Hace mucho que a Sufjan Stevens le han encaramado en un pedestal. Todo lo que el planeta indie tiene de gurus, predicadores y bloguevangelistas le profesa cierta adoración. En estas condiciones al artista de nombre impronunciable le resulta difícil no tener un pequeño problema de ego y no perder el sentido de la realidad. En una entrevista, con ocasión de la salida de su último trabajo de estudio, The Age of Adz, reflexionando sobre su vocación de músico, declaraba: “hay tantas vocaciones más grandes… como los basureros o los carteros”. Sufjan, amigo Sufjan, nadie en su sano juicio recoge la basura ni distribuye las cartas por vocación. Lo hace por necesidad, punto. Ays, estos artistas…
Sufjan Stevens – The Age Of Adz
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