It’s Immaterial – Life Is Hard And Then You Die

Cuando trabajaba en radio, a finales de los 80’s, las discográficas, los sellos pequeños e incluso los auto-editados, no tenían ningún reparo en inundar los medios (sobre todo los radiofónicos claramente) con copias de los discos que iban lanzando. Se recibían muchos, a diario, y me asombraba ver la cantidad de vinilos de grupos y cantantes que no veían la luz nunca. En muchos casos porque no merecían la pena, por decir algo. Lo peor eran los auto-editados. Se gastaban una fortuna en grabarlo y luego en imprimir cientos de ejemplares, que mandaban febrilmente a las radios, con la certeza de que el éxito iba a llamar a su puerta al día siguiente. Y al día siguiente quien llamaba a puerta era el cartero que devolvía los envíos con dirección equivocada o rechazados. Pero en algunos casos, la propuesta musical era talentosa, novedosa u original, a menudo mucho mejor que los grupos que luego triunfaban. E inexplicablemente se quedaban en el cajón de los apestados: algunos terminaban como peligroso frisbee los días de aburrimiento, otros conocían un final digno, en mi casa, como a los toros que indultan.

immaterial

It’s immaterial es uno de ellos. En plenos 80’s, esta banda va a sacar dos discos que van a pasar directamente de la fábrica a casa de los locutores de radio, sin pasar por las ondas y menos por los oídos del público. El primero de ellos, Life is hard and then you die -uno de mis refranes ingleses preferidos-, sale en 1986, cinco años después de su primer single, y después de haber sido invitado cuatro veces por el mismísimo John Peel a venir interpretar sus temas en las sesiones de la BBC, verdadero pasaporte para la fama. ¿What the fuck hacían estos que tardaron tanto en sacar su álbum, como si les importaba un pepino? Claro, como no llegaron a ser conocidos, ningún periodista ha recogido sus declaraciones al respecto. John Campbell y Martin Dempsey eran dos dandy british, que se lo tomaron con mucha flema. Y eso que crearon una pequeña joya. Yo que tengo guardado religiosamente el vinilo aquí, puedo testificar de ello. Pop new wave elegante hecha con el corazón, un poco new romantic, una pizca de country barroco y psiquodelia sofisticada, guitarra española de guinda. De conocerlos sería por dos de sus canciones más “emblemáticas”, dos golosinas pop alegres, Driving away from home y Ed’s funky diner. Aunque yo tengo mi preferida, Happy Talk, aflamencada, cuyo estribillo teatral y épico me sigue provocando veintisiete años después la misma emoción.

Escucha entero Life Is Hard And Then You Die, de It’s Immaterial.

 

The Cars – The Cars

Ric Ocasek irrumpe por la vida con gafas negras. Desde que nació no se las ha quitado. Tampoco ha cogido peso, está más delgaducho el tío, con su chupa de cuero pesa menos que su guitarra. Tiene el pelo como una escoba desgastada, y luce la piel blanca de los que se levantan cuando el resto de los mortales termina de cenar. Así se forja uno una imagen de icono rock. Porque Ric Ocasek es rock’n’roll, del bueno.

A principios de los 70’s, con su amigo Benjamin Orr, Ric Ocasek monta una primera banda, Milkwood, inspirada en los discos de Crosby, Stills, Nash & Young. Quiero decir, folk pésimo. Llegan a editar un álbum que no tiene nada de éxito, faltaba más. Luego, ambos lo intentan con otro grupo, Richard and The Rabbits. Fuera. Poco después se vuelven a juntar como Cap’n Swing. Fuera. Como son los años 70’s, que las drogas son baratas y las hamburguesas también, lo vuelven a intentar, como The Cars. Bingo. Sacan un primer disco, llamado igual que el grupo, The Cars. Estamos en 1978, muchos géneros están peleando para hacerse un hueco, rock, punk, new wave, y muchas más tendencias funk y disco. Antes que decantarse por una cosa u otra, Ric Ocasek decide fusionar estilos. Al rock de finales de los 70’s que al él le gusta, con sus guitarras y su bajo, le añade sintetizadores. Y de rock, rock, The Cars pasa antes que nadie a un rock new wave que logra lo impensable: gustar a todos.

The_cars

Para Allmusic, una de las biblias musicales posiblemente menos parciales, el álbum The Cars, quedará para siempre como una obra maestra del rock auténtico. Los músicos de la banda –Ric Ocasek, Ben Orr, David Robinson, Elliot Easton, Greg Hawkes– siguen refiriéndose al disco en tono jocoso como el mejor recopilatorio de grandes éxitos que podían haber sacado. Y tan sólo hablamos del álbum de debut del grupo. De los nueve temas que componen el disco, por lo menos cuatro de ellos han entrado con merito propio en la historia del rock como clásicos indiscutibles: Just What I Needed, Good Times Roll, My Best Friend’s Girl, You’re All I’ve Got Tonight. Pero al igual que en la mayoría de los álbumes de rock consumados, las composiciones menos conocidas son igual de buenas: Don’t Cha Stop, Bye Bye Love, All Mixed Up y Moving in Stereo. Lanzado en junio de 1978, el disco vende más de un millón de copias antes de que finalice el año, sólo en los US. Alcanza el #18 en el Billboard 200, y el #4 en el ranking de los álbumes del año. Y last but not least, Rolling Stones lo clasifica como el disco #279 en su lista de los 500 álbumes más grandes de todos los tiempos.

Diez años más tarde, Ric Ocasek, uno de los pocos días que se levantaría temprano, se casa con Paulina Porizkova, modelo americano-checoslovaca. Gafas negras, piel blanca, pelo escoba, flacucho. Y van 35 años de feliz matrimonio. Hay una foto en blanco y negro, en la que se le ve con David Bowie, ambos acompañados por sus respectivas esposas, Iman para el rubio, Paulina para el moreno. Ays, por qué no hice rock’n’roll…

Let the good times roll  / Let them knock you around / Let the good times roll / Let them make you a clown….

Escucha entero el disco The Cars, de The Cars

 

Red Hot Chili Peppers – Blood Sugar Sex Magic

Red Hot Chili Peppers. A veces el talento y la perseverancia no lo son todo, muchas carreras han resultado exitosas gracias a un detalle tonto, divertido o desgraciado, el azar, o simplemente la decisión correcta en el momento adecuado. En el caso de los Pimientos Rojos Picantes, es una mezcla de todo un poco. En una de sus primeras actuaciones en directo, en un cuchitril de LA, allá por el 1983, los cuatro miembros de la banda, que todavía se llama Tony Flow and the Miraculously Majestic Masters of Mayhem, después de ver como las strippers les están robando el protagonismo, deciden, bajo los efectos del LSD, aprovechar una pausa en el show para volver al escenario en pelotas, tan sólo vistiendo un calcetín para tapar su pene. No conocen el éxito de inmediato, no, pero es cierto que durante meses el rumor de la anécdota les ayuda a repetir conciertos por todo Los Angeles, llenándose las salas mayormente de chicas -haciendo que miraban para el techo eh?-.

Luego pasan dos o tres años durante los que la banda, que se ha rebautizado Red Hot Chili Peppers después de entender que con un nombre así no iban a ninguna parte, pasa por bastantes desgracias. Salen parte de los músicos justo cuando se preparaban a grabar su primer álbum, entran otros que no encuentran su sitio ni el sonido deseado, vuelven los que habían salido, sacan discos que no satisfacen a nadie, ni al público y menos a la crítica, que carga contra estos blancos que hacen rap y funk, salen de gira desastrosa, sacan otro disco con la misma acogida mala. Lo que no se les puede quitar, es la perseverancia. Cualquier hubiera tirado la toalla –o el calcetín-, ellos no.

En 1986, por fin logran recomponer la banda de los principios y sacan un nuevo álbum, el tercero, The Uplift Mofo Party Plan. La letra de algunos temas huele a sexo, como en otros muchos discos de rock, pero corren nuevos tiempos en los US con Reagan de inquilino de la Casa Blanca. Dos años antes, la ex mujer de Al Gore –¡demócrata!-, con otras tres mujeres de políticos yanquis, crea el Parents Music Resource Center, un grupo de presión que intenta suprimir los contenidos sexualmente explícitos en la música. Se van a “cebar” con una de las canciones del disco, Party In Your Pussy, y conseguir que no solo se le cambie el nombre –Special Secret Song Inside– sino que además se le pegue, por primera vez en la historia de la música popular americana, la famosa advertencia de risa “Parental Advisory Explicit Lyrics”. Lógicamente, este hecho ayuda las ventas del disco, que llega al medio millón de copias, cuando los dos anteriores no habían superado los 25.000.

Sin embargo las desgracias no paran ahí. En 1988, durante la gira por Europa que sigue la salida del tercer álbum, crecen los problemas ligados a las drogas. Hillel Slovak, guitarrista del grupo en aquel entonces, intensifica su consumo de heroína. Logran terminar la gira pero a la vuelta, en junio, fallece de sobredosis. Su amigo y batería, Jack Irons, decide dejar el grupo en ese momento. Sin embargo, Anthony Kiedis, el cantante, y Flea, el bajista –aquel que participó en la grabación de una de las joyas presentadas en este blog, de Cheika Rimitti-, no se dan por vencidos y los sustituyen por otros dos músicos. Uno de ellos es el joven John Frusciante, guitarrista virtuoso de tan solo 18 años, que forma parte de la historia del grupo por todo lo que aportó. Sacan un cuarto disco, Mother’s Milk, que se convierte en el primer disco de oro de los Red Hot.

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Sin embargo la gloria llega con el quinto, Blood Sugar Sex Magic, editado en 1991. El sonido es nuevo, al funk/rap de siempre los músicos integran rock duro, casi heavy metal. Parte de los temas del disco nacen de sesiones de jams en las que improvisan. Así crean Give It Away, el mayor éxito de los Red Hot hasta la fecha, que nace de una línea de bajo que se inventó Flea en el estudio, al que poco a poco los demás añadirían su parte, hasta la voz de Kiedis y el famoso estribillo Give it away give it away give it away now, casi íntegramente improvisado. En el álbum también destaca Breaking the Girl, la única de la banda en treinta años de carrera. Seguirán otros cuatro discos, hasta el último de 2011, I’m With You, pero Blood Sugar Sex Magic quedará como el mejor de los Red Hot. No por nada se habrá vendido quince millones de copias de él.

 

 

Escucha entero Blood Sugar Sex Magic, de Red Hot Chili Peppers.

 

 

Françoise Hardy – Tous Les Garçons Et Les Filles

1961, Francia va bien. Bueno, va mejor. El país está prácticamente reconstruido, 16 años después de la segunda guerra mundial. Aparece una nueva economía, la del ocio. La juventud disfruta por primera vez de dinerillo, las tentaciones de pasarlo bien se multiplican: parties, cine, pinball, vespas, radios, tocadiscos, jukebox… y el pop rock que viene de Inglaterra o Estados Unidos.

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Bow Wow Wow – Aphrodisiac

En la línea de la entrada de ayer, hoy seguimos con una banda que privilegió la imagen y la estética sobre la música, y que sólo sobrevivió gracias a los escándalos urdidos por el hijo de p… malvado del rock de los 80’s, Malcolm McLaren.

A principios de los 1980, Adam Ant, el cantante de Adam and the Ants, harto de ver como su banda no despega, va a ver a Malcolm McLaren para encargarle la imagen y la marcha del grupo. Dos años antes, este último había logrado su propósito de hacerse rico a costa de The Sex Pistols, dándoles una imagen repulsiva para la sociedad de la época para generar ventas, cuando ellos sólo pretendían tocar y despertar a una juventud dormida. McLaren entiende de música como yo de reproducción de las ranas –es frenético, por lo que he podido ver-, pero se salva contratando personajillos que puedan encajar en un proyecto “musical”, que se sustenta de escándalos siempre renovados.

Total que, a Malcolm le gusta Adam & The Ants, pero no Adam Ant. Descarta a este y se queda con el resto de los músicos. En su lugar, pone a una chica prepúber –vale, tanto no, pero trece años es muy joven para entregar su destino a un tipo como este impresentable-, con la que se había topado en una lavandería. La niña se llama Anabella Lwin, de madre inglesa y padre birmano, y al grupo lo bautizan Bow Wow Wow. Firman con EMI, y a la primera se arma la gorda en esta discográfica. El primer single, C30 C60 C90 –los lectores más mayores sabrán de qué va, para los demás, 30 60 y 90 eran el minutaje de los cassettes con los que podías copiar un vinilo-, era como una invitación a ello, piratear discos –reconozcámosle el merito de haber sido el primero en fomentarlo cerca de veinte años antes de Napster-. EMI, que no da con ni una desde la firma de los cuatro sosos de Liverpool con el sello, prohíbe el single por temor a no hacer caja. La peor decisión, no hay nada más beneficioso para un grupo que te prohíban tus canciones. McLaren 12 points – EMI 0 point. El segundo single da pie al primer escándalo del grupo. Louis XIV habla de relaciones no precisamente platónica entre el Rey Sol y la joven cantante. En paralelo, sale el primer álbum, Your Cassette Pet, que sólo se edita en cassette, una decisión del Malcolm para hacerse el listillo. A pesar de la “pose”, el disco no vende un pimiento. McLaren 0 point – Sentido común 12 points. Para continuar con la imagen asexual –o muy sexual, según- de la banda, contratan a un joven George O’Dowd, pero este huye rápidamente por disconformidad artística. El George en cuestión montará poco tiempo después su propio grupo, Culture Club, y adoptará el mote de Boy George. McLaren 0 point – Olfato 12 points. Descontento con el nulo éxito del disco, destruyen un despacho entero de las oficinas de EMI, que les echa a patadas. McLaren 0 point – EMI 12 points, empate técnico. Al mismo tiempo, Adam Ant, que ha montado una nuevo grupo, arrasa en los charts, devolviendo a Bow Wow Wow a la sombra: McLaren 0 point – Pieles Rojos 12 points.

Bow

Para intentar relanzar al grupo, se decide confiar en una portada escandalosa para un segundo álbum. Inspirándose en el cuadro Le Déjeuner sur l’Herbe, de Edouard Manet, se ve a dos de los músicos sentados frente a la joven cantante, totalmente desnuda. Para los menos atentos, recuerdo que la niña todavía no llegaba a los quince años. El golpe casi perfecto, la portada se ve censurada en numerosos países; además tiene un título interminable, y esto a los periodistas que cobran por palabra, les mola. El disco permite a la banda volver momentáneamente bajo los focos, pero el amigo Malcolm se olvida que una portada no lo es todo si dentro no hay música que merezca la pena. A las ordenes del malvado, Anabella se corta el pelo dejando sólo una cresta, vuelve a posar desnuda en distintas portadas y publicaciones, pero no funciona. Tan sólo se salva el single Go Wild In The Country, pero no se les quita de encima una sensación de mucho ruido y pocas nueces. Malcolm se vuelve histérico, componen una nueva canción, I Want Candy -versión del tema de los Strangeloves, de 1965-, para la que la niña nuevamente aparece desnuda encima de una tabla de mezclas. Nuevo escándalo, aunque prácticamente sin ningún efecto en las ventas. Malcolm 0 point – Veteatomarporsaco 12 points.

Quedan para la “posteridad” dos temas, que Sofia Coppola integrará en la BSO de su película Marie-Antoinette, las dos mejores canciones de la banda. A pesar de todo, a mi me gusta mucho Aphrodisiac. Tenía su encanto.

Por cierto, al final, Malcolm McLaren 12 points – Fiouck 60 points. I am the milk. Champagne. Rock’n’roll!

 

 

Escucha Aphrodisiac, de Bow Wow Wow

Sigue Sigue Sputnik – Flaunt It

Parece que la eterna pregunta “Farsantes o Vanguardistas?” se acunó para la banda Sigue Sigue Sputnik. Veintisiete años después, sigue sin haber una respuesta clara. Aparecieron en 1986 como un meteorito loco, sin complejos, con una propuesta musical a la vez que multimedia por lo menos curiosa.

Venían del punk y del glam. Tony James, el guitarrista e inspirador de la banda, fue bajista de Generation X, el grupo de Billy Idol, aunque dio sus primeros pasos con Mick Jones y Terry Chimes (ambos futuros Clash) y Brian James (futuro The Damned) en un grupo punk llamado London SS. En 1985 todo esto está ya a años luz de los gustos del público. En UK triunfa el New Romantic –formar una cruz con los dedos índices de ambas manos, levantarla a la altura de la cara, y pronunciar en voz alta “atrás, atrás, atrás!”-, con Duran Duran y Culture Club a la cabeza del género. En US triunfa Reagan –repetir el mantra-. Tony James, que se encuentra sin grupo en esa época, decide hacerlo al revés. Se piensa un concepto, una imagen y un escenario antes de siquiera saber qué música tocar y con quién. Sobre el papel, apesta la idea. El rock es instinto, directo y tripas, no anticipación y preparación. Pero el resultado funciona. Llama a antiguos amigos, como Andrew Eldritch, de The Sister of Mercy, y Annie Lennox –aunque después de pensarlo mejor, decidió que necesitaba a un cantante-. Será un tal Martin Degville, vendedor de ropa sin experiencia como músico pero con look horripilante –prendas flashy, botas de dos plantas y pelo multicolor, por dios es esto posible?-. Completará la plantilla un tal Neal X, que había tocado con Adam Ant y Marc Almond, y dos baterías –ya puestos-. El concepto musical está a la altura de la misión que unas voces taradas parecen haberle encomendado a Tony James: “Te inspirarás en Suicide, Elvis, Bowie y The Sex Pistols para tocar el rock’n’roll electrónico del futuro, mezclándolo con montaje vídeo post-apocalíptico y violencia tipo La Naranja Mecánica de Kubrick, y vistiendo de forma ultrajante dejando a Kiss como auténticos pijos católicos bienpensantes”.

Sigue

Y a la primera la vencida. Sacan el single Love Missile F1-11 y triunfan. La canción, rock sincopado frenético, producido por Giorgio Moroder, sube al #3 de los charts británicos y de media Europa. Sigue un álbum, Flaunt It, con otros siete temas, que, hay que decirlo, no difieren mucho del hit. Cajas de ritmos, samples de música clásica, y muchos efectos sonoros. En el vinilo, los temas van separados por cuñas publicitarias; sí bien era novedoso, no fue del gusto del público –para los lectores del blog más jóvenes, en aquella época comprabas los discos, por ello la idea de encima tener que soportar publicidad irritó a más de uno-. En fin, el efecto Sigue Sigue Sputnik duró un álbum, los que vendrían después no llegaron a cuajar. Moda, mucha moda!

Pero para un domingo por la mañana, Love Missile F1-11 es lo mejor que puedes escuchar. Hala, luego zumito y a misa.

Escucha entero Flaunt It, de Sigue Sigue Sputnik

Vince Taylor – Brand New Cadillac

El Angel Negro del rock. Las prisas pudieron con él. Nacido inglés, quiso ser Gene Vincent, y Elvis Presley, y Chuck Berry, y Little Richard, todos  a la vez. Pero Inglaterra nunca fue tierra de rockabilly, ni en 1958 cuando se lanza. Y por una razón muy extraña, en lugar de marcharse hacia la tierra prometida, se instala en Francia. De 1960 a 1965, Vince Taylor and The Playboys conoce cierta gloria en el país de Françoise Hardy y los yeyés. En 1959 sacan un verdadero hit, Brand New Cadillac, que The Clash versioneará menos de 20 años más tarde en su álbum London Calling –es la segunda canción del disco-. En 1961 se hace con los servicios del batería Bobby Clark, posiblemente el mejor batería rock de la época. En una versión de Twenty Flight Rock de Eddie Cochran, hace un solo de batería de varios minutos de otro mundo para la época –la calidad del vídeo deja mucho que desear, aún así merece la pena el vistazo-. Vince Taylor se produce en sus conciertos con chupa y pantalón de cuero negro, y luce una bonita cadena alrededor del cuello. Su forma de interpretar las canciones, exagerada por un elevado consumo de drogas, es bastante salvaje, y genera muchas veces verdaderos motines en el público. Se le empieza a conocer como el angel negro del rock. Su fama de bad boy le supera rápidamente y cada vez más salas se niegan a recibirle en concierto. Poco a poco va cayendo en una depresión, y se retira de la música pronto.

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De haber hecho lo mismo en los US, Vince Taylor hubiera muerto gordo, inflado a hamburguesas, rico y adulado. Al final acabó su vida como mecánico en un pueblo de Suiza, donde falleció en 1983 de un cáncer de los huesos.

Ver un vídeo de Brand New Cadillac, por Vince Taylor, clic.

Ver una versión Live de The Clash, clic.