The Beat – Mirror in the bathroom

Cuando internet todavía ni siquiera estaba en la mente de algunos ingenieros locos, existía cierto riesgo de lanzarse al mundo maravilloso de la música con un nombre de grupo…. Que resultaba tener homónimo a puntito también de deslumbrar en los escenarios de medio mundo. Si el otro grupo era del pueblo de al lado, se resolvía en el bar, quedándose con el nombre la banda cuyo batería absorbía más cervezas –competían los baterías por ser unos pedazo de vagos, siempre están sentados-. Si a los dos grupos les separaba un océano, ya sólo quedaba cruzar los dedos para que el otro fuera una “mierda de grupo” y que su música no cruzara el charco. Eso les pasó a The Beat, banda UK de ska de principios de 80’s, y a The Beat, grupo US de garage rock de principios de 80’s. Al final, como las canciones de uno y otro parecían dispuestas a llegar al territorio del otro –aunque sea a remo, tampoco hablamos de grupos archi conocidos-, se llegó a un acuerdo tácito. The Beat UK se llegaría a conocer como English Beat, mientras que The Beat US se rebautizaría como The Paul Collins Beat. Hoy, con Google, los chavales no tienen este problema, aunque tienen otro: enseguida ven si su brillante idea es también única, aunque luego se pasan tres días seguidos sin dormir, cambiándola por otra que no devolviera tantas páginas porno y/o de vídeos de gatos.

English Beat fue una de las cuatro o cinco bandas que lideraron el género Ska de finales de los 70’s y principios de los 80’s en Europa, con Madness, Selecter, The Specials y Bad Manners. El ska nace en la Jamaica de los 50. En esta época, la vida es dura para los isleños negros, sólo la élite blanca logra vivir cómodamente en un territorio que depende en gran parte del Reino Unido. La música es una de las pocas escapatorias accesible a todos, de ahí la creciente importancia del estilo local, el mento, con raíces varias, europeas, bantú y de África del Oeste. Cuando el rock US desembarca en la isla, enseguida se empieza a mezclar con Boogie Woogie, góspel, mento, calypso, y toda la alegría de la calle, para terminar en un coctel explosivo que toda la isla esperaba: el Ska. Con este nuevo género nace toda la industria musical del país. Como en este época resulta ser la única forma de salir de la miseria, todo el mundo se improvisa músico, así se calcula que se llegaban a producir más de 200 singles a la semana. Aún así el Ska evoluciona, pierde fuerza, lo sustituye el rocksteady, más lento, antes de ser desbancado por el reggae, a finales de los 60’s.

englishbeat

Con la emigración jamaicana a Inglaterra, y después de la explosión punk londinense, el Ska resurge a finales de los 70’s. La ropa que acompaña el movimiento es una mezcla de rude boy, mod y skinhead, y usa de forma casi constante los cuadrados blancos y negros, símbolo de la unión de ambas razas. Durante tres o cuatros años –ahora es de nuevo un género marginal, por falta de renovación en los sonidos-, Madness (One step beyond), The Specials (A message to you Rudy) y The Selecter (On my radio) copan los charts con sus temas alegres, festivos y bailables.

Hoy, domingo aplastado por el calor, te propongo dos de los temas más emblemáticos de The (english) Beat –banda cuyos miembros formarán algunos años más tarde el grupo Fine Young Cannibals-: Mirror in the Bathroom y Click Click.

Hala, escúchalas y mueve el culo, luego zumito y a misa.

She Wants Revenge – These Things

Hoy sábado. Día de dormir un poco más, de retozar en la cama, escuchando música de forma distraída, mientras vas pensando en esa cantidad ingente de cosas que has mandado a tomar por saco toda la semana y que no tienes más remedio que hacer, echando leches –throwing milk, en rock’n’roll-. Y de repente suenan las primeras notas de These Things, de She Wants Revenge, y te centras un poco, porque sabes que es una de tus canciones preferidas. Canción sexualmente explícita, por la portada del disco –la moza mola, ays esas bragas-, y por la letra –“she is in the bathroom, she pleasures herself“-. Y le das a repetir, 5’08” de respiro ante la avalancha de tareas sabadescas. Puah.

Revenge

She wants revenge lleva diez años sacando discos muy influenciados por The Cure, Depeche Mode e Interpol. El dúo está formado por un tal Adam Bravin, músico y DJ –llegó a hacer de DJ en una sesión privada para el cumpleaños de Obama, casi se desmaya (Adam, no Barack) cuando le dio la mano, según relató después-, y Justin Warfield, que tiene una trayectoria musical demasiada complicada para resumirla un sábado por la mañana. Han sacado tres álbumes, el primero en 2005 y el último hace dos años. Allmusic (tres estrellas de cinco), Rolling Stones (misma nota) y Pitchfork (5,9 / 10) no les valoran mucho, no tienen ni idea la verdad, los discos son muy buenos si te gusta la darkwave electro épica. Y These Things, con esa guitarra a la Seventeen Seconds, está en mi top 30.

Por cierto, la chica de la portada, con su camiseta de tirantes y esas bragas inspiradoras, tiene un brazo escondido en la espalda. Resulta que en la contra portada del CD, se la ve de espaldas. Permite comprobar, a parte de lo que se intuyía de su culete, lo que escondía. Un enorme cuchillo de cocina. Uch, portate bien Fiouck.

Escucha These Things, de She Wants Revenge

New Order – Power, Corruption & Lies

Cuando Ian Curtis, cantante icónico de Joy Division, se ahorca en su cocina un día de mayo de 1980, deja huérfano a los otros miembros de la banda. Bernard Sumner y Peter Hook, que conocieron a Ian Curtis en un concierto de The Sex Pistols, deciden seguir por su cuenta, adoptando el nombre de New Order, y asumiendo Sumner el papel de nuevo cantante. Se incorpora el tercer miembro, Stephen Morris, y la novia de este, Gilian Gilbert, que hace de teclista.

Al principio ensayan y componen sin nombre; es el manager del grupo quien, después de leer un artículo sobre los Jemeres Rojos imponiendo un nuevo orden en Cambodia, propone bautizar la banda como New Order. Aceptan, a pesar de que ya existiera un grupo llamado The New Order, creado por el guitarrista ex Stooges, Ron Asheton. Dan su primer concierto en Manchester, en un lugar llamado The Squat, en octubre de 1980. El primer álbum que sacan, Movement, se sitúa todavía muy en la línea de Joy Division, con un sonido oscuro, aunque más melódico –tampoco fue la alegría de la huerta eh?-, por la llegada de los sintetizadores de Gilbert. En 1981, durante un viaje a Nueva York, la banda descubre la dance music, los ritmos latinos y la electro. Los singles que siguen el viaje ya se ven influenciados por estos nuevos sonidos, y muy rápidamente demuestran que nadie es imprescindible, haciendo olvidar a Ian Curtis con una música que, de haberla podido escuchar, hubiera precipitado su intención de poner fin a su vida.

1983 es el año de la revelación. Primero sacan el single Blue Monday. Dura siete minutos y medio, y es uno de los temas más largos en haberse metido en los charts UK. A pesar de ello, Blue Monday se convirtió en el single de 7 pulgadas (45 rpm) más vendido de todos los tiempos. Atrás quedan los tiempos de Joy Division, Blue Monday es dance pura. Inivitados del programa TV Top of the Pops de la BBC, insisten en tocar en directo, cuando la norma del show era tocar en playback, con el sonido de fondo. Problemas técnicos hicieron que el resultado fuera horrible, a años luz de como la canción había de sonar. Ayudó este incidente en agrandar el éxito del single? Pocos meses después sacan un nuevo hit, Confusion, que alcanza los mismos rankings que Blue Monday. Curiosamente ninguno de los dos temas aparece incluido en el segundo álbum de New Order, Power Corruption & Lies. Este hecho no ayudó a fortalecer la imagen del grupo, ya que muchos compraron el disco pensando en encontrar en él las dos canciones, y nanaï… Las tiendas de discos –para los lectores más jóvenes, no hace tanto existían lo que se llamaba tiendas de discos, lugares mágicos donde se vendían vinilos, pagándolos con dinero de verdad y no saliendo corriendo haciendo un sinpa como hacéis ahora descargando de internet- se vieron obligados a pegar un adhesivo con una advertencia sobre la mala jugada.

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Power Corruption& Lies sale en mayo de 1983. El disco ha sido incluido por Rolling Stones y Pitchfork Media en sus respectivas listas de los cien discos más importantes de los 80’s. Contiene algunas maravilas, como Leave me Alone y The Silent Face. Pero el éxito del disco –subió como la espuma en los charts británicos y americanos- se lo debe sobre todo a Age of Consent, que abre el álbum. Hay canciones así, que, a pesar de tener ya treinta años –¡¡treinta años!!-, parecen haber sido escritas el año que viene. Suenan más que actual, suenan a lo que se va a escuchar en un futuro próximo. Age of Consent es enorme, enorme. Hala, en mi top 20.

Escucha entero Power, Corruption & Lies, de New Order

Neneh Cherry – Man

Neneh Cherry es de mi quinta, ha cantado con The Slits –primer grupo punk 100% femenino-, con The The –una de mis bandas favoritas, la de Matt Johnson, años 80’s-, con ESG –otro grupo 100% femenino compuesto por las cuatro hermanas Scroggins, icono de la No Wave de NYC a principio de los 80’s-; ha colaborado con grupos que me encantan, como Massive Attack, Chryssie Hynde o Gorillaz. Y come sushi. Con semejante curriculum es imposible que no me guste la nena Cherry. Realmente no me gusta, me encanta.

Como Neneh Cherry, sólo ha sacado tres álbumes en toda su carrera, pero ha dejado algunas canciones para la historia. Hija de un músico de Sierra Leona y de una pintora sueca, Neneh crece envuelta en música. Su padrastro, Don Cherry, trompetista de Jazz nacido en Oklahoma y fallecido en Málaga en 1995, no sólo la crió desde muy pequeña, sino que le transmitió toda su pasión por la música, todas las músicas. Pasó sus primeros años en una comuna Hippie al sur de Estocolmo -no me imagino a hippies conviviendo con renos con cuarenta grados bajo cero-. Con ocho años se trasladan a Nueva York, desde donde se marcha seis años más tarde a Londres, a vivir la vida. Se incorpora a varias bandas punk –The Cherries, Rip Rig + Panic-, y empieza a toquetear con el rap y el hip-hop, dando sus primeras sesiones en clubs londinenses.

La primera canción que saca es Stop The War, con la banda Raw Sex, en contra de la guerra de las Malvinas. Es rap, estamos en 1982. Luego sigue una serie de colaboraciones, y es cuando conoce a quien se convertirá en su marido poco después, Cameron McVey, autor y productor de discos, conocido por sus trabajos con Massive Attack y Portishead. Neneh Cherry se involucra mucho en el sonido procedente de Bristol, y así es como a la producción de su primer álbum, Raw Like Sushi, del año 1989, contribuyen dos de los fundadores de Massive Attack y The Wild Bunch, Robert Del Naja y Andrew Wolves. El disco contiene varios hits, entre otros Buffalo Stance, seis minutos de pop rap que alcanza el #3 en UK y los US. Siguen Manchild, que arrasa igual, y Kisses on the Wind. El disco es muy bueno, muy ochentero, a veces su voz se parece mucho a la de Madonna –eso no debería decirlo, no me gusta-.

Neneh-Cherry-Man

Tres años más tarde, edita su segundo trabajo, Homebrew. Más personal, menos pop, no conoce el éxito. Decide marcharse de Londres y se establece con su familia y su padre en Málaga, concretamente en el pueblo de Alhaurín El Grande. Ni en “Españoles por el Mundo” han encontrado a alguien que lo haya hecho al revés, establecerse en Hässleholme, Suecia. En 1996 vuelve a sentarse a componer. Reune de nuevo a su marido, McVey, y a otro comparsa, Johnny Dollar, uno de los productores del sonido de Bristol, para producir su tercer disco, Man. Consiguen mezclar de una forma brillante, brillante con B mayúscula de varios metros de alto, dos estilos en principio tan antagonistas como son el jazz y el hip hop. Man es un álbum de una calidad pasmosa, hecho con infinito talento. No hay prisas en este disco, Neneh Cherry ha madurado, adoptado curvas felices, y tenido tiempo de buscar historias que contar y asuntos que denunciar. El disco abre con Woman –WOMAN!!!!-, maravilloso hit. Contiene el enorme dúo con Youssou N’Dour, Seven Seconds, pero también Golden Ring, otro dúo aunque esta vez entre Neneh Cherry y una guitarra española. Todo el disco es bueno, realmente súper bueno. No ha envejecido nada, buen momento para (re)escucharlo.

Escucha entero Man, de Neneh Cherry

 

The Flamin’ Groovies – Shake Some Action

The Flamin’ Groovies, o cómo copiar el sonido pop inglés elegante de los 60’s, justo cuando desembarcan el hard rock y el punk. Ves su trayectoria, sus discos, sus canciones, sus pintas, y no te extraña que nadie o casi –menos Fiouck, good boy- se acuerde de ellos treinta y siete años después. No tenían ninguna posibilidad, era época de cambios, la juventud pedía romperlo todo, no llevar patucos de fieltro para no rayar el parquet. Se equivocaron de década, aunque se sigue sin saber si llegaron tarde o demasiado pronto. Tarde porque sus ídolos –los cuatro sosos de Liverpool, los Yarbirds, los Beach Boys, etc- ya habían bajado el telón; o pronto, porque la moda de resucitar a los sosos –que permitirá a Blur y Oasis hacerse rico a cambio de ofrecer una dudosa idea de la música- invadirá medios, escenarios y charts quince años después.

The Flamin’ Groovies no ha dejado un gran legado, aunque en su día les sirvieron de trampolín a bandas de la talla de The Ramones y The Stranglers, que actuaron de telonero del grupo de San Francisco en 1976. Es verdad, poco se puede contar sobre ellos. Una banda lisa, con un entusiasmo por su música poco comunicativo. Escuchas sus discos y en ningún momento te crees a mitad de los 70’s.

Groovies

Y en medio de una trayectoria ni buena ni mala, en su línea, fiel a un estilo desfasado –a finales de los 60’s tocaban rock de los 50’s-, de repente, una chispa insólita e inesperada de genialidad, en plena campiña de Gales, un estudio de grabación en medio de ninguna parte, The Flamin’ Groovies reunidos al completo para lo que va a ser su cuarto álbum, a Cyril Jordan, líder de la banda, se le ocurre una canción que roza la perfección –yo digo que ES la perfección-, Shake Some Action –el disco llevará el mismo nombre-, de la que el cantante dirá mucho más tarde: “Tenía la intro, el riff principal y el estribillo. Estaban guardadas para desarrollarlas y escribir tres canciones. Una noche dije: esto suena bien si lo junto todo. ¿Por qué no lo hago?”. Cyril Jordan, cabeza fantasma de un grupo ectoplasma, acababa de resumir mejor que nadie qué c… es el rock’n’roll, el famoso sentir y soltar, años luz por delante del copiar y pegar. Shake Some Action lleva 36 años acompañándome, a cualquier parte, en cualquier momento, me conoczco la intro con la guitarra como si la hubiese escrito yo. Top 10 de Fiouck. No quiero escuchar risas tontas.

Escucha Shake Some Action, de The Flamin’ Groovies

Gossip – Standing In The Way Of Control

Operación Bikini. Ni Assange ni Snowden. Sólo mujeres, chicas, doncellas, muchachas, mozas. Menos Beth Ditto. Ella pasa olímpicamente de su silueta, su quintal rock’n’roll explosivo es su pasaporte, lo sabe y lo lleva orgullosamente. También es lesbiana –lo siento chicos- e incansable defensora de los derechos de los homosexuales. Beth Ditto es la apisonadora del rock actual, gasta más energía en sus conciertos que una central eléctrica. Se quiere mucho, tal cual –y la queremos mucho, tal cual-, ha posado desnuda en bastantes portadas de revistas de moda donde generalmente la modelo ocupa una cuarta parte de Beth. Ha lanzado su propia línea de ropa, después de rechazar un contrato con Gap y su talla 38 para anoréxicas. Ha comido ardilla de pequeña, sufre “trastorno por déficit de atención con hiperactividad”, ha sido modelo para Jean Paul Gaultier, y se la conoce como ferviente admiradora del Presidente de su país –o eso le parecía a la policía que la detuvo borracha y medio desnuda en medio de la calle en Portland gritando Obama Obama!-, en fín, Beth es Beth. Pedazo –nunca mejor dicho- de cantante, rock’n’roll en cada uno de sus kilos, curvas y michelines.

Beth Ditto nace en 1981, como Elijah Wood –que cabría entre sus tetas-. Después de trasladarse desde Arkansas –menuda idea también la de nacer allí-, a Olympia, estado de Washington –no suena mucho mejor-, monta una grupo con su amigo Brace Paine y su amiga Kathy Mendonca, llamado Gossip. Sacan un primer EP, llamado como el grupo, The Gossip. En sus primeras entrevistas –llama la atención, la verdad-, reivindica su estatus de gorda y lesbiana, cosa que al principio no sienta nada bien, en un gremio poblado mayormente por sosas delgadas heterosexuales. No se preocupa, va a su bola –bolón-, sabe que cualquiera que se le acerque para decírselo saldría volando por la ventana. Influenciada por Siouxie & The Banshees y Nirvana, Gossip produce un garage rock, donde su voz atiplada de camionera histérica hace maravillas.

Gossip

En 2001 sacan un primer álbum, That’s not what i Heard, y un segundo, Movement, en 2003. Pasan un tanto desapercibidos, cosa inexplicable cuando ves a la cantante. En 2007 forman parte de una gira llamada True Colours Tour 2007, en defensa de los derechos de los homosexuales, patrocinado por la marca Channel, promovido por Cyndi Lauper, actuando en quince ciudades de EEUU y Canada, con Rufus Wainwright, Debbie Harry, Erasure, y otros muchos artistas. Ese mismo año  se re-edita en UK el tercer disco aparecido el año anterior, Standing In The Way Of Control, con el que por fin consiguen cierta fama. El sonido garage deja paso a un sonido más rock limpio. Tanto el álbum – que entra en el UK Indie Chart- como el single del mismo nombre consiguen ser disco de oro en UK. Luego vendría la fama y el éxito con el cuarto disco, Music for Men, con el enorme Heavy Cross, que sólo en Europa venderá más de un millón de copias. Te dejo con el álbum Standing in the way of control, se rumorea que el mejor.

 

 

Escucha entero Standing In The Way Of Control, de Gossip

 

Simple Minds – Mandela Day

Nelson Mandela se nos va. Quien fue sin duda la figura del siglo XX de que todo es posible luchando, está en estado crítico según las autoridades surafricanas, y puede que haya fallecido cuando leas este post. Emblema e icono de la lucha para la dignidad de los pueblos –en especial el suyo, ninguneado durante décadas por una elite hedionda de otro color-, fue arropado y alabado desde su salida de la cárcel por una infinidad de famosos y políticos. Muchos fueron los artistas en dedicarle una canción, antes o después de su libertad. The Special AKA, Pablo Milanes, Santana, Salif Keita, Johnny Clegg, Steven Van Zandt –guitarrista de la E-Street Band de Springsteen-, y muchos más. Pero mi preferida sigue siendo la de Simple Minds, Mandela Day.

Simple Minds empieza su andadura en 1977, en Glasgow. En plena ola punk, sacan un primer single, y único, como Johnny & The Self-Abusers –para los amantes, se puede escuchar aquí. Dos años después, rebautizados ya como Simple Minds –el nombre viene de la canción de David Bowie, The Jean Genie-, editan su primer álbum, Life in a Day. Fuera el punk, bienvenidos los teclados. El álbum no arrasa, pero se hace un hueco en los charts británicos. En este vídeo se puede ver a la banda interpretando el tema Life in a Day, en el que Jim Kerr el cantante tiene un corte de pelo que asusta. El grupo sigue en esta línea durante tres años más, sacando otros cuatro discos, ni buenos ni malos, y coqueteando con el éxito. Sólo en Nueva Zelanda conocen cierta fama, será que a las ovejas les molaba la melena de Jim Kerr.

El sexto álbum marca un antes y un después en la trayectoria de Simple Minds. New Gold Dream (81/82/83/84), del 82, les permite entrar por fin en los EEUU, con singles como Promised you a Miracle y Someone Somewhere in Summertime. La voz de Jim Kerr ha cambiado, adopta un estilo mitad new romantic mitad Bono. Con su nueva notoriedad y con el mismo corte de pelo, se casa con Chryssie Hynde, cantante de The Pretenders, parece mentira. La buena racha sigue, y en 83, con el single Don’t You, escrito para la BSO de la película The Breakfast Club, Simple Minds accede por fin al estrellato. La canción, que no se encuentra en ningún álbum de estudio de la banda, fue inicialmente pensada para que fuera interpretara por Brian Ferry y luego Billy Idol, pero ambos se negaron porque no le vieron el potencial. Recayó finalmente en Simple Minds, que tampoco creyó mucho en ella al principio. Al final la película fue todo un éxito –en 1985, cuando se estrenó, me ponía mucho la pelirroja, Molly Ringwald, que por cierto acaba de publicar un disco de estándares del jazz más que digno-. Hoy si preguntas a la gente qué canción representa para ellos los 80’s, es probable que buena parte de ellos mencione a Don’t you. Justo después sacaron su séptimo álbum, Once Upon A Time, que les consagró como la banda del año, por delante de cualquier otra, gracias al otro mega hit de Simple Minds, Alive & Kicking.

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Después de haber interpretado Don’t you y Ghostdancing en el concierto Live Aid de 85, Simple Minds se involucra en cada vez más causas humanitarias e incluso políticas. Así fue como el grupo fue el primero en aceptar participar en un macro concierto en el estadio de Wembley en 1988 para los 70 años de Nelson Mandela, el Mandela Day. Stevie Wonder, Sting, Harry Belafonte, George Michael, Eurythmics, Paul Young, Brian Adams, Youssou N’Dour y decenas de artistas más cantarán en este concierto planetario. Pero si tiene que quedar una sola canción, que sea Mandela Day, que Simple Minds creó para la ocasión. Épica, hermosa, emocionante. En mi top 30.

 

 

Escucha Mandela Day, de The Simple Minds