra, la evolución animal y vegetal. Estaba maravillosamente bien escrito, por lo que el aspecto divulgación científica no se hacía pesado. Hablaba en particular de una época en el proceso darwiniano –tengo memoria de pez, no recuerdo su nombre ni de cuantas decenas de millones de años estamos hablando- en la que la naturaleza se había propuesto imaginar y concebir todas las formas de vida, de todos los colores y tamaños posibles. Arañas de medio metro de diámetro –¿son gritos femeninos los que se escuchan a lo lejos?-, libélulas de ochenta centímetros de envergadura, escolopendras de tres metros de largo. Afortunadamente, la naturaleza es sabia, rectificó a tiempo, por lo menos en cuanto a tamaño se refiere. No me veo persiguiendo con la escoba a un arácnido peludo más grande que el perro.

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