The Maccabees – Marks To Prove It

Yo también me he aficionado a los drones. He fabricado uno, muy pequeñito. Tan diminuto y silencioso que apenas se ve cuando despega. No hace grandes fotografías desde el cielo ni ayuda a localizar vida en los escombros. Na. Es un killer, un asesino nato, tan frío y temible como Bardem en No Country For Old Men. Su único objetivo son los mosquitos. Tiene un sensor de zumbido y movimientos etílicos, cuando detecta uno, le escupe un gel paralizante. Una vez clavado en una pared, le corta las alas en mil pedazos, aparta sus patitas traseras y lo sodomiza mecánicamente y frenéticamente, haciendo inútil los últimos lamentos del bicho del diablo, “Fiouck lo juro por tu Elvis, te dejaré en paz”.

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Cowboy Junkies – The Trinity Session

Post #928. Quedan 72 para no dejar en la cuneta a grupos de los que podría arrepentirme no haber metido en los 1.000. Estoy buena parte del día pensando en ello, menuda faena. Se ve que no soy el único, de vez en cuando me llegan sugerencias de seguidores que después de comprobar que no está tal o tal artista me amenazan con ser un fracasado si no lo pongo. Como Cowboy Junkies.

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Heaven 17 – Fascist Groove Thang

El abismo de la página en blanco. Hay días así, directamente no veo qué grupo se merece que me ponga mano a la obra. Esta mañana escuché a no menos de doce novedades, todas folk o electrónica, paso. Saqué mi chuleta, pero… ¿Fiouck, me podrías decir WTF hace Dire Straits ahí? Luego miré en mi colección de CDs y vinilos, con la sensación de estar quemando mi último cartucho, pero quitando a los franceses que sé que te aburren por falta de referencia, ya están todos metidos. Buf. Tuve que darle a un viejo recopilatorio ochentero –yaaa, no me chilles-, donde estaba Heaven 17.

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Yogurt – You’re Beautiful When I’m Drunk

Tú, yo, y cientos de millones de terrícolas con yogur en la nevera, más de una vez nos hemos preguntado cuántos días después de la fecha de caducidad nos podíamos comer el susodicho lácteo. Descuida, te doy una pista: si un yogur pone 01.08.15, no lo comas el día 20. Mamá, quiero mi mamaaaaa. Vamos, como me siga vaciando así, dentro de poquito no quedará rastro del Tomate cretino –debido a un curioso fenómeno mimético, hoy también luzco este bonito color verde-.

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Matisyahu – Jerusalem

[Este post fue escrito horas antes de que rectificara el Rototom, quien finalmente volvió a invitar a Matisyahu al evento pidiéndole perdón, pero me ratifico en lo que sigue.]

Jean Marie Le Pen estará orgulloso del Rototom. A él, que se expulse de un certamen cultural a un cantante por su única condición de sionista y/o judío –los desencadenantes del melodrama musical del verano insisten mucho en esta puntualización, cosa que nadie se cree-, por unas NO aclaraciones/declaraciones del artista en cuestión, le parecerá toda una hazaña. Para un tipo tan habituado a derrapar con el tema, en el que mezcla conscientemente facetas religiosas, nacionales y políticas con tal de alimentar el odio, no deja de ser otro “detalle” más, que el viejo nazi tendrá a bien meter en su librito de citas y otras anécdotas deleznables.

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The Monks – Black Monk Time

La música de unos cuantos grupos podrá ser atemporal, bien hay que reconocer que la pinta cabelluda que tenían algunos no pasa el corte de los años. Mira Bowie en la portada de Aladdin Sade, Prince en su álbum homónimo de 1979, el gordinflón de Robert Smith a partir de Seventeen Seconds. Incluso Freddie Mercury en sus primeros discos. Y en general cualquier cantante de hard rock de finales de los 70’s y principios de los 80’s. Todos espantosos, pero nada comparado con The Monks.
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Joni Mitchell – Ladies Of The Canyon

Con la mujer que tiene, incansable activista de la vida sana y de cantidad de preceptos saludables, Obama no tiene derecho a tomar ayuditas sintéticas para dormir. “Haz lo que quieras”, le diría con esta sonrisa universal tipo “cariño, como se te ocurra ir a tu bola, mañana Joe Biden ocupa tu puesto aunque tenga que acudir en pijama”. Como todos los hombres prudentes que saben de qué va la frase, al final hace lo que ella quiera. Para compensar, escucha música soporífera.

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