Tigana Santana – Tempo & Magma

Yo no entiendo de matemáticas y me duele. Siempre he oído hablar de la música de los números, ahí hay un mundo que se me escapa, donde fórmulas escritas con tiza en viejas pizarras se parecen a una partitura de Mozart. No sé si funciona al revés, si la música es cuestión de algoritmos, rezo para que no sea así. Pero el éxito seguro que sí. Es una vieja fórmula bien conocida de las discográficas.

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Vinicius De Moraes – A Garota De Ipanema

Madrid, sábado 6 de junio. 33 grados a la sombra. No ha llovido desde el pasado 26 de abril. Algunos se lamentarán, yo me alegro. Como no podemos hacer nada para remediarlo, pues a disfrutar. Lluvia y sol, tan reunidos en el ciclo de la vida, tan antagónicos en el de mi estado anímico. Lluvia, que te den. Pumpa, la que he dicho. Pero piénsalo, te imaginas la playa de Ipanema bajo la lluvia, con chicas con chubasquero en lugar de estos bikinis de infarto? Puaj.

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Gilberto Gil – Gilbertos Samba

La música brasileña, concretamente la Bossa Nova, no creo equivocarme mucho cuando digo que es la música que pone todo el mundo de acuerdo. Mola. Es agradable, transmite serenidad, bienestar. Es suave como una brisa de verano con el mar al fondo, gin tonic en mano. No provoca rechazo ni da grima, los menos convencidos como mucho se duermen. No hay caso documentado en la historia reciente de la humanidad, de una patada muy enervada en un equipo de música tocando Bossa Nova. Sobre todo si es Joao Gilberto. O más aún tratándose de Gilberto Gil tocando los temas más famosos de su mentor y amigo.

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Chico Buarque – Construçao

Hubo una época, remota y bendita, en la que la vida era mucho más sencilla, jatetu, una época en la que Schweppes no tenía competencia. Cero Patato. No sé aquí, pero en mi país de cuando era joven, cuando pedías un Gin Tonic, no hacía falta añadir nada más, era una Schweppes por descontado y te despreocupabas. Ahora cualquier camarero medianamente espabilado te sirve un catálogo de posibles tónicas más larga que la lista de pretendientes al trono de la calle Ferraz. Y no para ahí la cosa, te describe cada una con todo lujo de detalle, estableciendo maridajes entre ginebras y tónicas y haciendo el poeta con armonías y palabras que no estaban en su diccionario dos horas antes. Y todo eso porque a un ex tres estrellas Michelin le dio por ir de listillo proponiendo una tónica nueva… que sembró el caos. Con lo tranquilo que estábamos en los 80’s, disfrutando de los anuncios TV de Schweppes, que se podía permitir cuñas publicitarias de un minuto, en las que montaban fiestas en Copacabana con brasileñas y culetes de infarto al son de la agridulce Essa Moça Ta Diferente, de Chico Buarque.

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