Hoy –para una vez que me anticipo y no tenga que añadir “por ayer”, clap clap clap-, es el día sin música. Po vaya.
No es que se me hayan acabado las ideas para alimentar el blog, sino que a los consumidores –como yo, aunque es cierto que no he comprado mi vinilo mensual en bastante tiempo tal como me había marcado, aunque compenso yendo a muchos conciertos-, se nos acaba la paciencia.