1961, Francia va bien. Bueno, va mejor. El país está prácticamente reconstruido, 16 años después de la segunda guerra mundial. Aparece una nueva economía, la del ocio. La juventud disfruta por primera vez de dinerillo, las tentaciones de pasarlo bien se multiplican: parties, cine, pinball, vespas, radios, tocadiscos, jukebox… y el pop rock que viene de Inglaterra o Estados Unidos.
La música es sin duda el ocio preferido, cobra tal importancia que empiezan a salir programas radiofónicos (Salut les copains) y televisivos (Age tendre et Têtes de Bois), para saciar la sed de novedades y noticias sobre las nuevas estrellas que son Paul Anka, Cliff Richard, Richard Anthony, Sylvie Vartan o Johnny Hallyday. Es en este entorno de dolce vita que irrumpe una joven y guapísima Françoise Hardy, 18 años, voz dulce y aspecto angelical, con LA canción que va a marcar la época, Tous les Garçons et les Filles.
Françoise Madeleine Hardy es una chica tímida que ha recibido una educación estricta por parte de una madre soltera. Se ”evade” escuchando las radios internacionales que emiten desde Luxemburgo para contaminar a la juventud francesa con música grotesca y bárbara, ¡rock’n’roll! Para recompensarla por unas excelentes notas en el bachillerato, le regalan una guitarra. Empieza a tocar temas que compone ella misma, música y letra. Se ha fijado como meta cienciaficcionesca editar un disco, y volver a sus estudios –La Sorbona, París-.
Un día contesta un anuncio en prensa, el sello Vogue busca nuevos talentos. Se presenta y la mandan a una escuela musical, para perfeccionar su voz y su forma de cantar. Cuando vuelve meses después, le hacen firmar un contrato. El 6 de febrero de 1962 sale por primera vez en la TV, interpreta Oh Oh Chéri, versión francesa de una canción americana rechazada por Petula Clark –la de Downtown, mega hit sesentero-. Graba un primer EP de cuatro temas, con Oh Oh Cheri, J’suis d’accord, Il est parti un jour y Tous les Garçons et les Filles. Tal como estaba acordado, las radios emiten Oh Oh Cheri, y luego J’suis d’accord. Françoise Hardy está feliz, ha cumplido con su sueño de editar un disco; vuelve a sus estudios porque no espera más del asunto.
Pero el 28 de octubre, su destino va a tomar otro rumbo. Aquella noche, toda Francia está delante del televisor –en aquella época sólo había un canal, zapear no estaba en el diccionario-, a la espera de los resultados de un importantísimo referendo sometido por De Gaulle sobre el sufragio universal. En un intermedio musical de la retransmisión, la TV emite el vídeo –en esta época se llamaban scopitone- de Tous les Garçons et les Filles.
Francia entera se vuelve histérica con la canción. Antes de que finalice el año, se habían vendido 500.000 copias de ella –cifra que habría que comparar con el número de tocadiscos disponibles en el país para entenderlo bien-. “oui mais moi, je vais seule par les rues, l’âme en peine / oui mais moi, je vais seule, car personne ne m’aime. – Si pero yo, voy sola por las calles, el alma apenada / si pero yo, voy sola, porque no soy querida”.
Veinte millones de chicos y hombres se ponen de repente a soñar con acompañarla y quererla, porque además de su bonita voz suave, es increíblemente guapa. Basta con ver esta admirable foto de ella, sacada por su amigo Jean Marie Périer, donde sólo luce el famosísimo vestido de metal de Paco Rabanne. O esta otra, donde 40 años antes del pesado de Tarantino, viste un mono de cuero amarillo chillón. Por dios, qué mujer más bella.
Ante el tremendo éxito del EP, Vogue se apresura a lanzar un álbum entero. Se crean ocho canciones más. Una de ellas la escribe uno de los músicos, cantantes y autor más simpático y cojonudo del país vecino, Jacques Dutronc, que se convertirá pocos años después en su marido –qué cabrón, Jacques :-)-. La canción se llama Le temps de l’Amour. Wow, mi preferida.
Curiosamente, Françoise Hardy no será la primera intérprete del tema, ya que un mes antes la había cantado un tal José Salcy –que sacaría después otra canción llamada Je bois trop, Bebo Demasiado, ¿tal vez para olvidar la mala suerte?-. La melodía es perfecta, la letra es sencilla y tan acertada para la época. Nuevo triunfo, Françoise Hardy abandona los estudios, empieza a salir en portada de decenas de publicaciones, y hasta hoy hemos llegado, más de cincuenta años cantando, decenas de millones de discos vendidos, cerca de 30 álbumes de estudio, diva absoluta de la chanson française, adulada y versionada por una infinidad de grupos y artistas del mundo entero. Y tan elegante. Por dios, qué clase.
“On se dit qu’à vingt ans on est les rois du monde / Et qu’éternellement il y aura dans nos yeux / Tout le ciel bleu – Uno se dice que con veinte años se es el rey del mundo / y que eternamente, cabrá en nuestros ojos, todo el cielo azul”.
Ya, y una mierda… Hala, a currar.
Escucha entero Tous les garçons et les filles, de Françoise Hardy
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