Youssou N’Dour tiene la voz más bonita del mundo. Si lo digo yo, vas y sueltas un “tsss, este Fiouck, cada vez peor”. Pero, ¿y si lo dice Peter Gabriel? Ojo, no el Peter Gabriel flácido de Genesis, sino el Peter Gabriel esplendoroso de la BSO de La Última Tentación de Cristo por ejemplo. Si a mi me dice Dan Simmons –no el de El Terror, sino el de la saga de Hyperion- que escribo como nadie, me desmayo. Y no descarto que se me relaje la vejiga mientras me hacen respirar sales aromáticas. Tsss, Fiouck, pórtate ¿quieres?
Así que eso dijo Peter Gabriel de su amigo Youssou N’dour. Yo también lo podía haber soltado ya que razón no le falta, pero había copyright y con la nueva ley de propiedad intelectual hay que andar con cuidado, mandisho. Pero Youssou N’dour no se inmutó. El senegalés tiene la cabeza bien amueblada, los cumplidos no le apartan del camino que se ha ido trazando en sus más de cuarenta años como músico del mundo y ciudadano de su país.
Nació en 1959, en Dakar, de padre forjador y madre griote –en Africa un(a) griote es una persona que hace de comunicador tradicional, para paliar la falta de escritura y lectura-. Desde muy pequeño siempre se le recuerda participando en las fiestas de su barrio, cantando o tocando. Con once años se integró a una compañía de teatro y poco después a las orquestas Star Band y Súper Diamono, aunque la gente se dio cuenta de su extraordinaria voz cuando cantó con ocasión del funeral de un artista local. A partir de ahí le costó menos convencer a su padre de que su futuro no estaba en la escuela, sino en un escenario. Sólo estuvo dos años más en el Instituto de las Artes de Dakar, donde se hizo con nociones de solfeo y harmonia.
Con veinte años, creó el grupo L’Etoile de Dakar con su amigo El Hadji Faye, pero la aventura no duró. El año siguiente montó él solito una nueva banda, Le Super Etoile de Dakar. Desarrolló y popularizó el estilo llamado Mbalax, con muchas percusiones, acompañado de un baile que hacía furor, el Ventilador. Rápidamente empezó a invadir las ondas y las listas de ventas de su país, que pronto se le quedó pequeño. En 1984, se marchó a Europa.
Desembarcó en París con su banda y enseguida grabaron un primer disco, Immigrés, con la mirada inicialmente puesta en los inmigrantes africanos. Pero entre que Europa llevaba tiempo abriéndose a los sonidos del continente africano y su voz que cautivaba a propios y extraños, el disco se convirtió no tanto en un éxito de ventas como en un trampolín para un artista extremadamente carismático. Durante los tres años que siguieron, participó en muchos conciertos benéficos para Nelson Mandela y Etiopia, invitado por artistas de prestigio, como Manu Dibango. En 1986 publicó su segundo álbum, Nelson Mandela, que le abrió las puertas de América del Norte, con Peter Gabriel de anfitrión.
1988 fue el año de la consagración. Participó en una gira mundial para Amnesty International, al lado de Tracy Chapman, Bruce Springsteen, Sting, o Peter Gabriel. Ya era todo una estrella planetaria. Y donde muchos se estrellaron, Youssou N’dour tuvo la gran lucidez de nunca olvidarse de su país, donde no solo organizaba conciertos con la misma infraestructura que en Europa, sino que invertía en medios y negocios, mirando de reojo hacia el gobierno local.
No todos sus discos fueron éxitos de venta, pero en 1994 cantó con Neneh Cherry el hit mundial 7 Seconds, del que se vendieron millones de ejemplares, y en 1998 compuso el himno del Mundial de Futbol, La Cour des Grands. En 1999, se le declaró artista africano del siglo, un premio honorífico que le entregó el mismísimo Stevie Wonder.
A partir de ahí se centró en la vida económica y política de su país. Creó un grupo de medios que rápidamente se convirtió en el más importante, invirtió en locales de ocio, en estudios de música, en una entidad de micro créditos dirigidos a la población no bancarizada, recaudó fondos para muchas causas y llegó a ser ministro varias veces. Quiso presentarse a las elecciones presidenciales en 2012, pero su candidatura fue rechazada por el Consejo Constitucional. Y posiblemente por su principal adversario, Wade, pero esta es otra historia. Hoy es Ministro sin cartera oficial, encargado de promover Senegal en el extranjero. Y sobre todo sigue siendo el tipo guay de sus primeros pasos como artista, con un corazón enorme.
Te dejo con las cuatro canciones que componían su primer álbum, Immigrés.
Bueníííííísimo
La Mila despachurradora de tomates?
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