Gilberto Gil – Gilbertos Samba

La música brasileña, concretamente la Bossa Nova, no creo equivocarme mucho cuando digo que es la música que pone todo el mundo de acuerdo. Mola. Es agradable, transmite serenidad, bienestar. Es suave como una brisa de verano con el mar al fondo, gin tonic en mano. No provoca rechazo ni da grima, los menos convencidos como mucho se duermen. No hay caso documentado en la historia reciente de la humanidad, de una patada muy enervada en un equipo de música tocando Bossa Nova. Sobre todo si es Joao Gilberto. O más aún tratándose de Gilberto Gil tocando los temas más famosos de su mentor y amigo.

Gilberto Gil tiene ahora 72 años. Tiene el pelo canoso de los que lo han visto y conocido todo. Su curriculum vitae es envidiable. De administrativo en Unilever a Ministro de la Cultura en el gobierno de Lula, de prisionero de la dictadura a estrella de la música en su país y en el mundo. Es un sabio –la ocupación preferida de los setentones-, crítico con la política –casi le cuesta su amistad con Caetono Veloso-, pero confía en que en el futuro mejoren las cosas. Esto es el método Coué, porque por mi que la cosa pinta mal. The thing paints bad. Yes.

De pequeño –nació en 1942 en Salvador de Bahía-, empezó tocando el acordeón, versionando las canciones de los músicos callejeros que le fascinaban. Con dieciocho años conoció a quien se convirtió en su gran amigo y comparsa de batallas y fiestas, Caetono Veloso. Con él, dio sus primeros pasos con el grupo Os Deasafina Dos, y, al descubrir a Joao Gilberto, decidió aprender a tocar la guitarra. Durante una época, vivió de lo que le daba componer bandas sonoras de cuñas publicitarias y participar en espectáculos de Bossa Nova imaginados por Veloso. Pero tuvo que esperar al año 1965 para que la suerte le sonriese, cuando la artista Elis Regina interpretó una canción creada por él, Louvaçao.

Gilberto Gil gilbertos samba

A partir de ahí desarrolló su propio estilo, llamado Tropicalismo, mezcla de Bossa Nova, de Samba, de ritmos folclóricos y de música anglo-sajona, con letra socialmente comprometida. Justo lo que le encantan a los dictadores. Los de Brasil no fallaron a una larga tradición de amor de los militares por los artistas de pelo largo y labia subversiva. En 1969, Gilberto Gil y Caetono Veloso fueron encarcelados por el “peligro que representaban para la juventud” –yo suelto muchas tonterías aquí, pero estos me ganan-. Meses después, Gilberto Gil emigró a Europa, concretamente a Inglaterra, donde tuvo la suerte de tocar con grandes músicos, desde Yes a Pink Floyd, pasando por Rod Stewart. A su vuelta en 1972 en Brasil, empezó a publicar muchos álbumes –hoy tiene más de cincuenta en su discografía-, convirtiéndose poco a poco en uno de los grandes artistas brasileños.

Hasta 2003, año en el que puso en entredicho su carrera musical, al aceptar el reto de Lula de ser el Ministro de Cultura del primer gobierno del Partido de los Trabajadores. No fue el primer artista en pasar a la política –piensa en Melina Mercouri, en Grecia, en Peter Garret, cantante de Midnight Oil, en Australia, en Youssou N’Dour, en Senegal, en Wyclef Jean, de The Fugees, en Haiti, en La Cicciolina, en Italia…-, aún así en Brasil fue una sorpresa mayúscula. Gil aceptó el cargo después de pensárselo mucho, entre que no le apetecía dejar de hacer de músico y la m… de sueldo que le esperaba -2.000 €-. Uno puede denunciar la opresión y defender a los humildes, y tener cierto nivel de vida. Pero se mantuvo en el puesto hasta 2008, año de su dimisión, después de lograr que se duplicara el presupuesto dedicado a la cultura. Tuvo sus roces con una parte de la elite artística brasileña, en la que estaba su amigo de toda la vida, Caetono Veloso, pero se mantuvo al frente y al final se ganó el respeto de todos.

Hace pocos meses publicó su último disco, Gilbertos Samba. Un homenaje a Joao Gilberto en toda regla, en la que interpreta algunas de las más grandes canciones de uno de los grandes maestros de la música brasileña. La Bossa Nova, o cómo pasar de la Samba festiva y alegre a un estilo suave y poético. Es un disco hermoso con un encanto especial.

 

 

 

3 comentarios en “Gilberto Gil – Gilbertos Samba

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