The Pop Group nunca ha hecho música pop, y hacía muchísimo que había dejado de ser grupo. Treinta y cinco años exactamente, el tiempo transcurrido entre los dos últimos discos de la banda. 1980-2015. Casi nada, una broma -35 es el número atómico del bromo-. Por poco le arrebataban a Linda Perhacs su record –ella tardó 44 años antes de volver a sacar un disco- pero 35 ya son muchos años.
Archivo de la etiqueta: Bristol
Tricky – Black Steel
Tricky, el personaje con el que no te gustaría encontrarte de noche en una calle oscura. Ni con cinco sicarios colombianos a sueldo, uno en cada lado, delante y atrás. Fiouck, esto suma cuatro, dónde está el quinto? No preguntes, cuanto menos sepas, mejor. Tricky, el maestro del trip hop mid tempo desesperado, con mirada a la altura de la música gélida que lleva veinte años componiendo. Tricky, cuerpo cubierto por tatuajes de ex galeote indultado por el mismísimo alcalde de Bristol. Tricky, el niño astuto con sangre italiana, africana, irlandesa e india que no quería ser de ningún sitio y de todos a la vez, músico único y sin color, tal como reclama. Tricky, DJ aventajado, producto de una enseñanza musical de primera, legado de sus abuelos. Tricky, el patito feo de The Wild Bunch, creador respetado –¿adulado?- por toda la industria musical. Se cuenta del último en hablar mal de Tricky que le llovieron mil plagas y que desde entonces vive repudiado por su familia.
Tricky no era un santo. De joven llegó a pisar la cárcel por receptación de billetes falsos, una actividad propia de esta edad. Quién no, ¿verdad? La música le sustrajo a un futuro más bien incierto, probablemente violento, con esperanza de vida de otro siglo. Cuando no había cumplido todavía la mayoría de edad, ya estaba rapeando con el grupo The Fresh 4, en los sound systems de Bristol. Ahí es donde entabla amistad con The Wild Bunch –nombre sacado de la película obra maestra de Sam Peckinpah, mal traducido aquí, como de costumbre, por Grupo Salvaje-. En el seno de la comunidad jamaicana de la ciudad, The Wild Bunch es el referente a la hora de mezclar sonidos blancos y negros, dub, funk, reggae, soul, hip hop. Es en esta época que nace el famoso sonido de Bristol, a mediados de los 80’s, de la mano de tipos brillantes como Robert del Naja alias 3D, Grant Marshall, Andrew Vowles, Geoff Barrow –más tarde miembro fundador de Portishead-. Cuando se disuelve este colectivo, nace Massive Atttack, formación en la que Tricky aporta textos y músicas sin nunca convertirse en miembro regular. Tricky quiere ser libre, no encasillarse. En paralelo trabaja para el primer álbum de Massive Attack, Blue Lines, 1991, en el que figuran tres temas aportados por Tricky, Blue Lines, Five Man Army y Daydreaming. Ante el enorme éxito comercial de Blue Lines, Tricky se aleja un poco más, por temor a perder su identidad musical.
Sigue un periodo de amor odio con Massive Attack, con peleas seguidas de colaboraciones más o menos fructíferas en el segundo disco, Protection, 1994-, y una carrera en solitario que tarda en materializarse. Forma otro combo con un ex de la banda post-punk The Pop Group, y con la ayuda de Massive Attack, saca en 1995 por fin su primer disco, Maxinquaye –del nombre de su madre que se suicidó cuando el músico sólo tenía cuatro años-, oscuro y misterioso mix de soul, hip hop, dub, rock y electrónica, con la voz de su novia del momento, una jovencísima Martina Topley-Bird, y en alguna ocasión, de Alison Goldfrapp. Quintaesencia del sonido de Bristol, Tricky y su Maxinquaye de un lado, Massive Attack y su Protección de otro, hacen frente común contra el clasicismo y la ligereza de la brit pop. La batalla termina en empate, according to Fiouck.
En los cerca de veinte años siguientes, Tricky se gana a pulso una fama de tipo enigmático y conflictivo. No le van las lentejuelas ni los focos. Prefiere el maquillaje, que le ayuda a crear un doble para prestarse al juego de los medios, sin tocar a su sacro santa independencia. Multiplica las colaboraciones, con Bjork, el Wu-Tang Clan, Neneh Cherry, Alison Moyet, Damon Albarn, Garbage, Elvis Costello, y muchos más. Saca otros nueve álbumes, siendo el último de mayo de este año, False Idols. Algunos rozan la obra maestra, otros son para olvidar –y se olvidaron-.
En el primer álbum, Maxinquaye, figuraba la canción Black Steel, que te traigo con el zumito. Enorme tema esquizofrénico que forma parte de mi top veinte de toda la vida. Si con esto sigues en la cama dentro de 6’34», te mando a Tricky a ver qué puede hacer por ti. Y a los cinco colombianos, de paso. Hala, sube el volumen, luego zumito y a misa.
Escucha Black Steel, de Tricky
Massive Attack – Mezzanine
La ciudad de Bristol existe desde el siglo XI, en el suroeste de Inglaterra, en el rio Avon. Aunque bien podría estar ubicada a 20 años luz de aquí –dicho así parece cercano, pero un año luz no dejan de ser 9 billones y medio de kilómetros-, porque hasta 1983 no llega de Bristol ninguna noticia relevante -quitando las habituales guerras, invasiones, epidemias, hambrunas, ahorcamientos, hogueras, descuartizamientos, torturas y épocas migratorias habituales en UK hasta hace relativamente poco-. Si Teruel no existe, Bristol menos. Para que veas, esta hermanada con Segovia, con esto lo entiendes todo. Pero en 1983 cambia la cosa.
Aquel año, Bristol empieza a llamar la atención de los trasnochadores y discotequeros del reino de la momia real. DJs con gustos eclécticos empiezan a juntarse para montar sesiones en las que mezclan sonidos procedentes de muchos estilos, especialmente reggae, punk y R&B. Destaca The Wild Bunch, una de estas agrupaciones de DJ’s, también llamadas Sound System –término acunado en Jamaica en los 50’s-. En ella, participan activamente Robert Del Naja, Grant Marshall, Andrew Vowles y Tricky. Poco a poco imponen un estilo basado en hip-hop, groove y soul. Lo llaman el Bristol Sound, y como no basta, se le da un mote, el Trip-Hop, que rápidamente se hace con las pistas de Inglaterra y del resto de Europa. En 1987, deciden dar el salto y montan su propia banda, Massive Attack.
Hay ciudades que saben reinventarse; de repente el sonido de Bristol –Massive Attack, para ser sincero- se vuelve lo más. “Ah, ¿no haces trip-hop?, ¡qué paleto tio!”… “Nooo, ¿no te gusta el trip-hop? Serás de Teruel!”. Yo no sabía que era un paleto residente en Teruel hasta que saliera Massive Attack. Durante los dos primeros álbumes me quedé al margen del fenómeno. Música de bar/discoteca muy decente. Novedosa, eso sí. Nunca aburrida. Además molaban las voces de Shara Nelson (primer álbum, Blue Lines) y de Tracey Thorn (segundo álbum, Protection), cantante de Everything But The Girl. Y Tricky es Tricky. Y ser un paleto tiene su punto.
Y de repente sacan Mezzanine. Justo cuando me iba a empadronar en Teruel. El tercer álbum de la banda sale en 1998, siete años después del primero. Se ha ido Tricky, centrado en su propia carrera en solitario. Quedan los tres históricos, 3D (Del Naja), Grant Marshall y Mushroom (Andrew Vowles). Componen un disco oscuro y opresivo, ritmo lento, guitarras rock, voces graves. Samplean Isaac Hayes, Led Zeppelin, Manfred Mann –que les demandará por ello-. Escapa a la descripción la canción Teardrop, donde Elizabeth Frazier nos recuerda que fue una de las cantantes más maravillosas de los 80’s cuando lideraba The Cocteau Twins. El disco entero es una genialidad. Curiosamente estuvo en download legal desde la web del grupo mucho antes de que estuviera a la venta en tiendas –siendo el año 1998, y con el modem 56kbps de rigor, es probable que algunos fans sigan esperando hoy día a que terminara la descarga, esto sí que es gilipollez amor al arte-. Alcanzó el #1 en los charts ingleses, y en cuanto a los rankings –que me gustan, como habrás visto- la revista Q lo sitúa en el puesto 15 de los 100 mejores de todos los tiempos, mientras que Rolling Stone lo pone en el 412 de los 500. Enorme.
Escucha entero Mezzanine, de Massive Attack
NajwaJean – No Blood
Najwa Nimri tiene un padre jordano, Carlos Jean un padre haitiano. Ella tiene un nombre que significa “éxtasis”, él un Plan B para beber whisky por la cara. Ella es actriz, él no se acuerda. Ella optó a cuatro goyas, él a cinco aspirinas. Ella es magro, él es tocino. Ella canta, él (des)compone. Ella escribe, él (contra)produce. Ella rebosa talento, él tambien. Y en 1998, a ambos les abdujo una nave E.T. con matricula de Bristol y pegatina del Club Hacienda en Manchester.
Y al regresar a la tierra ese mismo año, se traen un disco OVNI de recuerdo, “No Blood”, un antes y un después en la música hecha en España. Un icono, un álbum de culto, el mejor disco de música electrónica de este país. Algún atrevido (yo por ejemplo) incluso lo considera como uno de los mejores discos jamás realizado aquí.
Trip-Hop ibérico de bellota.
Escucha No Blood de NajwaJean entero…