Están los tipos duros y está Ryan Gosling. Los chicos guapos y Ryan Gosling. Los hombres elegantes y Ryan Gosling. Él no es nada de eso y lo es todo a la vez. Basta con mirar a las chicas viéndole, con ese suspiro resignado propio de quien asume que no, “qué tonta estás josefina, nunca estarás desnuda a su lado, felizmente tendidos sobre una piel de tigre delante de la chimenea con una botella de Dom Perignon en la cubitera”. Es lo que trae ser Ryan Gosling, bebedor onírico de champagne, suspiros.
Drive – BSO
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