Neneh Cherry es de mi quinta, ha cantado con The Slits –primer grupo punk 100% femenino-, con The The –una de mis bandas favoritas, la de Matt Johnson, años 80’s-, con ESG –otro grupo 100% femenino compuesto por las cuatro hermanas Scroggins, icono de la No Wave de NYC a principio de los 80’s-; ha colaborado con grupos que me encantan, como Massive Attack, Chryssie Hynde o Gorillaz. Y come sushi. Con semejante curriculum es imposible que no me guste la nena Cherry. Realmente no me gusta, me encanta.
Como Neneh Cherry, sólo ha sacado tres álbumes en toda su carrera, pero ha dejado algunas canciones para la historia. Hija de un músico de Sierra Leona y de una pintora sueca, Neneh crece envuelta en música. Su padrastro, Don Cherry, trompetista de Jazz nacido en Oklahoma y fallecido en Málaga en 1995, no sólo la crió desde muy pequeña, sino que le transmitió toda su pasión por la música, todas las músicas. Pasó sus primeros años en una comuna Hippie al sur de Estocolmo -no me imagino a hippies conviviendo con renos con cuarenta grados bajo cero-. Con ocho años se trasladan a Nueva York, desde donde se marcha seis años más tarde a Londres, a vivir la vida. Se incorpora a varias bandas punk –The Cherries, Rip Rig + Panic-, y empieza a toquetear con el rap y el hip-hop, dando sus primeras sesiones en clubs londinenses.
La primera canción que saca es Stop The War, con la banda Raw Sex, en contra de la guerra de las Malvinas. Es rap, estamos en 1982. Luego sigue una serie de colaboraciones, y es cuando conoce a quien se convertirá en su marido poco después, Cameron McVey, autor y productor de discos, conocido por sus trabajos con Massive Attack y Portishead. Neneh Cherry se involucra mucho en el sonido procedente de Bristol, y así es como a la producción de su primer álbum, Raw Like Sushi, del año 1989, contribuyen dos de los fundadores de Massive Attack y The Wild Bunch, Robert Del Naja y Andrew Wolves. El disco contiene varios hits, entre otros Buffalo Stance, seis minutos de pop rap que alcanza el #3 en UK y los US. Siguen Manchild, que arrasa igual, y Kisses on the Wind. El disco es muy bueno, muy ochentero, a veces su voz se parece mucho a la de Madonna –eso no debería decirlo, no me gusta-.
Tres años más tarde, edita su segundo trabajo, Homebrew. Más personal, menos pop, no conoce el éxito. Decide marcharse de Londres y se establece con su familia y su padre en Málaga, concretamente en el pueblo de Alhaurín El Grande. Ni en “Españoles por el Mundo” han encontrado a alguien que lo haya hecho al revés, establecerse en Hässleholme, Suecia. En 1996 vuelve a sentarse a componer. Reune de nuevo a su marido, McVey, y a otro comparsa, Johnny Dollar, uno de los productores del sonido de Bristol, para producir su tercer disco, Man. Consiguen mezclar de una forma brillante, brillante con B mayúscula de varios metros de alto, dos estilos en principio tan antagonistas como son el jazz y el hip hop. Man es un álbum de una calidad pasmosa, hecho con infinito talento. No hay prisas en este disco, Neneh Cherry ha madurado, adoptado curvas felices, y tenido tiempo de buscar historias que contar y asuntos que denunciar. El disco abre con Woman –WOMAN!!!!-, maravilloso hit. Contiene el enorme dúo con Youssou N’Dour, Seven Seconds, pero también Golden Ring, otro dúo aunque esta vez entre Neneh Cherry y una guitarra española. Todo el disco es bueno, realmente súper bueno. No ha envejecido nada, buen momento para (re)escucharlo.
Escucha entero Man, de Neneh Cherry
Pingback: Tricky – Black Steel | Un día, un disco
Hoy saca un cuarto álbum, dieciocho años después de MAN. Habrá que escucharlo….
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/03/03/actualidad/1393881885_302345.html
Pingback: Youssou N’Dour – Immigrés | Un día, un disco.
Pingback: The Pop Group – Citizen Zombie | Un día, un disco.