Fiouck’s Summer Series #24.
Como Norma Deloris Egstrom, su vida no fue precisamente un camino de rosas. Huérfana de madre con cuatro años, durante toda su niñez sufrió en silencio el maltrato cruel de una madrastra loca, después de que su padre se fuera del hogar. Se casó cuatro veces sin nunca dar con el amor verdadero. Tuvo que esperar treinta y seis años para que por fin un tribunal de California le diera la razón en su batalla judicial contra Disney, que le negaba royalties por la composición e interpretación de la canción principal de La Dama y El Vagabundo, He’s a Tramp (But i Love Him). Luchó toda su vida contra una salud delicada, pero en 1998 sufrió un derrame cerebral que le quitó el habla. Peggy Lee muda, una aberración.
Porque como Peggy Lee, durante seis décadas fue querida y arropada por los más grandes músicos y artistas, hasta su muerte en 2002. En los US, era considerada como una de las más grandes Lady Jazz, codeándose con Ella Fitzgerald o Bessie Smith. Billie Holiday le admiraba, Duke Ellington le llamaba The Queen, Sinatra estaba permanentemente fascinado, y Dios Elvis le consideraba como una de sus principales influencias.
Todo había empezado como en estos cuentos de hadas que tanto me gustan –yaaaaa, ¡y qué!-. Alternaba entre un trabajo de camarera de día y sus actuaciones nocturnas en bares y jazz clubs. Soñaba con vivir de la música, una pasión salvadora, en la que descargaba toda la melancolía y tristeza frutos de su espantosa niñez. Un día que estaba cantando en el bar de un hotel de Chicago, su voz cautivó a una chica, Alice Duckworth, que al día siguiente arrastró a su novio para asistir a una nueva representación. Éste quedó impresionado. Después de la actuación, fue a verle a su camarote, “let’s talk about business, sweet moza”. Benjamin Benny Goodman, el Rey del Swing en plena gloria, acababa de contratar a Peggy Lee como cantante de su orquesta. ¡A que mola la historia!
Corría el año 1941, Peggy Lee tenía veintiún años, su vida había tomado el rumbo que tanto anhelaba. Después de un primer relativo éxito con el tema Somebody Else is Taking my Place, se convirtió en estrella dos años más tarde con la magnífica Why Don’t You Do Right, de la que se vendieron más de un millón de ejemplares [hay que ver este vídeo]. Rompió su relación con Benny Goodman el día que este último despidió al guitarrista Dave Barbour, del que Peggy Lee se había enamorado, en contra de una regla tácita que prohibía coqueteos intramuros.
Su vida posterior le consagró como cantante, escritora, compositora y actriz. Ganó un grammy en 1969 por el tema Is That All There Is y fue nominada a los Oscars por su papel de cantante alcohólica en la película Pete Kelly’s Blues, de Jack Webb –más conocido por ser el realizador de la serie TV Dragnet-. La lista de cantantes que siempre han visto en ella una de sus principales influencias es interminable – McCartney, Madonna, Bette Midler por nombrar algunos-. Ella Fitzegarld, Louis Armstong, Sinatra, Dean Martin, o Judy Garland le mencionaron reiteradas veces como una de sus cantantes preferidas. Sin embargo a este lado del charco, se le conoce sobre todo por Fever.
En 1958 se hizo con un tema inicialmente creado dos años antes por Eddie Cooley y Otis Blackwell, e interpretado por Little Willie John. El original vendió un millón de copias, pero a Peggy Lee le pareció poco. Adaptó la letra, quitó todo lo superfluo, quedándose solo con el contrabajo y la batería, ralentizó el tempo y su voz hizo el resto. Hoy, de Little Willie John apenas nadie se acuerda. Y a pesar de que la hayan versionado e interpretado decenas de artistas –todos los años sale una nueva-, Fever se quedará para siempre como el éxito más grande de Peggy Lee y esta versión como una de las grandes canciones de la historia de la música popular. Una joya. Uno de los primeros vinilos que me compré, durante un verano -no recuerdo cuál, pero no bebía Gin Tonic todavía, debía ser muy joven- en el que la canción había vuelto a sonar con fuerza.
[Te dejo con el original de Little Willie John, la versión de Peggy Lee y otras dos versiones, siendo la más curiosa una de Gabriel Dalar en 1959, considerada como una de las primeras incursiones de un francés en la música rock’n’roll. Luego ya sabes, zumito y a misa].
cancion muy versionada .Ardiente «latino touch»http://www.youtube.com/watch?v=SPORC65BqMA
Muy buena! Tengo que interesarme por esta señora…
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