Plof no, mega plof me tienes. Estas fiestas pueden conmigo. Además es raro que vengan solas, normalmente propician la llegada de un proceso gripal que se quedará en bonito trancazo con un poco de suerte –creo firmemente en la teoría de los ciclos, como el lunes no me tocó ni el reintegro, hay motivos para la esperanza-. Tengo toda la panoplia: fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, vamos, sólo me falta el pijama cutre y a rodar el anuncio de Frenadol. Así que hoy como que paso del blog.

He buscado una canción que ilustrara mi estado pero todas las que encontré con el título “I’m ill” eran de rap, paso. Así que busqué por Fever, sabiendo que a Peggy Lee ya le había dedicado una entrada. Al final encontré una de The Black Keys. Bien ahí Fiouck, de un pájaro dos tiros o al revés no me acuerdo: como no logro pillarles el punto pues no los pensaba sacar nunca en el blog. Y yo qué sé, hay grupos así. No intentes convencerme de lo contrario, tengo también los oídos a medio gas.

Ojo, no me disgustan, pero igual que para Future Islands, no entiendo la histeria alrededor. Fever forma parte de su último disco, Turn Blue, publicado en mayo de este año. Por lo que he podido leer antes de que se volviera todo borroso, el disco horrorizó a los fans de toda la vida, demasiada pop y electro vs el rock’n’roll sucio de los siete discos anteriores. Claro, como lo produjo Danger Mouse, el genial músico entre otros de Gnarls Barkley, muy muy muy rock no podía salir.

De hecho no recuerdo haberlo visto en ninguna lista “Lo mejor de 2014”, mala señal.

Total, te dejo con Fever, de The Black Keys, mientras yo voy a tratar de repeler el virus con medio litro de jarabe y una caja de paracetamol. Si mañana no hay nueva entrada, llama a la policía.