Siempre me ha gustado presumir de haber escuchado, de chaval, música diferente. No tengo don especial para nada, pero de joven se me daba bien descubrir grupos y músicos fuera de los decretos promulgados por la industria y los medios afines. Artistas que eran los que realmente hacían avanzar las cosas y con los que la música evolucionaba. En 1981 se publicó un álbum que tuve a bien comprar pero que, poco después, bien me robaron, bien me sustrajeron, bien me quitaron, bien me mangaron. Otra opción no veo, porque con los vinilos tengo especial cuidado.
Tainted Love – Soft Cell
6